domingo, 30 de septiembre de 2012

Avodá Zará 46 - Pasados por la espada

La tradición judía, como ya estudiamos en el tratado de Sanhedrín (56 y ss.) dictamina una ley para su pueblo y otra ley para el resto de las naciones. Mientras que los judíos deben observar 613 mandamientos (número ficcional no vinculante) los no judíos deben observar tan solo siete mandamientos. Estos siete principios podríamos decir que son los elementos necesarios e indispensables para el buen funcionamiento del orden social. Algunos de ellos son la prohibición de robar, de asesinar o el mandamiento positivo de establecer cortes de justicia. Otra de las prohibiciones es la de cometer idolatría. Por ese motivo, según explica nuestro Daf (hoja talmúdica), más allá de que si un idólatra rinde culto a una montaña esta queda permitida, el idólatra según la halajá debe ser condenado por una corte rabínica.

De ser declarado culpable debe morir por la espada, la pena de muerte de "menor graduación" de las cuatro enunciadas por los sabios rabínicos. Recordemos igualmente que aquí sólo estamos hablando en sentido teórico ya que hace más de 1900 años las penas de muerte fueron anuladas por los sabios de la Mishná (por no existir el Templo de Jerusalém y por no ser los jueces lo suficientemente capaces de juzgar). 

viernes, 28 de septiembre de 2012

Avodá Zará 45 – Las montañas y los arboles


Los sabios talmúdicos buscaban alejarse lo más posible de la idolatría y de todos sus componentes. Por dicho motivo prohibieron tener tanto contacto íntimo con los idólatras (como veíamos hace algunas semanas), como también se prohibieron todos los utensilios, objetos, alimentos y bebidas, que se utilizaron para hacer idolatría. Huelga decir que también el objeto en sí mismo que fue la fuente de idolatría también quedaba prohibido.

En nuestro Daf (hoja talmúdica) se discute en torno a los elementos de la naturaleza que de alguna manera forman parte de aquello que los paganos rinden culto. Lo que nos dice la Mishná en primera instancia es que las montañas y los montes donde los idólatras rinden cultos paganos están permitidos (no tienen que ser destruidos y un judío puede tener provecho de los mismos); mientras que lo que esta encima de aquellos montes, los altares, sus sacrificios, etc., están prohibidos y deben ser destruidos.

Destruiréis inexorablemente los lugares donde los pueblos que vais a expulsar han rendido culto a sus dioses: sobre las altas montañas, sobre las colinas y bajo todo árbol frondoso.” (Devarim 12:2) Rabi Iosi Haglili al interpretar este versículo dice que lo que se debe destruir no son las montañas y las colinas sino lo que esta “por encima de ellos”, ya que él comprendía que los antiguos paganos no alababan en sí mismo a las montañas sino que rendían culto a aquellas figuras que ponían sobre los altares arriba de las montañas.

El problema de los árboles. A diferencia de las montañas, la gran mayoría de los árboles son plantados por los seres humanos, y el Talmud nos dice que, de practicarse allí idolatría sí deben ser destruidos ya que hay sobre ellos “Tefisat iedei Adam”; ya que son objetos de la naturaleza que fueron, de alguna manera, trabajados por los seres humanos. Y el Talmud aclara que todo objeto que fue alterado o trabajado de alguna manera por el ser humano debe ser destruido si se encuentra que sobre los mismos se cometieron actos de idolatría. Las montañas no son destruidas porque no fueron “construidas” por los seres humanos pero si un árbol es plantado con el fin de ser un sitio donde se hará idolatría el mismo debe ser arrancado de raíz y destruido.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Avodá Zará 44 - Ídolos de Toilet

Por los general las Mishnaiot son concisas y simplemente enuncian una ley en particular con alguna digresión de un sabio. Muy de vez en cuando en una Mishná se nos presenta una historia; estas historias, o maises (muy populares en el mundo jasídico) vienen siempre a enseñarnos una halajá. Vayamos primero a leer esta historia simpática y luego pensemos cuál es la ley o la "moraleja" que subyace en este relato.

Peroklos ben Pelosfos, un sabio romano, le preguntó cierta vez al gran sabio Rabán Gamliel en la ciudad de Akko mientras este se estaba bañando en un baño con una escultura de una Afrodita: "¿No dice acaso en su Torá que uno debe alejarse de la idolatría?". Esta pregunta hace referencia a que Rabán Gamliel estaba muy cerca, en ese momento, de aquella estatua pagana y entonces este sabio romano no entiende por qué un gran rabino puede bañarse plácidamente con una estatua pagana a su lado. Lo primero que le responde Rabán Gamliel es que en un baño, por uno estar desnudo y ser un lugar poco decoroso, uno no debe hablar de cuestiones de Torá. 

Una vez que salieron Rabán Gamliel, ahora sí, responde a la pregunta del sabio romano. En primera instancia le contesta de una forma bastante extraña y le dice "yo no vine a su territorio sino que ella (la afrodita) vino a mi territorio". La primera respuesta es evasiva y a los sabios del Talmud les molestará de sobremanera. Rabán Gamliel se excusa diciendo que "él estaba primero", que el baño donde él solía bañarse estaba desde antes que traigan esta estatua pagana por lo cual fue ésta la que invadió su espacio físico. La segunda respuesta que le da tiene un poco más de peso y sustento. La gente no dice, argumenta Rabán Gamliel, "haremos un baño para embellecer la afrodita", sino que dicen "haremos una afrodita para embellecer el baño". De esta manera el gran sabio judío demuestra que en esa situación la afrodita no es un objeto de idolatría sino una mera escultura que adorna y embellece los baños públicos.

La última respuesta es la más desafiante e impactante de todas. Rabán Gamliel le dice a Peroklos ben Pelosfos: "Incluso si te dieran mucha plata, tu no entrarías a adorar a tus dioses desnudo, con poluciones nocturnas u orinando; esta estatua está allí justo al lado del drenaje y todo el mundo orina sobre ella y nuestra Torá nos dice que está prohibido estar cerca de "sus dioses" y estos son sólo considerados dioses cuando la gente se comporta para con ellos como si fueran dioses, pero sí nos está permitido estar junto a figuras y esculturas que la gente no se comporta para con ellos con el debido respeto." Rabán Gamliel es enfático y no deja lugar a dudas; si los paganos no tratan con deferencia y respeto a sus deidades las mismas no son consideradas objetos de idolatría. Esta afrodita está en un lugar donde la gente se pasea desnuda, con poluciones nocturnas e incluso orinan frente a ella; entonces, deduce Rabán Gamliel, esta no puede ser una Diosa, sino la gente se comportaría al rededor de ella con mayor respeto. 

El Talmud, luego de esta historia maravillosa, se detiene en un punto, al parecer para mucho de nosotros menor. Lo que le molesta al Talmud es la forma en que Rabán Gamliel pudo decirle en el baño que en ese lugar uno no debe hablar de Torá. Ya que si se lo dijo debió entonces hablar de Torá allí.

