sábado, 31 de agosto de 2013

Sotá 10 - Halbanat Panim

נוח לו לאדם שיפיל עצמו לתוך כבשן האש ואל ילבין פני חבירו ברבים. מנלן? מתמר.

Es preferible para el hombre que se tire a sí mismo en un horno de fuego  a que avergüence a sus compañeros en público.

El Talmud con esta frase impactante y movilizante nos enseña el valor que tiene el respeto y la integridad del otro. Nos está prohibido avergonzar a los demás en público. Uno, por ejemplo, no puede hacerle una pregunta a otro en público si sabe que la otra persona desconoce la respuesta. Eso es humillarlo. Uno no debe mostrar y hablar sobre los errores o las transgresiones de otro en público. El término en hebreo para esta prohibición es “Halbanat Panim”, que literalmente significa “emblanquecer el rostro”. Lo que en español diríamos “hacerlo poner colorado”.

Los sabios aprenden esta valiosa enseñanza de la historia de Iehuda y Tamar (Bereshit cap. 38). Allí, nos cuenta el Talmud, Tamar estaba dispuesta a ser arrojada al fuego con tal de no avergonzar a Iehuda, al menos que esté, como finalmente hizo, reconociera que él se había acostado con ella. Los Tosafistas (sabios del siglo XII) comentan al respecto y dicen en relación a la severidad de está transgresión: “todos los que caen al infierno, finalmente ascienden, salvo por tres transgresiones y una de ellas es Halbanat Panim”. Los sabios son sumamente estrictos con está cuestión ya que a diferencia de muchas transgresiones la gente no le da mucha importancia a avergonzar a sus compañeros. Si alguien roba o lastima a otro, sabe luego que debe arrepentirse y cambiar su actitud. En cambio, como avergonzar al otro es más común y está socialmente –y lamentablemente- aceptado los sabios son muy enfaticos al respecto para que la gente reconozca su error y pueda arrepentirse y pedir perdón por su transgresión.

En la literatura hálajica medieval hay una discusión por si esta expresión es una ley o si más bien es lo que se denomina Midat Jasidut (una cualidad piadosa). El Rashbatz (Simeon ben Zemah Duran 1361–1444) sostiene que es una ley y que si alguno está por hacer Halbanat Panim debe matarse. Sin embargo, y para evitar suicidios de ciertos fánaticos en nuestros días, es el Meiri (Menachem Meiri (1249 – 1310) quien nos enseña que está enseñanza no es una halajá (“tírate en un horno de fuego”) sino que es expresada como una actitud que todo ser piadoso debe cumplir (“es preferible para el hombre”). Más allá de estás disquisiciones medievales el principio se mantiene: el otro, como nosotros mismos, fuimos creados a imagen de Dios por tanto debemos cuidarla y respetarla.

jueves, 29 de agosto de 2013

Sotá 9 - Midá Kenegued Midá

En el último post planteamos el principio talmúdico de Midá Kenegued Midá, algo así como "medida por medida". Todo lo que uno hace, vuelve. El Talmud lo presenta en este caso para ilustrar como los castigos que le son impuestos a una supuesta mujer adultera tienen relación directa con su forma "poco correcta" de actuar. 

En nuestro Daf el Talmud sigue con diversas hagadot describiendo este principio. El primer caso que nos trae es el de Shimshon. Tal como él comenzó sus transgresiones por los ojos, al enamorarse de una mujer filistea, finalmente él es castigado y los filisteos le arrancan los ojos. Nunca mejor dicho: ojo por ojo. Shimshon, por otro lado, comenzó sus transgresiones en Gaza, por ese motivo, el es castigado y golpeado luego en esa misma ciudad. 

El Talmud, con un hálito esperanzador, nos dice que este principio también se aplica para cosas buenas. Miriam, la hermana de Moshé, lo esperó a él a la orillas del nilo durante una hora hasta que llegue a la casa del faraón. Por ese acto de bondad el pueblo judío la esperó a ella durante siete días hasta que se recuperase de una infección antes de continuar el viaje. 

Todo lo que haces, de alguna manera y en cierto momento, vuelve. Midá Kenegued Midá. 

miércoles, 28 de agosto de 2013

Sotá 8 - Cada mitzvá a su tiempo

No debemos hacer del cumplimiento de los preceptos una fabrica de chorizos. Vayamos por un momento a la Guemará para que veamos a que me refiero. El Talmud nos afirma que no podemos hacer abrevar a dos mujeres al mismo tiempo las aguas de las mujeres Sotá, tampoco podemos purificar al mismo tiempo a dos "leprosos". Es decir: no podemos realizar más de una mitzvá al mismo tiempo. ¿Por qué? se preguntarán: para no hacer de las mitzvot jabilot, jabilot (de los preceptos paquetes, paquetes). Rashí al comentar este pasaje nos dice que este principio se basa en la idea que si cumplimos dos mandamientos al mismo tiempo y nos apuramos en terminar uno para comenzar el otro, estaríamos comprendiendo a los mandamientos como una carga la cual nos queremos sacar de encima. Cada mitzvá debe ser cumplida a su tiempo y con la intención y respeto que la misma se merece. No podemos apresurarnos en el cumplimiento de las mitzvot, no podemos hacer 2x1, cada una tiene un tiempo que debemos respetar. Cada mandamiento debe ser cumplido con la atención que se merece. Quizás este principio nos deba hacer reflexionar sobre la practica de muchas comunidades de realizar 2 o 3 bnei mitzvá el mismo Shabbat. Ni los chicos, ni sus familias, reciben toda la atención que quizás deban recibir. Cada mitzvá a su tiempo y cada niño su Bar/Bat Mitzvá por separado ¿Qué les parece?