Aquí aprendemos un par de puntos interesantes para nuestro comportamiento halájico contemporáneo: En los baños no se debe hablar de Torá y se debe intentar, incluso, no pensar en cosas de Torá. No es un lugar apto para temas sagrados. Las cuestiones sagradas ni siquiera se pueden decir allí de una forma vulgar, sin embargo las cuestiones vulgares o cotidianas se pueden hablar allí incluso en hebreo, la lengua sagrada. Por último ¿cómo resolvieron los sabios esta contradicción? Diciendo que en verdad, una vez que salió del baño, Rabán Gamliel le dijo a su interlocutor que en el baño no se pueden hablar cuestiones de Torá. 

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Avodá Zará 43 - "No te harás imagen..."

No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. (Shemot-Éxodo 20:4)

El segundo de los mandamientos del decálogo es enfático: está prohibido hacer una cierta cantidad de imágenes; ¿el motivo? Para que uno no tienda en algún momento a rendirle culto a aquella figura. En la antigüedad, incluso el primitivo Israel, toda cultura religiosa tenía imágenes a las cuales les rendía culto; la Torá, en su lucha contra la idolatría, busca desterrar del pueblo de Israel toda posibilidad de que algún israelita le rinda culto a una imagen. Por este motivo diversos tipos de imágenes, como veremos en un momento, fueron prohibidas. La tradición judía insiste en alabar a un D-s inefable, a una divinidad de la cual no podemos hacer imagen, no podemos corporizar. Cuando uno hace una imagen de algo ese "algo" queda limitado a la imagen, la infinitud y eternidad del D-s de Israel no es susceptible de ser comprimido en una imagen. 

La Mishná comienza con una simple ley que luego el Talmud ejemplificará y trabajará en profundidad. Si uno encuentra, nos dice la Mishná, objetos de valor (vasijas o algún otro elemento "caro") y en la misma se encuentran imágenes de soles, lunas o dragones estos objetos deben ser destruidos y arrojados al mar; ya que se considera que estos objetos fueron usados con fines idólatras. Tanto las constelaciones, como diversos animales, especialmente los dragones, eran identificados por diversas culturas como divinidades sobre las cuales se ofrecían sacrificios  Sin embargo si uno encuentra estas figuras en un objeto sin valor, o sea un objeto sobre el cual suponemos que los paganos no rindieron culto, se puede hacer uso del mismo. 

Las imágenes: Aquí comienza una larga discusión en el Talmud sobre a qué imágenes un judío puede hacer o tener en su hogar. Si seguimos al pie de la letra el versículo previamente citado podemos decir que todo judío tiene absolutamente prohibido tener imágenes en su hogar, cualquiera sean estas. No podemos tener imágenes, ni cuadros, ni fotografías del sol, ni de un mar e incluso de un varón o mujer, ya que todas estas son imágenes que se encuentran en "los cielos y en la tierra". Rab Sheshet por ejemplo entenderá que se pueden hacer imágenes de todos los astros, excepto del sol y de la luna, y que se pueden hacer imágenes de diversos rostros excepto la de hombres (ya que era costumbre rendirle culto a los reyes que eran considerados como semi-dioses), y también todas las otras imágenes estarían permitidas salvo la de los dragones. Otros sabios serán mucho más permisivos y otros mucho más rígidos en relación a esta prohibición. 

Rabán Gamliel y las lunas. El Talmud narra una historia para ilustrar el presente problema. Se cuenta que el gran exilarca Rabán Gamliel tenía en la pared de su hogar imágenes de lunas en diferentes momentos (luna llena, cuarto menguante, luna nueva, etc.). Las utilizaba para cuando alguien venía a atestiguar que vio la luna nueva, lo que llevaría a decretar un nuevo mes, para poder señalarle y preguntarle "¿exactamente, cómo viste a la luna, así o así?". Y aquí vemos como un gran sabio sí tenía imágenes de lunas, luminaria totalmente prohibida de representar por los sabios. Entonces ¿cómo resolvemos este problema? Los amoraim (sabios del Talmud) se pasan un buen rato tratando de decir que no hay contradicción entre el postulado y esta historia. Hay algunos sabios que dicen entonces que lo que está prohibido es dibujar o representar a la luna, o a cualquier elemento del Beit Haikdash, exactamente con las mismas medidas y materiales que el original, mientras que las copias en otras medidas o con otros elementos estaría permitido. 

Claramente esta opinión está muy alejada de la literalidad y del sentido llano del versículo previamente citado. Otros sabios dicen que está prohibido que uno tenga estas imágenes en privado pero que en publico estaría permitido. Esta opinión también es muy poco justificable. Algunos atinan a decir que Rabán Gamliel no tenía lunas enteras sino que tenía pedazos de lunas por lo cual nunca hizo una figura entera. Por último, la opinión más razonable a mi criterio, es la que dice que en el caso que uno haga la imagen con el fin de estudiar, o quizás para adornar podríamos decir, estas imágenes quedan permitidas. 

Hoy en día sacarle una foto a un sol o a un ser humano no es hacer imágenes con el fin de usarlas con fines idólatras, es simplemente retratar un bello paisaje o capturar un lindo momento. En este sentido, todas estas imágenes, dibujos y fotografías quedarían permitidas. 

martes, 25 de septiembre de 2012

Avodá Zará 42 - Las imágenes rotas

La segunda Mishná de este nuevo capitulo hace referencia a qué hacer cuando uno encuentra una figura, una estatua o una imagen rota. ¿Qué debe hacer un judío si caminando por su ciudad encuentra un fragmento de lo que tal vez, en un pasado, supo ser una imagen sobre la cual los idólatras rendían culto? La primera respuesta de la Mishná es que si uno no sabe si esa figura fue usada para el culto o era simplemente un adorno, al estar rota, está permitida por lo cual se permite su uso o su re-utilización. Sin embargo, si la figura que encontramos es un pie o una mano quedan prohibidas ya que al parecer en la antigüedad los romanos también le rendían culto a ciertas figuras que consistían en alguno de estos dos miembros sobre un pedestal; por lo cual esa figura, por más rota que esté, igual podía ser usada para idolatría. 

El lineamiento que guiará el estudio de todo este capitulo es que un judío no puede tener provecho alguno sobre un elemento que fue utilizado para idolatría. En este sentido, por ejemplo, si un judío encuentra por la calle una estatua a la cual los romanos le rinden culto, le está prohibido llevarla a su hogar para que adorne su jardín. Sin embargo si encuentra pedazos de una estatua en la calle, y no sabe si esta estatua era de un rey o deidad a la cual los romanos le rendían culto o si tal vez era solo una estatua para adornar la ciudad, puede hacer uso de estos pedazos de arcilla para lo que desee ya que ante la duda (safek) en esta ocasión los sabios toman la posición más laxa. 

Cuando existe la seguridad, sin embargo, de que una estatua o imagen era usada para idolatría y esta se encuentra rota un judío tiene prohibido tener disfrute de la misma a menos que un no judío la haya anulado (betelá). Sólo un no judío, un idólatra puede anular a una imagen o a una estatua que fue usada previamente con fines idólatras. Esta anulación consiste en decretar que este objeto ya no es digno de alabar y realizar su posterior destrucción. Un judío, sin embargo, incluso destruyendo completamente una estatua que antes era idolatrada no la anula, la misma sigue estando prohibida y sus materiales no pueden ser utilizados. En este sentido, continúa la Guemará, si un judío encuentra un objeto de idolatría que está roto uno no debe apropiarse de aquel material sino que debe desgastarlo, "erosionarlo" y echarlo al viento o vertirlo en una corriente de agua. En otras palabras, hacerlo desaparecer.  

lunes, 24 de septiembre de 2012

Avodá Zará 41 - Imágenes prohibidas


Las imágenes siempre han sido un punto de conflicto y de principal interés para los sabios judíos. Los primeros principios de los Aseret HaDivrot (el decálogo - los llamados Diez Mandamientos) hablan sobre la prohibición de adorar a otros dioses y hacer figuras de estos. El D-s de Israel es un D-s que no se lo puede corporizar, no se pueden hacer imágenes de Él, ni pinturas ni esculturas. No obstante, la gran mayoría de los pueblos en la antigüedad retrataban a sus dioses a través de grandes y hermosas escutluras o, posteriormente, cuadros. El Talmud en estos folios y en los subisguientes discutirán cuáles son aquellas imágenes (tzlamim) o esctulturas (pesilim) que están prohibidas y cuáles están permitidas para estar bajo el dominio de un judío o para comerciar con ellas. 

Rabi Meir nos dice que todas las imágenes producidas por no judíos están prohibidas ya que todas son usadas para Avodá Zará, para rendirle culto a diferentes dioses representados en aquellas esculturas. Los sabios disienten con Rabi Meir al decir que sólo están prohibidas las imágenes que tienen un bastón, una paloma o una pelota en sus manos. Otro sabio, sin embargo, disiente de las dos posiciones precedentes y dice que están prohibidas todas las imágenes que tengan algo, cualquiera sea este algo, en sus manos (incluso discutirá luego el Talmud si tiene excremento en ellas).

¿Cuál es el motivo entonces de la discusión? Rabi Meir, en una posición muy estricta, como es costumbre de este sabio, considera que todas las imágenes y esctulturas de reyes que hay en las ciudades y en los campos son para usos idolátricos. A pesar de esto los sabios consideran que no todas las imágenes son usadas para hacer Avodá Zará, para rendirles culto, sino que algunas son solamente para adornar y embellecer las ciudades. Aunque sí consideran las imágenes en las cuales a los reyes se los muestran con diversos objetos en sus manos como objetos plausibles de ser utilizados para la idolatría. Por ejemplo, explica el Talmud, el bastón en su mano representa que aquel rey (representado en una imagen como un D-s) domina a la tierra, al mundo con su poder. Lo mismo simbolizan las palomas y las pelotas, ambos objetos representan a un rey que domina y controla el mundo como quien controla con sus manos a un ave o a un balón. Estas imágenes efectivamente están prohibidas por ser idólatras y cuestionar el dominio de D-s sobre el mundo. 

Con el correr de los días seguiremos estudiando algunos puntos más en relación a las imágenes y a la idolatría.

domingo, 23 de septiembre de 2012

Avodá Zará 40 - Los productos permitidos


Luego de repasar in extenso todos aquellos productos elaborados por no judíos que están prohibidos para consumo o para comerciar con ellos, la Mishná en este folio y posteriormente el Talmud, desarrollan someramente ciertos productos que siendo elaborados íntegramente por no judíos, los mismos quedan permitidos para el consumo del pueblo de Israel. Algunos de estos productos son la leche (siempre y cuando un judío vea el proceso de elaboración), la miel y las conservas que no llevan vino. 

Estamos muy cerca de temrinar este segundo capitulo del tratado de Avodá Zará pero antes de concluir me gustaría citar una historia bastante particular que aparece al final de este capitulo:

Se cuenta que cierta vez Rabi se enfermó y contrajo un gran dolor de intestinos. Al parecer el mejor remedio para estos dolores intestinales eran vinos de granada o de manzana (nunca tome ninguno de estos vinos pero seguramente en los tiempos del Talmud eran más frecuentes que en nuestros días). Por este motivo Rabi pregunta si está permitido o no consumir estos tipos de vino si son elaborados por los no judíos. Inmediatamente Rabi Ishmael le contesta que su padre se enfermó y tomó de estos vinos producidos por no judíos e inmedaitamente se curó. Rabi busca entonces y encuentra que un no judío poseía una gran cantidad de vino de manzanas con más de 70 años de antigüedad, le compra este vino y lo toma. Inmediatamente se cura y bendice a Ds diciendo: Bendito eres tu Ds que mandas a este mundo a preservadores (en alusión a este no judío que guardó por más de 70 años este tipo de vino). ¿Qué enseñanzas les deja esta historia?

Adran Alaj Ein Maamidin, concluimos así el estudio del segundo capitulo del tratado de Avodá Zará.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Avodá Zará 39 - La confianza


La confianza es una problemática central en la Kashrut. Recordemos que la gran mayoría de las comidas o bebidas elaboradas por no judíos están prohibidas por el Talmud por la poca confianza que los sabios de aquella generación le tenían a los no judíos que vivían en su entorno. El vino de los no judíos podría haber sido usado para libaciones paganas, por eso se prohibió. Los quesos quedan prohibidos por existir la sospecha, ergo la poca confianza, de que los no judíos cambien y les vendan a los judíos quesos con productos de animales prohibidos. 

Por este motivo para ciertos productos, como el vino, los sabios del Talmud exigen que si los mismos se encuentran bajo dominio o cuidado de los no judíos estos tengan dos sellos (con sus respectivos envoltorios) para que luego puedan ser consumidos por algún judío. Como no se tenía confianza en los no judíos por miedo a que envenenaran la comida o la intercambiaran con productos no aptos, los sabios decidieron marcar con sellos ciertos productos para permitir luego el consumo. Algunos productos, en los cuales los sabios dudaban menos, solo requieren un sello para autentificar su kasrhut. La leche es un ejemplo. 

Los amigos y la kashrut. Si un amigo viene a tu casa y te trae una carne o un vino, siendo que ambos productos carecen de elementos para verificar si son aptos o no, uno no debe dudar ni inspeccionarlos. Debe confiar en que su compañero no le va a "vender gato por liebre". Si me trae una carne a mi casa, no le voy a preguntar si la misma es kasher o no, voy a suponer en primera instancia que es kasher. Si bien esta era la halaja en los tiempos de Maimonides no obstante hoy la situación cambió. Muchos de nuestros amigos y compañeros judíos no observan las normas de kashrut por lo cual nunca está de más aclarar cuando uno es invitado a la casa de alguien a comer o cuando alguien trae algún producto a tu casa que uno consume sólo productos kasher.  

Los sirvientes son como los amigos. Si un amigo, al cual yo le tenìa confianza en relación al kashrut y sabía que todo producto que me traía o me vendía era apto para mi consumo personal, tiene un sirviente, o en nuestros días un empleado, el Talmud nos dice que nosotros debemos tener la misma confianza con él que con nuestro amigo. Un ejemplo práctico en nuestros días es por ejemplo las empleadas domésticas. Si yo confío en la kashrut de los dueños de la casa y su empleada me trae a mi casa cierta comida, a menos que la misma me de razones para dudar, yo debo en primera instancia siempre confiar en que la comida es apta para ser consumida. 