"De la forma que una persona juzga, de esa misma forma uno es juzgado" así nos enseña la Mishná. Existe algo así como el Karma. De la forma que nosotros actuamos, de la misma forma somos "premiados o castigados". Los sabios lo aprenden esto de la mujer Sotá. Por ejemplo dicen: tal como ella se adornó para la promiscuidad, así Dios la hará repulsiva [esto se debe que antes de que tome de las aguas de la Sotá los sacerdotes le debían sacar todas sus joyas y ponerle ropa fea, entre otras cosas]. Tal como ella se "abrió" para la transgresión, así el Eterno en publico la juzgará [esto se debe a que era obligación que las mujeres que estaban en el Templo en aquel momento se acercasen a ver como la hacían pasar vergüenza a está mujer que estaba siendo juzgada]. Más allá de estos ejemplos un poco aterradores el principio básico es poderoso e interesante: todo lo que va vuelve. Si uno juzga para mal, los demás lo juzgarán para mal. Si uno juzga para bien, así uno será juzgado. El Karma judío. 

Una teología compleja. Rab Iosef nos enseña que más allá de que hoy en día las penas capitales hayan sido anuladas, luego de la destrucción del Templo de Jerusalém, las mismas siguen siendo aplicadas por Dios. En otras palabras: más allá de que hoy no se pueda aplicar las leyes de la Sotá, si una mujer fue adultera Dios la castigará como debe. Y los sabios lo explican con morboso detalle. Si uno debía morir por una transgresión que le correspondía la pena de Skila (apedreamiento), uno hoy cae de un techo. Si era por Sreifa (consumido por el fuego), hoy uno moriría en un incendio. A Hariga (por espada), el castigo en nuestros días es que los ladrones lo asalten. Por último Jenek (ahorcamiento), uno moriría ahogado en un río. Está no es una teología que me hace sentir cómodo pero como dicen los sabios: es Torá y debemos estudiarla. 

martes, 27 de agosto de 2013

Sotá 7 - Los pasos

Nuestra Guemará nos cuenta los pasos y las reglas al por menor de cómo hacer para que la mujer beba de las aguas de la Sotá. 

El hombre debe ir al Beit Din (tribunal rabínico) de su ciudad y decir: "A mi mujer le advertí sobre que hable con cierto hombre y luego ella se recluyó con el mismo. Ella dice que es inocente pero yo quiero que beba de las aguas para asegurarme". Si sus palabras son aceptadas por el tribunal se le asignan dos Talmidei Jajamim (sabios) para que los acompañen a ambos hacia el Beit Hamikdash. Dos sabios los acompañan porque ellos son considerados como Kasher, hombres que no se acostarían con cualquier mujer, y que también impedirían que el marido se acueste con su mujer antes de que está beba de las aguas. 

Cuando llegan al Templo de Jerusalém, exactamente al Shaar Nikanor, donde en la antigüedad las mujeres tomaban de las aguas de la Sotá, las madres eran purificadas luego de parir y se purificaba a los que tenían Tzaarat, se la separaba del marido y se la interrogaba. Los jueces la intentaban calmar y la inducían a que acepte su culpabilidad antes de que tome de las aguas (ya que en las aguas había un pergamino con el nombre de Dios y los sabios querían evitar que el mismo sea borrado). Le decían que muchas veces el vino, la juventud, las charlas y los malos vecinos la podían hacer transgredir. Le decían todo esto para que se sienta menos culpable. Si ella decía en aquel momento: "no tomaré de las aguas"; su marido la divorciaba inmediatamente sin pagarle su Ketubá. Si ella aún decía que era inocente se la llevaba, ahora así al Shaar Nikanor, y se le daba de tomar el agua. Los sacerdotes invitaban a cualquier persona que quisiera ver el "espectáculo" para que se acerque y lo viese. 