Los pescadores. Un dato más sobre la confianza que ilustra mi planteo. El Talmud nos presenta el caso de un pescador que trae una gran canasta con más de 100 pescados. Si tan solo uno de estos pescados muestra las señales de que es apto, o sea que tenga aletas y escamas, los sabios del Talmud dictaminan que uno debe tener la confianza para suponer que todos los otros pescados son Kasher; sin la necesidad de revisar uno por uno.

Es impresindible, en este sentido, recuperar la confianza en el otro. Sea judío o no. Si alguien nos dice que cierto producto es kasher, y no tenemos razones fundadas para dudar, entonces debemos seguir las enseñanzas de los sabios del Talmud y comer o tomar sin problema. 

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Avodá Zará 38 - Bishulei Goyim

Otro producto "prohibido" para ser consumido por judíos según esta sugyia (unidad temática) del Talmud es lo que en la Mishná se llama Hashelakot y que en la Guemará se la denomina Bishulei Goyim, las comidas cocinadas por los no judíos. Como de costumbre, la Mishná es puntual y no da lugar a muchas alternativas: toda comida calentada o cocinada por un no judío está vedada para el consumo de un judío. Sin embargo, como ya es costumbre, el Talmud es más puntilloso y lo que parece un dictamen genérico termina siendo desgranado y estudiado en profundidad en sus detalles. 

Los sabios talmúdicos determinan que no toda comida calentada o cocinada por un no judío está prohibida. 

  • La primer excepción que hacen es la comida que no cambia de forma cuando es cocinada. Las mismas están permitidas de ser comidas por un judío ya que no fueron transformadas por "la mano del hombre", un ejemplo de esto quizás es la zanahoria cuando se la calienta. La misma no se transforma por lo cual esta permitida. 
  • Siguiendo esta misma lógica los sabios determinan que cualquier comida que pueda ser comida tanto cruda (jai) como cocinada puede ser calentada por un no judío y esta queda permitida. Un ejemplo de esto son los tomates. 
  • Y extendiendo esta lógica aún más un no judío puede cocinar o calentar la comida de un judío siempre y cuando la misma este Ben Drosai, siendo la misma apta para ser comida aún sino se calienta. Un ejemplo de esto es una carne que ya está cocinada (a punto por lo menos) y que uno quiere que se cocine un poco más pero aún sin cocinarla la carne no está cruda por lo cual puede ser comida.
La otra gran categoría para permitir comer comida cocinada por un no judío es que si en algún momento de la coccción un judío interfirió en la misma. Si lo hizo, ya sea al comienzo o al final, la comida queda permitida. Una comida, según los sabios del Talmud, entonces solo está prohibida por Bishulei Goym si la misma no puede ser comida en estado "natural" y si, ni siquiera por un instante, un judío aportó algo en el proceso de cocción.

martes, 18 de septiembre de 2012

Avodá Zará 37 - Los tribunales permisivos

Hay tiempos donde la liberalidad se ve como una fragilidad; se considera al permisivo un débil. Sin embargo, la tradición de Israel ha sosteniendo una disputa milenaria entre los sabios permisivos (matirim) y los estrictos (majmirim). Y la lógica siempre fue la inversa, mientras más débil uno se sienta, mientras más inseguro uno se ve, uno termina siendo más estricto en la aplicación de la Ley. Si uno se siente seguro de sí mismo, de sus convicciones y de sus argumentos, uno puede (y debe) ser más flexible. La ley laxa, permisiva es la que incluye, la que expande las fronteras para que más personas puedan "quedarse adentro". La ley severa y rígida, por el contrario, excluye; dejando a muchos fuera de la comunidad. 

El Talmud nos cuenta en nuestro página a estudiar, la historia de Rabi Iehuda Hanasi, el gran compilador de la Mishná, que estaba yendo sobre los hombros de su ayudante, Simlai. Y en cierta ocasión Rabi Iehuda Hanasi le dice a su ayudante, Simlai: "ayer no estuviste en el Beit Midrash (casa de estudio) cuando decretamos que estaba permitido el uso del aceite producido por no judíos". Recordemos aquí que según el Talmud el profeta Daniel lo había prohibido cientos de años antes pero al parecer el pueblo no quiso-pudo sostener en su práctica diaria este dictamen por lo cual Rabi Iehuda Hanasi decide por decreto (takaná) permitir nuevamente el aceite de no judíos. Simlai, en ese instante, desafía a su maestro y le dice: "en nuestros días se hubiera permitido incluso el pan (producido por no judíos)". A lo que su maestro contesta: "si hubiéramos hecho eso nos llamarían el tribunal permisivo (Beit Dina Sharia)". 

A primera vista no se puede identificar si las palabras de Rabi Iehuda Hanasi son de dichas con miedo o con confianza y felicidad. Por un lado, podemos conjeturar que Rabi Iehuda Hanasi quería ser más permisivo de lo que sus contemporáneos podían soportar. Él hubiera querido también permitir de manera categórica el pan pero para sus colegas, los rabinos estrictos y miedosos, hubiera sido demasiado. Lo que le pasó a Rabi Iehuda Hanasi le ocurre a cientos de rabinos en nuestros días, desde ortodoxos hasta reformistas, que estando seguros y confiados en su razonamiento y posición ante un determinado tema, comprendiendo además que para ellos ese es el verdadero espíritu de la tradición judía, tienen miedo de dictaminar según su parecer por temor al qué dirán los rabinos más estrictos y conservadores. 

Quizás, nuestros sabios contemporáneos, deban aprender de Iosi ben Ioezer, uno de los sabios más antiguos de la tradición de Israel. Este sabio que dio origen a las zugot, las parejas de sabios que continuaron la tradición oral judía hasta Hilel y Shamai, es llamado por su actitud permisiva ante muchas cuestiones relacionadas con la pureza y la impureza Iosef Sharia, Iosef el permisivo. Con orgullo, aquel sabio de antaño, lleva como apodo "el permisivo". Este sabio es quien en Pirkei Avot (1:4) nos enseña que nuestras casas deben ser un lugar de reunión para los sabios y que debemos beber con deleite de sus palabras. Ser sabio no es ser estricto. Ser sabio es saber incluir, es saber permitir, siempre que se pueda, y saber decir no cuando es necesario. Ser sabio es incluir y no rechazar. Ser sabio es ser permisivo. Es saber cargar con orgullo el seudónimo de "el permisivo". Será por esto que algunos dicen que "Hamajmir hu Hajamor" (el rigido - y severo - es un burro). La sabiduría tiende hacia la permisividad mientras que la ignorancia nos torna cobardes y nos obliga a ser estrictos cuando no es necesario. 

Que este año que acaba de comenzar nos pueda encontrar a todos siendo como el tribunal de Rabi Iehuda Hanasi, permisivos sin miedo al qué dirán. Y que podamos llevar con orgullo el apodo de Iosi ben Ioezer. El apodo de "permisivos". 

domingo, 16 de septiembre de 2012

Avodá Zará 36 - El aceite y las no judías

Ya estudiamos sobre el pan y la leche, productos que en primera instancia la Mishná prohibía consumir si eran producidos por un no judío, pero luego vimos que los sabios de las generaciones siguientes permitieron su consumo en la mayoría de los casos. Un caso más interesante y desafiante aún es el caso que veremos hoy.

El aceite (shemen). El aceite producido por no judíos fue prohibido, aparentemente, por el profeta Daniel. No obstante, y desafiando una lógica bastante arraigada en la literatura rabínica, el sabio Rabi Iehuda anula esta prohibición y permite que los judíos consuman el aceite de los no judíos. Esta sigue siendo la costumbre y la ley hasta nuestros días. Los aceites, en primera instancia, no necesitan certificación rabínica para ser consumidos. No obstante al Talmud le incomoda esta situaión ya que es un concepto difundido y aceptado por los sabios judíos que un Beit Din (tribunal rabínico) no puede anular un decreto de un Beit Din anterior a menos que este sea más cuantioso en número y en sabiduría; y sin embargo Rabi Iehuda anula (500 años después) un decreto del profeta Daniel. Los sabios del Talmud no saben qué hacer para armonizar esta aparente contradicción. Prueban por un camino pero no quedan satisfechos. Prueban por otro pero tampoco les parece que es una respuesta adecuada. De una manera muy intrincada, y como decimos los argentinos, "atándolo con alambre" logran zanjar esta contradicción. Pero es evidente que si bien este principio (de no anular un decreto de un tribunal anterior) era difundido no siempre era respetado al 100%. 

Algo más sobre los tribunales y los decretos. Los sabios enseñaban: un tribunal rabínico no puede decretar algo sobre el pueblo sino en el caso de que tengan la seguridad que el pueblo va a poder aceptar el decreto. Las autoridades, antes de imponer un decreto o establecer una costumbre, deben asegurarse si el pueblo va a poder recibir y cumplir con el mandamiento. No pueden establecer cierta norma a sabiendas que el pueblo no va a poder cumplirla. Si este es el caso el decreto se convierte en una ley muerta, y es preferible que no haya ley a que la misma no se cumpla. 

Las relaciones prohibidas. Muchos podrán opinar que la misma Torá prohibe que un judío tome por esposa a una no judía (o viseversa). Se sorprenderán si decimos que esto no es así. Lo unico que prohibe la Torá, en la lectura de los sabios del Talmud, es que un judío se case con alguna no judía de los siete pueblos que habitaban la tierra de Canaan. Todas las otras mujeres les estaban permitidas a los judíos, mas los sabios las prohibieron. Y es más, las relaciones sexuales con las mujeres de estos siete pueblos sólo estaban prohibidas si tenían como finalidad desposar a la mujer pero si eran por promiscuidad (znut, una relación "casual") las mismas estaban permitidas; pero una vez más los sabios las prohibieron. ¿Aburridos los sabios, no?

Shaná Tová uMetuká uGmar Jatimá Tová!

viernes, 14 de septiembre de 2012

Avodá Zará 35 - Leche y Pan

Ya estudiamos aquellas cosas que le están prohibidas comer o tomar a un judío si son producidas por un no judío, como también que con esos productos está prohibido comerciar o tener algún tipo de beneficio (Isur Hanaá). Ahora, sin embargo, la Mishná enumerará algunos productos que están prohibidos de ser consumidos por judíos pero que sin embargo se puede comerciar con ellos. Con el correr de los días iremos enumerando los diferentes productos cada vez que vayan saliendo en la Guemará. Comencemos con los primeros dos que aparecen en nuestros folios del día.

Jalav (leche). Los sabios del Talmud se preguntan por qué la leche de los no judíos está prohibida para ser consumida por un judío. Como de costumbre, los sabios no se ponen de acuerdo. Hay algunos que dicen que es por el miedo a que los no judíos mezclen la leche de un animal puro (tahor) con la leche de un animal impuro (tamé). Otras varias opciones también se esbozan. No obstante, en la actualidad hay consenso de la mayoría de los sabios (tanto ortodoxos como conservadores) que se puede consumir, sin sospecha, la leche producida industrialmente por los controles estrictos del Estado. Esta leche se la denomina Jalav Stam. Sin embargo, siempre están los que siguen sospechando y observando minuciosidades de la ley y sólo toman Jalav Israel (leche producida, o al menos supervisada, por judíos). 

Pat (Pan). El pan es el alimento básico. Un producto que no puede faltar en los hogares, un producto económico y que llena el apetito con velocidad. Si bien los sabios de la Mishná prohibén el consumo de pan producido por no judíos los sabios del Talmud y de las generaciones subsiguientes son bastantes más laxos con la prohibición. Antes llamemos la atención a que el pan que está prohibido es aquel que es producido con alguno de los cinco cereales de la tierra de Israel (esos mismos que están prohibidos consumir en Pesaj): Trigo, Cebada, Avena, Centeno y Espelta. TACC de los celiacos más E. El Talmud cuenta que la prohibición del pan no se basa en algún producto prohibido sino que es simplmente por mishum jatnut, por el miedo a que un judío y un no judío se sienten a comer pan y finalmente se terminen casando. No obstante el Talmud cuenta la historia de un sabio que estaba caminando por un campo y ve a un panadero no judío haciendo un gran pan y dice "cuan lindo es este pan ¿qué le vieron los sabios para prohibirlo?" y Rabí inmediatamente, según el entendimiento del pueblo, con este dicho asevera que el pan producido por no judíos está permitido. Los codificadores medievales son ambibalentes en su relación con el Pat Akum (pan producido por no judíos). Hay quienes dicen que no se puede consumir bajo ningún concepto, hay otros que dicen que se puede consumir solo en el caso de que en la ciudad no haya panaderos judíos e incluso ciertos sabios (como el Ramá) permiten incluso comer pan producido por no judíos si hay panaderos judíos en la zona. 

Entonces para concluir. Si vimos que hubo un desarrollo en relación al pan y a la leche ¿por qué no se puede dar el mismo paso en relación al queso y a los vinos? Los movimientos liberales, aplaudiendo yo su decisión, ya lo hicieron. Dudo que nuestros hermanos con gran amor por el pasado remoto y poco aprecio por el presente den el mismo paso. 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Avodá Zará 34 - Quesos y Kashrut

El Talmud continúa ahora prohibiendo ciertas comidas. En su mayoría, podemos dividir que las comidas y bebidas prohibidas por los sabios se basan en dos productos primarios: la carne y el vino. Por ejemplo, en nuestros folios del día, los sabios establecen que tal como el vino de los no judíos está prohibido así también lo están las pepitas y los pellejos de la uva e incluso la salmuera, un pescado que es cocinado con vino. Por la prohibición principal de tomar y de sacar provecho de vinos utilizados para libaciones paganas los sabios prohibieron una infinidad de comidas derivados de la vid. 