Como existían los sabios que querían evitar que la mujer tome de las aguas de la Sotá, (para que el nombre de Dios no sea borrado) había otros que querían incentivarla a que lo haga. Y con amor le decían que si ella estaba segura de su inocencia que tome de las aguas ya que la misma se asemeja a una pastilla seca que se pone sobre una herida abierta. Si hay una herida pues la pastilla lo cura; si no hay una herida entonces la pastilla no produce ningún efecto. En otras palabras: las aguas de la Sotá sólo tendrán efecto si la mujer verdaderamente fue adultera. 

lunes, 26 de agosto de 2013

Sotá 6 - Aguas vs Testigos

La Mishná nos cuenta que hay diversas mujeres a quienes les está prohibido comer de la Trumá (comidas consagradas) si su esposo es un Cohen. La característica en común en todas ellas es que sospechamos de un adulterio. Una mujer casada con un Cohen que se presupone se acostó con otro hombre ya no forma más parte de la familia del sacerdocio, por dicho motivo no puede comer de las ofrendas consagradas. Algunos ejemplos que nos da la Mishná son: la mujer que directamente y con honestidad le dice al marido "yo estoy impura para ti" (es decir: me acosté con otro hombre). Otro caso es la mujer que dos testigos la vieron encerrarse en un cuarto con un hombre. La mujer que dice "yo no tomaré de las aguas de la Sotá" tampoco puede comer de la Trumá

La diferencia entre los testigos y las aguas. La Torá, de forma milagrosa, nos presenta las "aguas de la Sotá"; aquellas aguas que si la mujer las bebía y efectivamente se había costado con otro hombre su cuerpo se hinchaba, etc. Rab Amram sin embargo nos dice que sólo depositamos nuestra confianza en estas aguas mágicas cuando no contamos con testigos que nos puedan confirmar o refutar lo ocurrido. Por este motivo si la mujer toma las aguas y éstas no tienen ningún efecto; es decir, nada le pasa a la mujer, si luego vienen dos testigos a decir que la encontraron con un hombre, está mujer queda divorciada y no puede cobrar su Ketubá (contrato matrimonial). Al parecer en la época del Talmud lo racional (la presencia de testigos) le ganó a lo mágico (las aguas de la Sotá). 

domingo, 25 de agosto de 2013

Sotá 5 - Gasut Ruaj

כל אדם שיש בו גסות הרוח - אמר הקב"ה: אין אני והוא יכולין לדור בעולם

Sobre toda persona que tenga soberbia dijo el Santo bendito Sea: “Yo y él no podemos vivir en el mismo mundo”.

Los rabinos buscan perfeccionar las cualidades morales de los seres humanos. En este contexto nos enseñan que una de las cualidades que más aborrece Dios es lo que en hebreo se denomina Gasut Ruaj; ser una persona vulgar, soberbia y altiva. Los sabios son tan enfáticos al respecto que ponen en palabras de Dios aquella frase que dice que el Eterno no puede coexistir ni convivir con una persona altiva. Rabi Shimon bar Iojai haciendo énfasis en la prohibición de elevar nuestro corazón por sobre el de nuestros hermanos dice que quién es soberbio es como quién hace idolatría.

De un versículo del libro del profeta Irmiahu (13:15) los rabinos aprenden sobre la advertencia de Dios frente al orgullo desmedido: Escuchad y oíd; no os envanezcáis”. Debemos escuchar y oír la palabra de Dios que nos llama a ser humildes [Shafal Ruaj] y no a envanecernos, comportarnos de forma orgullosa frente a los demás, tratándolos de un modo despectivo y desconsiderado. El llamado de Dios es a no creernos superiores que los demás. Un verdadero desafío. A no mirar a los demás desde un pedestal superior con altivez y soberbia. Dios nos reclama que reconozcamos nuestra humanidad y nuestra finitud.

Los sabios alaban y aprecian la humildad. Debemos vernos a nosotros mismos como Basar vaAdam (hombres de carne y hueso); como seres finitos e imperfectos. Los rabinos hacen un juego de palabras con el término ADaM [hombre] y BaSaR [carne]. Dicen que estos términos son acrósticos que afirman la característica de los seres humanos. El ADaM es: tierra [afar], sangre [Dam] y agalla [Mara]. La BaSaR es: vergüenza [Busha], hedor [Seruja] y gusano [Rima]. Con esta descripción cruenta del ser humano los sabios quieren “bajarnos a la tierra”; desean que apartemos de nuestra vida la sensación de altivez y de aquel orgullo que lastima. Quiere que nos reconozcamos como humanos simples y sencillos.


Es el sabio Rab quien nos dice, sin embargo, que un sabio –o podríamos decir cualquier hombre o mujer- necesita tener un sesentaicuatroavo de orgullo. Una porción pequeña, quizás la expresión más diminuta posible, de orgullo y de amor propio. Debemos valorarnos, querernos y apreciar nuestras obras y a nosotros mismos. Sin embargo esa pequeña cantidad de orgullo no debe cegarnos y envanecernos para terminar luego despreciando a los demás. 

sábado, 24 de agosto de 2013

Sotá 4 - El tiempo del sexo

Ya habíamos establecido que para que una mujer pueda ser juzgada como Sotá [mujer adúltera] el marido primero debía advertirle que no debía hablar/encontrarse más con cierto hombre. Si ella lo hacía debía haber por lo menos un testigo que la viera entrando con ese mismo hombre a una habitación. Este encuentro, para que la acusación del marido sea válida, debía durar una cantidad de tiempo; el tiempo necesario para que pueda existir una relación sexual o por lo menos una penetración. Si la reclusión en un cuarto entre la mujer y aquel hombre dura menos que lo que dura un encuentro sexual debemos presuponer que la mujer no se acostó con aquel hombre ergo no puede ser acusada como Sotá. 