En la otra categoría tenemos también los productos que son prohibidos por ser derivados, en algún sentido, de la carne. Y no hablamos de cualquier carne sino de la carne o bien de un animal taref (no kasher) o de un animal que potencialmente pudo haber sido kasher pero fue matado sin la shejita (sin las reglas rituales de la faena judía) correspondiente. A estos últimos animales se los llama nevelot. A nuestros efectos diarios, el gran problema que se deriva de esta prohibición son los quesos ya que para cuajarlos se necesita (o por lo menos hasta hace muy pocos años) el cuajo de los animales. Y los sabios del Talmud nos dicen que los quesos de los no judíos (Gvinat HaKu'm) están producidos con cuajo de animales nevelot, animales que murieron, como ya dijimos sin el ritual que los hace aptos para que los judío lo consuman. 

El debate sobre el queso siempre fue un problema. Algunas autoridades prohiben casi todo tipo de queso salvo los que están certificados con un sello de kashrut (siendo su valor infinitamente más caro que un queso sin certificación), en cambio autoridades medievales de la talla de Rabeinu Tam (nieto del gran exégeta Rashí) permitieron casi irrestrictamente el uso de cualquier queso. El problema, como podemos ver, no es que los quesos (con su base de leche) se mezclen con una porción mínima de cuajo animal ya que hasta la modernidad todos los quesos eran producidos de la misma manera. El problema reside en que este animal, según los sabios, debe ser kasher. Sin embargo una porción mínima (que representa menos de 1/60) del producto, como en este caso es el cuajo animal, podría convertirse en batel (anularse) como ocurre con la gran mayoría de las comidas. Sin embargo, arguyen algunos, como el cuajo le da consistencia y es esencial para la elaboración del queso este no puede considerarse como "anulado". Otro problema que surge son los quesos conteporáneos que son cuajados con productos vegetales. Algunos sabios permiten ese tipo de queso y otros lo prohíben si es que son producidos por no judíos ya que esto estaría atentando contra la prohibición de Gvinat HaKu'm

Uno de los grandes legisladores de ley del movimiento conservador dictaminó hace ya muchos años que casi cualquier queso de producción industrial puede ser considerado kasher. Personalmente por el presente yo sigo esta conducta halajica comiendo todo tipo de queso de producción industrial. Los argumentos del Rab. Isaac Klein para mi son harto suficientes para demostrar que los cuajos con los que se cuaja la leche ya no pueden ser considerados como "comida" por el intenso proceso químico al que son sometidos, conviritendose así en "Davar jadash - producto nuevo". Les comparto el link para que puedan ustedes seguir la lectura por su cuenta. 

martes, 11 de septiembre de 2012

Avodá Zará 33 - Envases con contenido

Los envases. Los sabios primero discuten el contenido para luego poder darles un envase. Ya estudiamos sobre los vinos, sobre el vinagre e incluso sobre la carne. Ahora es el turno de los envases, las vasijas y los recipientes que contienen estas comidas y bebidas. El debate sobre este tema es intrincado, complejo y rebuscado, más teniendo en cuenta las realidades históricas de aquellos años. Los materiales y los procesos de producción cambiaron mucho en los últimos 1600 años. No obstante el principio se mantiene. 


Un recipiente que estuvo en contacto con un producto "prohibido" no puede ser utilizado por un judío, ni tampoco este puede tener usufructo del mismo, sino hasta el momento en el cual uno pudo lavar y "purificar" satisfactoriamente dicho producto. Hay ciertas vasijas o contenedores cuyo material es muy absorbente lo cual dificulta enormemente la posibilidad de "kasherización" de dicho producto. Pongamos un ejemplo contemporáneo para entender la problemática talmúdica. Un tupper de plástico que contuvo por un tiempo jamón en su interior, puede ser utilizado por un judío? Si el plástico ya absorbió permanentemente el producto prohibido, la respuesta es no. En cambio si el tupper es susceptible de ser lavado en profundidad y se puede remover del mismo todo elemento "prohibido", puede ser reutilizado por un judío inmediatamente. Hay productos cuya kasherización es prácticamente imposible, un ejemplo de esto son los platos de madera (por su gran nivel de absorción). En la vereda opuesta, los productos de vidrio son de muy fácil kasherización porque no absorben prácticamente nada de los productos que entran en contacto con él. 



Pasemos a otro tema. Los rabinos buscaban igualar sus palabras a las palabras de la Torá. Intentaban darle autoridad a sus decretos y principios, dándole igual status que a los principios fundantes de la Torá. Y en este sentido exclaman: Kol Detakún Rabanan Keein Deoraita Takún - Todo lo que los sabios decretaron lo hicieron como si fuera decretado por la Torá. En este sentido comparan al jametz, prohibición de la Torá, al iayn nesej, prohibido por los sabios. El judaismo rabínico, uno de los tantos judaísmos que existieron en la historia, buscaba darle legitimidad a sus conductas y prácticas como si fueran palabras de Torá. 

lunes, 10 de septiembre de 2012

Avodá Zará 32 - Cuestiones prohibidas

 El Talmud continúa desgranando e interpelando a la Mishná que citamos hace unos cuantos días. El tema central es determinar cuáles son aquellos productos de los goym (no judíos) que un judío tiene prohibido tanto utilizar para su uso personal (isur) como también tener usufructo comercial del mismo (isur hanhaá). Ya hablamos de los vinos y del vinagre. Ahora la Guemará también dirá que lo mismo ocurre con las vasijas de arcilla del emperador romano Adriano como también con un tipo de piel del animal, que los sabios intuyen que por el corte del mismo fue ofrecido en sacrificio pagano (Orot Lebubin). 

Hay, sin embargo, un elemento que está prohibido comerciar con él, aunque de seguro no comer, y estos son las carnes que estaban siendo llevadas para ofrecer en sacrificio a un templo pagano. En primera instancia uno se podría sorprender con esta salvedad que nos presenta la Mishná. Sin embargo los sabios del Talmud son precisos al indicar que esta halajá puede ser de muchos sabios pero nunca de Rabi Eleazar ya que el sostenía que de entrada (stam) todo lo que hace un goy es por Avodá Zará, con fines idolátricos. Tanto la producción del vino como la faena de los animales; por lo que si él hubiera escrito esta Mishná  seguro también prohibiría que los judíos comercien con una carne que está entrando a un templo idólatra. Sin embargo, la gran mayoría de los sabios entienden que no debemos sospechar que de entrada toda faena de los no judíos será para realizar idolatría; ergo si el animal no fue ofrecido como un sacrificio su carne puede ser comprada y vendida por judíos. 