Ahora bien ¿Cuánto es ese tiempo? En otras palabras ¿Cuánto debe durar como mínimo el encuentro sexual? Como muy pocas veces sucede en el Talmud, para esta pregunta casi diez rabinos dan sus opiniones al respecto. Como en aquel entonces no existían los relojes, no podían discutir si la misma debía durar un minuto, 21 minutos o tres horas; debían dar diversos ejemplos de la vida diaria para calcular el tiempo del encuentro sexual. Como decir por ejemplo "el tiempo que uno tarda en lavarse los dientes". Los diversos rabinos, dan respuestas muy dispares y algunas respuestas bastante cómicas. Rabi Ishmael sugiere que es el tiempo que uno tarda en dar una vuelta a una palmera (muy poco tiempo no?), Rabi Eliezer el tiempo que uno tarda en llenar una copa de vino, mientras que Rabi Ioshua sugiere que es el tiempo que te lleva tomar una copa de vino. Ben Azai sugiere que es el tiempo que le lleva a uno cocinar un huevo, mientras que Rabi Akiva el tiempo que a uno le lleva comer un huevo. Rabi Iehuda ben Beteira va un poco más y dice que es el tiempo que a uno le lleva comer tres huevos. Estos son algunos de los ejemplos de cuantificación que traen los sabios en el Talmud. 

Si lo notaron, cada una de las sugerencias tomaba más tiempo que la anterior. Sin duda dar una vuelta a una palmera tarda mucho menos que comer tres huevos duros. Es decir para un sabio la relación sexual se puede dar en apenas unos 3 segundos mientras que para otros se necesita por lo menos un minuto. Ahora bien ¿en que se basaron los sabios para dar estás opiniones? Como no podía ser de otra manera: de sus propias experiencias sexuales. Así lo sugiere Rabi Iojanan. Cada sabio tomó de referencia su tiempo de duración promedio para tener el mínimo contacto sexual (no estamos hablando de una relación sexual completa sino del mínimo tiempo necesario para la penetración) y luego lo cuantificó. Ah, para quien se lo preguntaba, la halajá queda como Rabí Akiva. Vayan para atras y vean cual fue su medida de tiempo!

Un poco de halajá. Luego de interiorizarnos en la vida sexual de los sabios saltemos, como hace la Guemará, a algo de halajá. Rabi Asi nos enseña que quien quiera comer pan sin Netilat Iadaim [lavado de manos] es como si se estuviera acostando con una prostituta (tengan en cuenta que el Talmud no lo dice como algo bueno!). Rabi Eleazar es más duro todavía y establece que quien desprecia el lavado ritual de manos es arrancado de este mundo. 

Existen por lo menos dos lavados de manos rituales. Maim Rishonim [las primeras aguas] que son las que nos vertemos antes de comer pan. Al lavarnos las manos debemos elevarlas para que el agua que chorree no vuelva a caer en nuestros dedos limpios. Al finalizar la comida está la costumbre de hacer Maim Ajronim [las últimas aguas], al contrario del primer lavado debemos en esta ocasión tirar los dedos hacia abajo para dejar caer el agua.  

viernes, 23 de agosto de 2013

Sotá 3 - ¿Obligatorio o voluntario?

En un comienzo, nos relata Rab Jisda, la Shejiná [la presencia Divina] residía sobre cada uno de los integrantes del pueblo de Israel sin embargo, una vez que el pueblo pecó a través de la promiscuidad y de relaciones sexuales prohibidas [Ervat Davar], la Shejiná se apartó de ellos. Para los sabios de Israel, la prostitución y el adulterio constituyen algunas de las peores transgresiones. Los profetas (Oshea por ejemplo) suelen comparar la prostitución y a la promiscuidad de los hombres con el alejamiento del pueblo de Israel de Dios; ellos lo abandonan cual hombre que se va tras otras prostitutas, es decir: dioses paganos. Por está razón los rabinos son muy severos en relación a las leyes en torno a la Ishá Sotá [mujer adúltera].

Rabi Akiva y Rabi Ishmael suelen disentir en cada punto que abordan. El caso de la Ishá Sotá no es la excepción. El primero establece que es obligatorio que el hombre cele a su esposa, es decir que si ve que ella está posiblemente intimando con otro hombre debe obligatoriamente advertirle que si lo vuelve a hacer le dará de tomar las aguas para "verificar" si es adultera o no. No tiene opción, debe hacerlo. En cambio Rabi Ishmael sugiere que no lo debe hacer de forma obligada [Jová] sino de forma optativa [Reshut]; si él desea puede celar a su mujer, y sino puede "hacerse el distraído". La halajá queda como Rabi Akiva. 

"si viniere sobre él espíritu de celos" (Bemidvar 5:14) La Torá afirma que para que el hombre cele a su mujer deben venir sobre él "espíritu de celos" [Ruaj Kinah]. El Talmud, sin embargo, discute de qué tipo de espíritu habla la Torá. Los sabios dicen que se trata de un Ruaj Tumah (espíritu de impureza) mientras que Rab Ashí dice que se trata de un Ruaj Tahara (espíritu de pureza). Entiendo yo que esta discusión se basa en que según los sabios, el hombre cuando le entraba este espíritu buscaba que a través de las aguas se comprobase que su mujer era adúltera para tener que divorciarla. Mientras que según Rab Ashí el hombre cuando le da de probar estás aguas "mágicas" busca, por el contrario, confirmar que su mujer no fue adultera para volver a poseerla sin sospechas ni celos ulteriores. 

Extra: Según Rabi Iojanan todo aquel que realiza un mandamiento en este mundo, el mismo se le adelanta a él en el mundo venidero. Mientras que si uno realiza una transgresión en este mundo la misma se presenta como querellante en el día del juicio. Los mandamientos nos acompañan hasta la eternidad mientras que las transgresiones nos acompañan y certifican en contra nuestro en nuestro juicio final. Hermosa metáfora. 

miércoles, 21 de agosto de 2013

Sota 2 - Advertencia!

He aquí el fragmento principal de la Torá que guiará nuestro estudio sobre la mujer Sotá (adúltera). Lo expongo para comenzar todos con una base común y con un entendimiento general del tema: 

5:11 También Adonai habló a Moisés, diciendo: 5:12 Habla a los hijos de Israel y diles: Si la mujer de alguno se descarriare, y le fuere infiel, 5:13 y alguno cohabitare con ella, y su marido no lo hubiese visto por haberse ella amancillado ocultamente, ni hubiere testigo contra ella, ni ella hubiere sido sorprendida en el acto; 5:14 si viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, habiéndose ella amancillado; o viniere sobre él espíritu de celos, y tuviere celos de su mujer, no habiéndose ella amancillado; 5:15 entonces el marido traerá su mujer al sacerdote, y con ella traerá su ofrenda, la décima parte de un efa de harina de cebada; no echará sobre ella aceite, ni pondrá sobre ella incienso, porque es ofrenda de celos, ofrenda recordativa, que trae a la memoria el pecado.5:16 Y el sacerdote hará que ella se acerque y se ponga delante de Adonai. 5:17 Luego tomará el sacerdote del agua santa en un vaso de barro; tomará también el sacerdote del polvo que hubiere en el suelo del tabernáculo, y lo echará en el agua. 5:18 Y hará el sacerdote estar en pie a la mujer delante de Adonai, y descubrirá la cabeza de la mujer, y pondrá sobre sus manos la ofrenda recordativa, que es la ofrenda de celos; y el sacerdote tendrá en la mano las aguas amargas que acarrean maldición. 5:19 Y el sacerdote la conjurará y le dirá: Si ninguno ha dormido contigo, y si no te has apartado de tu marido a inmundicia, libre seas de estas aguas amargas que traen maldición; 5:20 mas si te has descarriado de tu marido y te has amancillado, y ha cohabitado contigo alguno fuera de tu marido 5:21 (el sacerdote conjurará a la mujer con juramento de maldición, y dirá a la mujer): Adonai te haga maldición y execración en medio de tu pueblo, haciendo Adonai que tu muslo caiga y que tu vientre se hinche; 5:22 y estas aguas que dan maldición entren en tus entrañas, y hagan hinchar tu vientre y caer tu muslo. Y la mujer dirá: Amén, amén. (Bemidbar)

La ley sobre la mujer Sotá, como pudieron leer, figura en el libro de Bemidbar. En resumidas cuentas la ley es la siguiente: si un hombre sospecha que su mujer es adúltera puede hacerla beber unas aguas especiales y si al tomarlas su vientre se hincha es que definitivamente su mujer se acostó con otro hombre pero si no hacen efecto, la mujer queda libre de sospecha y está libre de culpa. Desde nuestra perspectiva, éste será un texto bastante machista en ciertas partes. Ya desde un comienzo debemos saber que sólo el hombre puede celar (mekané) a su mujer y hacerla tomar de esa agua especial cuando sospecha un engaño mas la mujer no puede hacer lo mismo con su marido. 

El Talmud comienza haciéndose una extraña pregunta ¿Por qué al tratado de Nazir (los nazareos que juraban entregarse a Dios y abstenerse de los placeres) le sigue el tratado de Sotá? Rabi nos enseña que esto ocurre para enseñarnos que quien ve a una mujer "promiscua" debe alejarse del vino [para no transgredir]. En otras palabras, quien ve a una mujer entregada uno debe abstenerse del vino (como lo hacen los nazareos) para no emborracharse, perder el juicio y terminar acostándose con ella. 

Algunas reglas generales. Según la Mishná, para que la ley de la mujer Sotá (adúltera) se aplique, el marido debe antes advertirle a su mujer al respecto. Debe decirle "no hables con cierto hombre". Si ella simplemente habla con aquel individuo en particular su marido todavía puede tener relaciones conyugales con ella porque no se sospecha de adulterio. Vale aclarar que según la Torá si una mujer se acuesta con otro hombre mientras está casada, al marido le está prohibido volver a tener relaciones con su mujer y debe divorciarla inmediatamente. Sin embargo, si hay testigos, por lo menos uno, que den cuenta que esta mujer se encerró en algún lugar con aquel hombre "sospechado" el tiempo suficiente para tener relaciones, al marido le está prohibido acostarse nuevamente con su mujer y le debe dar de beber las aguas para dirimir la sospecha. Lo que aquí debemos resaltar es que según la Torá para que una ley de pena capital tenga efecto se le debe advertir previamente a la persona sobre su transgresión, si esto no ocurre la persona no puede ser juzgada. 