¿Gemará Gemor, Zemorta Tehe? En los tiempos de la vida del gran Rabi Shimón ben Gamliel siempre que había disputa en materia de halajá la misma era, indefectiblemente, fijada según su opinión. Tanto por sus conocimientos como por su estatus dentro de la configuración política del pueblo judío. En nuestra Guemará sucede algo interesante. Se nos dice que hay una halajá que es fijada según su opinión, sin embargo, opina un anónimo en nuestro texto, los sabios discutieron con él. Y en este momento otro anónimo, del texto talmúdico, nos dice ¿Y qué cambia si los sabios discutieron o no con él ya que siempre la halajá queda según su opinión? Y aquí sale el gran maestro Abaiei y nos dice: "¿Gemará Gemor, Zemorta Tehe? ¿El estudio de la tradición, debe ser tan solo como cantar una canción?". Y  Rashí aclara: "¿el estudio de la Torá debe ser para nosotros como cuando cantamos una canción que no le damos mucha importancia en su significado y que no discutimos en profundidad la letra?" Lo que tanto Abaiei como Rashí quieren decirnos es que el estudio de la Torá es radicalmente diferente a otras experiencias de nuestras vidas. Que más allá de que la halajá quede siempre como Rabi Shimón ben Gamliel debemos, en toda oportunidad, discutir su lógica y su razonamiento ya que el estudio de la Torá implica una profundidad de dedicación y de disciplina diferente a, por ejemplo, la lectura de un diario. No debemos dejar que nuestro estudio de Torá se convierta en una mera canción que uno escucha por la radio mientras uno maneja, debemos siempre prestarle una profunda atención a los textos clásicos, y consagrados, de nuestra cultura. 

sábado, 8 de septiembre de 2012

Avodá Zará 31 - Vinos II

Continuamos estudiando sobre los vinos, sus prohibiciones y sus particularidades (si no leíste el último post léelo ahora para entender mejor este tópico).  Comencemos nuestro comentario con lo que nos comenta Rabi Iehuda ben Beteira quien afirma que hay 3 tipos de vinos:

  1. Iaiyn Nesej: El vino que fue usado para libaciones paganas. Está prohibido tanto para tomar del mismo (Isur Shtia) como para tener provecho comerial con el mismo (Isur Hanahá).
  2. Stam Ieiynaim: El vino que está en manos de no judío pero que no fue usado para libaciones paganas. Rigen las mismas prohibiciones de Isur Shtia y de Isur Hanahá.
  3. Hamakpid Ieiyno Eztel Goi: El vino de un judío que le es entregado a un no judío para que lo cuide. En primera instancia tendría el Isur Shtia pero no así el Isur Hanahá, aunque en el caso que uno le de el vino cerrado y con dos sellos (uno dentro del otro), se podría también tomar del mismo.
Según los sabios talmúdicos estas son las tres categorías de vinos que son prohibidos, en cierta manera, por su contacto con el mundo no judío (principalmente pagano). Del Iaiyn Nesej se derivan las prohibiciones de los otros dos tipos de vino, la pregunta es, como nos venimos haciendo desde que comenzamos el estudio ¿Qué pasa cuando esta sospecha desaparece? ¿Qué ocurre cuando ya sabemos que el 99% de los vinos industriales, producidos en grandes fabricas y con un cuidadoso proceso de elaboración, no son usados por los no judíos, en nuestros días, para hacer libaciones? Sin duda, venimos afirmando, que si los tiempos cambian y la realidad del mundo se transforma, la halajá también debe acompañar a estos cambios.

Si en el presente los vinos no son usados para libaciones, y no sospechamos que los no judíos puedan contaminarlos para matar a los judíos y tampoco estos vinos tienen un producto prohibido ¿Por qué no podríamos tomar los vinos producidos por gentiles? Tanto las sospechas de Mishum Gilui como Mishum Nisuj (ver el post anterior) ya no rigen, entonces ¿Por qué solo debiéramos seguir tomando vinos certificados (kasher)?

Rabi Itzjak agrega otro reparo y, un punto a tener en cuenta, otra consideración posible para solo tomar vinos kasher. Dice que también esta el tema de "Mishum Jatnut", la sospecha de que si un judío comienza a tomar cualquier bebida alcohólica con un no judío estos pueden llegar a enamorarse y a casarse. Y para que esto no suceda los sabios también prohibieron que se consuma cualquier tipo de alcohol producido por un no judío. Esta consideración también es problemática para nuestros días ya que si seguimos su lógica cualquier comida producida por un no judío debe estar prohibida para que nunca entremos en contacto con ellos, ya que podríamos llegar a enamorarnos y casarnos. En este sentido la única respuesta sería volver a levantar las paredes del Guetho y no tener contacto alguno con el no judío. Y sin embargo si seguimos fielmente esta consideración tampoco serviría que uno se lleve a su facultad un vino kasher y comida kasher si se va a sentar en la misma mesa del bar a conversar con una chica o un chico no judío. Allí la sospecha de "mishum jatnut" se mantiene sin necesidad de que uno coma o beba la comida del no judío. Entonces pregunto una vez más, si no queremos volver al Guetho ¿Cuál es el sentido de seguir sosteniendo esta sospecha de "mishum jatnut" para prohibir los vinos o las bebidas alcohólicas producidas o tocadas por no judíos? 

viernes, 7 de septiembre de 2012

Avodá Zará 30 - Vinos I

Hoy comienza en nuestro estudio del tratado de Avodá Zará un tema más que interesante, y por demás problemático. La pregunta que despierta nuestra Mishná es: cuáles son aquellos productos, comestibles en su gran mayoría, que se convierten en prohibidos (asurim) si son producidos por no judíos o incluso si estuvieron en su posesión. Y más allá, especifican nuestros sabios, de que estos productos estén asurim para  comer o beber también recaen sobre ellos la prohibición de Isur Hanahá, la prohibición de sacar provecho alguno de aquellas bebidas o alimentos. Los sabios aquí hablan de que algunos de estos productos prohibidos, en todo sentido, son: el vino, el vinagre, ciertos quesos, ciertas carnes y otras tantas cosas, mas las veremos con detalle a lo largo de los próximos posts. 

El primero de los productos que abordaremos será el del vino. Bebida central para la tradición judía. El salmista (104:15) exalta su grandeza diciendo: "el vino que alegra el corazón del hombre". El vino para la tradición judía es sinónimo de felicidad, de vida, de goce y de celebración. Es la bebida ritual por antonomasia. Desde un Brit Milá (ceremonia de circuncisión), hasta un casamiento pasando por una cena festiva, en toda ocasión alzamos una copa de vino para celebrar y alegrar nuestros corazones. No obstante en otras culturas el vino también es sinónimo de celebraión y en la antiguedad, la forma era a través de las libaciones. Los pueblos idólatras usaban el vino para hacer libaciones y ofrecer esta bebida a sus dioses.

Es por este motivo, principalmente, que se prohibieron todos los vinos que no fueran producidos íntegramente por judíos. El término que utiliza la guemará es: Mishum Nisuj. Era la sospecha de que cualquier vino producido por un no judío pudo haber sido usado, en algún momento de la cadena, para hacer una libación a alguno de los dioses paganos, y en este sentido el vino quedaba prohibido para el judío. Otro de los motivos para prohibir un vino era por "mishum gilui", un vino que uno lo encuentra sin estar sellado y cubierto. Existía la sospecha de los sabios que un vino, en un barril destapado, podría haber estado en contacto con una serpiente y este reptil le podría haber pasado impureza; y como es evidente si el vino estaba impuro el judío que tomase de ese vino también quedaría impuro. Estos son dos de los motivos para prohibir ciertos vinos. 