¿El destino o nuestras acciones? ¿Qué determina a nuestra pareja? Según Reish Lakish al hombre sólo se le asigna una pareja de acuerdo a sus actos. Si es justo tendrá una mujer fiel (ergo no tendrá esté asunto de la mujer Sotá), si no es un hombre justo seguramente tendrá una mujer que no le sea fiel. Todo depende de sus actos. Sin embargo Rabi Iehuda disiente y dice que cuarenta días antes que alguien nazca la persona una voz celestial sale y anuncia quien será su pareja. Es decir: no depende de sus propios actos. En este caso un hombre justo podría haber sido emparentado desde el Cielo con una mujer que no le es fiel. Nuevamente aquí encontramos el machismo talmúdico: el hombre es el centro, el personaje central de la escena, la mujer simplemente es "emparentada" y "asignada" a aquel hombre. 

martes, 20 de agosto de 2013

Meguilá 32 - El momento de la lectura

La bendición ¿Cómo debemos hacer la bendición cuando subimos a leer de la Torá? Dos opciones nos da el Talmud. Según Rabi Meir debemos abrir la Torá primero, debemos ver donde comenzará la lectura, luego debemos enrollar la Torá, recitar la bendición, abrir la Torá y disponernos a leer. En cambio Rabi Iehudá es más practico: abrimos la Torá, encontramos donde debemos leer y bendecimos. La Guemará luego discutirá porque Rabi Meir hace que cerremos la Torá antes de hacer la bendición. El motivo que encuentra es que si decimos la bendición mientras que la Torá está abierta alguien de la congregación puede llegar a pensar que las bendiciones están allí escritas (y eso haría invalida a la Torá). La halajá queda como Rabi Iehudá, podemos recitar la bendición con la Torá abierta. Sin embargo algunos acostumbran (aunque está no es la halajá sino un acto de pietismo) a cerrar el Sefer Torá, a cubrirlo o mirar a otro lado a la hora de recitar las bendiciones correspondientes. En los últimos 2000 años poco ha cambiado, está misma discusión surge de tanto en tanto en cada una de las comunidades que he visitado. 

HaMagbia. Quien al finalizar la lectura de la Torá levanta el rollo y lo muestra a la congregación se lo denomina "Hamagbia". Según los sabios del Talmud quien realiza este acto tiene tanto merito como quien subió a algunas de las aliot de la Torá. Se le daba este honor al más grande de la congregación. El Talmud sugiere que quien levante la Torá la abra hasta la costura para que si por el peso se rompe la Torá lo haga por donde está la costura y de ser así es mucho más sencillo arreglarlo que de romperse toda una columna escrita. Un consejo bien práctico. 

El canto en la lectura. Rabi Iojanan nos enseña: "Quien lee Torá sin melodía y quien enseña sin ritmo sobre ellos está escrito: "Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos, y decretos por los cuales no podrían vivir" (Iejezkel 20:25)" Es decir: debemos abstenernos de leer la Torá sin sus taamim, sin sus tonadas milenarias y enseñar Torá sin imponerle un ritmo a nuestro estudio. Las melodías en la lectura hacen que la misma sea más amena y especial; hacen que no sea lo mismo leer el diario con algún sonido monótono que leer la Torá de una manera única. Por otro lado enseñar ciertos versículos o ideas de los sabios a través de un ritmo o una cadencia especifica nos ayudan a memorizar más aquellas enseñanzas. 

De está manera concluimos el estudio del tratado de Meguilá. Este es el octavo tratado que tenemos el privilegio de completar desde que comenzamos esté hermoso proyecto

lunes, 19 de agosto de 2013

Meguilá 31 - Las lecturas de las festividades

Si hay algo que me apasiona del mundo judío es la continuidad de tradiciones y costumbres de un pueblo a lo largo de su historia. Son muy pocos los pueblos que pueden afirmar que durante los últimos dos mil años han estudiado por generaciones los mismos textos y que hay seguido casi de forma inalterable ciertos ritos y costumbres. El pueblo judío puede afirmar que definitivamente lo consiguió. 

No puede existir el pueblo judío sin la Torá. Es la base de nuestra tradición, de nuestra historia y de nuestra lengua. Sin embargo también sirve como elemento de unión del pueblo a través del tiempo y el espacio. Los rabinos hace más de 2000 años, con gran sabiduría, instituyeron que cada comunidad judía lea exactamente los mismos pasajes de la Torá en diversos días festivos. Cada comunidad no podía decidir por sí sola que fragmento de la Torá debía leer; está perdida parcial de la autonomía es la que permitió la unión de las comunidades judías más distantes y menos conectadas de la historia. Judíos en el siglo X de la India, de Siria y de Italia leían cada Shabbat (a grandes rasgos más allá de alguna que otra anomalía) las mismas lecturas de la Torá. Un pueblo que comparte una lectura es un pueblo que comparte un lenguaje. Un pueblo sin lenguaje es un pueblo muerto. 

En nuestra Mishná que abre el debate en la Guemará un sabio anonimo nos lista todas las lecturas que se deben hacer en cada uno de los días de las festividades. Que se debe leer en Pesaj, Shavuot, Sucot, Rosh Hashaná, Iom Kipur, Tisha Veab, Purim y Januca. Luego en la Guemará se mantienen todas estás lecturas (la única que se modifica es la de Rosh Hashana) mas se advierte que como en aquel entonces en la babilonia del siglo IV había dos días festivos en cada Iom Tov se debía agregar una nueva lectura de la Torá para el segundo día, y detallan entonces cual debe ser. Lo más fabuloso e impactante es que al día de hoy seguimos, en cada festividad, leyendo las mismas lecturas que hace dos mil años! Creo que no llegamos a comprender el significado profundo que esto tiene; hace dos mil años un pueblo mantuvo un ritual que lo hizo eterno: la lectura de la Torá. Comprender que los rabinos de la Mishná y el Talmud leían hace miles de años los mismos fragmentos que leeremos nosotros en unas semanas de Rosh Hashaná nos permite comprender el significado del tiempo en la historia judía. El tiempo y la distancia son anulados cuando ingresamos a al sinagoga y una vez más, en cada nueva festividad, leemos el mismo texto milenario. 

sábado, 17 de agosto de 2013

Meguilá 30 - Arbá Parashiot

Cuando comienza el mes de Adar, hasta comienzos de el mes de Nisán, la lectura tradicional de las Haftarot se interrumpe. Comienza el periodo conocido como el de las Arbá Parashiot. Durante cuatro semanas, cada Shabbat, aparte de la lectura tradicional de la Torá (Parashat Hashavua) se saca otro Sefer Torá para leer de ahí el Maftir, la lectura que precede a la Haftará. 

Estás cuatro semanas se leen cuatro fragmentos muy significativos para estás fechas. Las cuatro parashiot, en orden, son: Parashat Shekalim, Parashat Zajor, Parasha Para, Parashat Hajodesh. Todas estás tienen una relación intrínseca con las fechas y las festividades próximas. 


  • Parashat Shekalim: en la antigüedad, cuando el Templo de Jerusalém existía, al comienzo de cada mes de Adar se juntaba el medio shekel (la moneda de aquel entonces) para mantener al Beit Hamikdash. 
  • Parashat Zajor: está parashá se lee siempre el shabat anterior a Purim. En esta sección recordamos la batalla del pueblo judío contra Amalek y el mandamiento de nunca olvidarnos lo que Amalek nos hizo (atacar al pueblo judío por la espalda) a la salida de la tierra de Egipto. Como Amán es uno de los descendientes de Amalek justo antes de la festividad de Purim volvemos a recordar al enemigo histórico del pueblo judío. Dato: es la única lectura de la Torá que es obligación de la Torá leerla.
  • Parashat Para: está sección nos cuenta los pasos para la purificación con el uso de una vaca roja. Acercándonos a la festividad de Pesaj nos recordamos a nosotros mismos la necesidad de estar puros para poder participar en el Seder de Pesaj y en la antigüedad para poder comer del sacrificio pascual. 
  • Parashat Hajodesh: según la Torá el primer mes del año es Nisan, por dicho motivo antes de que comience esté mes leemos nuevamente el fragmento de la Torá que nos llama a santificar el comienzo de cada nuevo mes. 
Extra. El Talmud nos enseña que en la tierra de Israel, a diferencia de Babel, acostumbraban a completar la lectura de la Torá en tres años. En Babel la lectura de la Torá se completaba en un año y es el modelo que dio origen a la costumbre que hasta el día de hoy se sigue en muchas comunidades. Sin embargo, en la tierra de Israel, la Torá no se leía entera en un año sino que se hacía en tres. Hoy en día muchas comunidades reformistas y conservadoras instituyeron una lectura trienal de la Torá; sin embargo la misma no utiliza el mismo modelo que utilizaban los sabios de Israel. Sin embargo en está tradición se basaron para argumentar que no es obligación leer toda la Torá en un año. 

viernes, 16 de agosto de 2013

Meguilá 29 - Dios en el exilio

רבי שמעון בן יוחי אומר: בוא וראה כמה חביבין ישראל לפני הקדוש ברוך הוא. שבכל מקום שגלו - שכינה עמהן. גלו למצרים - שכינה עמהן, שנאמר: +שמואל א' ב+ הנגלה נגליתי לבית אביך בהיותם במצרים וגו', גלו לבבל - שכינה עמהן, שנאמר: +ישעיהו מ"ג+ למענכם שלחתי בבלה. ואף כשהן עתידין ליגאל שכינה עמהן, שנאמר: +דברים ל'+ ושב ה' אלהיך את שבותך, והשיב לא נאמר אלא ושב, מלמד שהקדוש ברוך הוא שב עמהן מבין הגליות.