Dos tipos de vino: El Talmud nos hablará a lo largo de estos días de varios tipos de vino. Uno de ellos, enunciado en nuestra página, es el Iain Mevushal (el vino hervido). Los sabios advirtieron que estos vinos que fueron hervidos no son usados por los idólatras para hacer libaciones por lo cual los mismos no le están prohibidos a un judío si estuvo en contacto o producido por un no judío ya que la sospecha de Mishum Nisuj cae. Otro tipo de vino que nos narra el Talmud es el Iain Mazug (el vino rebajado). En la antiguedad era común rebajar los vinos con agua, por lo fuerte que era el producto original, y la proporción entonces era dos en uno, cada dos medidas de agua una medida de vino.Y los sabios consideraron aquí que si se trata de un Iain Mazug la sospecha de Mishum Gilui cae, ya que las serpientes, según los sabios, no se acercan a un vino rebajado, por lo cual el mismo no queda impurificado por estar destapado.

Para lectura complementaria les dejo una responsa del rabino Elliot Dorff sobre la utilización de todos los vinos (considerando las circunstancias históricas y sociales de la actualidad) : http://www.rabbinicalassembly.org/sites/default/files/public/halakhah/teshuvot/19861990/dorff_wines.pdf

martes, 4 de septiembre de 2012

Avodá Zará 29 - Los peluqueros asesinos

Si había un momento de riesgo para el judío talmúdico en su contacto con el mundo no judío, era el ir a una peluquería. Si continuamos la lógica presente en este tratado, de que la gran mayoría del mundo no judío es idólatra y que ser idólatra es, en parte, ser carente de valores morales y ser propenso al asesinato y a las violaciones, las peluquerías representaban un lugar de alto riesgo. En este sentido Rabi Meir comenta que un judío tiene prohibido ir con un peluquero no judío ya que este puede matarlo muy fácilmente. Si antes los sabios habían prohibido que un judío entre en una habitación con un idólatra por miedo a que éste lo mate cuánto más se debe prohibir a un judío ir con un peluquero que tiene una navaja en la mano y que la pasa por el cuello para rasurar. De cortar unos pelos cercanos a la yugular a degollar hay, sin exagerar, apenas unos milímetros.  

Los sabios son de la opinión, sin embargo, que uno eventualmente puede ir con un peluquero no judío siempre y cuando éste le corte el cabello y/o la barba en un lugar público, a la vista de todos. Ya que si el corte de pelo se da ante la presencia de muchos es de suponer que el peluquero idólatra no matará al judío allí sentado (ya que no quiere ser juzgado por asesinato! pueden ser poco morales, según el Talmud, pero en lo absoluto tontos). 

Huelga decir que hoy, las autoridades judías permiten que un judío se corte el pelo con un no judío ya que las suposiciones y las situaciones se han modificado. Y como decimos siempre, si el contexto se modifica y las suposiciones sobre el otro caen, también las halajot correspondientes deben modificarse. Tengamos en cuenta este punto cuando desde el próximo post comencemos a ver qué comidas si y qué comidas no un judío puede aceptar de un no judío. 

domingo, 2 de septiembre de 2012

Avodá Zará 28 - Los rabinos también...


En el ultimo post habíamos dicho que los sabios comprenden que la vida está primero, que uno puede "mejalel et hashabat- violar las leyes de shabat" si es para salvar una vida. En el día de hoy los sabios serán más meticulosos y establecerán algunos criterios para establecer cuáles son las enfermedades o heridas que uno efectivamente debiera transgredir las normas de Shabat y por cuáles uno no debiera hacerlo. El principal argumento de los sabios, que guiará todas las discusiones y pormenores, es si la herida o la enfermedad presentan signos de "sakaná-peligro". Si hay peligro uno debe violar el Shabat, sino uno debe esperar hasta que termine para ir por la medicina o para curar la herida. No es lo mismo en este sentido una persona que se está desangrando que alguien que tiene fiebre. Por el primero uno debe, sin dudarlo, violar el shabat para evitar que muera desangrado mas el segundo podría, eventualmente, esperar hasta que termine Shabat para tomar un medicamento que le baje la temperatura corporal. No obstante lo previamente mencionado, considero que el avance de la medicina y la actitud contemporánea de los expertos en materia de salud considerarían que frente a casi cualquier caso, aunque aparentemente no tenga ningún peligro de muerte o daño permanente, uno debiera violar el Shabat por las consecuencias no previstas que pueden tener o bien una pequeña herida (imaginemos una eventual infección) o bien una fiebre intensa, para poner algunos ejemplos.

Los rabinos también se enferman. Para la tradición judía los rabinos son tan humanos como cualquier hijo de vecino. No son los superhombres nietzscheanos. Se enojan, se irritan, insultan, agreden, provocan, lloran, sufren y hasta a veces, se enferman. Sí, se enferman como cualquier hombre. Nuestra Guemará  narra las historias de varios rabinos, como Rab Abahu, Rab Iaakov o Rabi Iojanán que se enferman. Y luego hay largas descripciones de los remedios que les administraban para curar sus enfermedades o infecciones. Y aquí hay dos puntos interesantes para remarcar. Por más que hoy los sectores ultraortodoxos se estén reproduciendo y aumentando cuantiosamente dudo seriamente que por más reaccionarios y fundamentalistas que sean, sigan utilizando las sugerencias medicas de los sabios talmúdicos. No imagino a un jaredí comiendo 100 granos de pimientos y varios litros de vino para curar un dolor estomacal. 

Los rabinos también se equivocan. El otro punto a remarcar es la poco feliz actitud de Rabi Iojanán. En los folios anteriores se habló mucho de la poca ética que tenían los idólatras que vivían en los alrededores del pueblo judío, sin embargo hoy es Rabi Iojanán quien da cuenta de una actitud de un hombre poco fiable, poco ético. Se cuenta que cuando Rabi Iojanán cayó enfermo fue a visitar a una Matronita, una mujer de gran renombre, una médica (y aquí otro dato a resaltar, había mujeres medicas, no judías, y los sabios depositaban su vida y su salud en sus manos!!!) y ella, dos días antes de Shabat le da un remedio para curar su dolor de dientes. Sin embargo Rabi Iojanán le dice que en el día de Shabat el no podrá ir a visitarla, porque no puede caminar esa gran distancia en el día de descanso. Por este motivo le pide que le revele el "secreto" de su medicamento. La medica le dice que le dará la receta secreta sin problema, bajo la condición de que el jure por Ds de que no revelará su secreto. Así procede Rabi Iojanan. Él jura y ella le da la receta secreta del medicamento para curar el dolor de dientes. En su predica de Shabat, sigue narrando el Talmud, Rabi Iojanán quebranta su promesa y cuenta en público la fórmula del remedio. El Talmud luego trata de hacerlo quedar bien a Rabi Iojanan pero no lo logra. Los rabinos aparte de enfermarse, muchas veces mienten, rompen sus promesas e incumplen con su palabra. Los rabinos, como todos nosotros, también son seres humanos que se equivocan.