Rabi Shimon ben Iojai dice: "Ven y mira cuan amado es el pueblo de Israel por el Santo bendito Sea. En todo lugar que ellos fueron exiliados, la Shejiná [la presencia divina] estuvo con ellos. Cuando estuvieron exiliados en Egipto, la Shejiná estuvo con ellos. Cuando estuvieron exiliados en Babilonia, la Shejina estuvo con ellos. Y aún en un futuro cuando sean redimidos la Shejiná estará con ellos... el Santo Bendito sea regresa con ellos de entre las diásporas. 

La presencia divina acompaña al pueblo de Israel. El maestro Rabi Shimon bar Iojai, activo luego de la destrucción del Templo de Jerusalém en el año 70 d.e.c, la cual iniciaría el más largo de los exilios del pueblo judío, nos recordaba que la presencia divina, la Shejiná, siempre acompañará al pueblo judío.
Rabi Shimon bar Iojai reproduce las palabras de consuelo de los antiguos profetas. La diáspora y el exilio no es el fin del pueblo judío. La salida por la fuerza de la tierra prometida no marca un divorcio entre su pueblo y Su Dios. El Eterno acompaña a su pueblo en cada uno de los exilios, reposa su presencia en cada una de las comunidades en las cuales los judíos se asienten durante su dispersión. Dios estuvo presente en el primer exilio, el arquetipo, en Egipto. También estuvo presente durante los años de horror que le siguieron a la conquista de Jerusalém por parte de los babilonios. Y también, decía Rabi Shimon bar Iojai cuando le hablaba al pueblo, la presencia divina se encontraba en aquel exilio, el cual duraría casi dos mil años.

Dios no abandona a su pueblo incluso en los momentos de mayor dolor; aun cuando nos encontramos lejos del hogar Dios nos reconforta  y en Él podemos cobijarnos. Como un líder no abandona a su equipo en momentos de desesperación, así tampoco el Dios de Israel abandona a su pueblo. Algo de esto, creo yo, quería enseñaron nuestro antiguo maestro.  Dios se manifiesta en los exilios a través de su parte femenina –como dirían luego los cabalistas medievales- se manifiesta a través de la Shejiná. Está es su parte femenina. Como una madre que lleva a sus hijos en el útero, les da calor y los cobija; así se comporta Dios con su pueblo. En la adversidad del exilio forzado Dios no hace uso de su fuerza masculina para traer de vuelta a sus hijos al hogar (a la tierra de Israel) sino que los reconforta y los consuela cual madre con sus hijos. El amor incondicional y la paciencia son los atributos del Dios de Israel en el exilio.

Algunos intelectuales contemporáneos utilizaron está imagen del Talmud para responder a la pregunta ¿Dónde estaba Dios en la Shoá? Dios estaba allí junto a su pueblo en las cámaras de gas. Como una madre acompañando a sus hijos en los momentos más difíciles de la historia. Nada podía hacer Dios en aquellos momentos más que dar confianza, fuerza espiritual y esperanza a sus hijos. Casi 2000 años después confiamos y deseamos en que Dios haya vuelto a la tierra de Israel con sus hijos luego de la creación del Estado de Israel. Sin embargo Dios entrará en sus casas y sus ciudades solamente si sus ciudadanos deciden dejarlo entrar. 

jueves, 15 de agosto de 2013

Meguilá 28 - El comportamiento sinagogal

¿Cómo debemos comportarnos en un Beit Hakneset (sinagoga)? Una vez que el Templo de Jerusalém fue destruido en el año 70 d.e.c las sinagogas ocuparon un lugar central para la vida judía. Era el lugar de encuentro, de estudio pero principalmente de plegarias colectivas. Los rabinos nos enseñan que en una sinagoga no debemos comportarnos con Kalut Rosh, es decir: de forma despectiva o inapropiada. El término Kalut Rosh sin embargo se traduce mejor como "a la ligera"; no debemos comportarnos en un Beit Hakneset como en cualquier otro lugar. Allí se reza y se estudia Torá por lo cual reposa allí una Kedushá (santidad) especial que hay que elaborar en base a nuestras acciones. 

Los sabios en el Talmud nos enseñan que en una sinagoga no se debe: comer, beber, cambiarse de ropa, ni tampoco debemos entrar allí por las lluvias (solamente porque llueve y uno no quiere mojarse) o por el sol (para ocultarse del sol). Uno debe ingresar a la sinagoga con una razón: para intentar encontrar a Dios. Los sabios por otro lado prohibieron hablar de temas fútiles en la sinagoga y de hacer chistes. Tampoco debemos hacer cuentas (jeshvonot) en un Beit Hakneset. Debemos comportarnos de una forma apropiada; debemos respetar la santidad y la importancia que una sinagoga tiene en la vida del pueblo judío. La idea central es no convertir a una sinagoga en un lugar común o en un gran salón; debemos honrar el espacio donde hacemos Tefilá. Cada generación, de acuerdo a sus parámetros de lo que es o lo que no es Kalut Rosh, deberá determinar que se puede hacer en la sinagoga y que debemos abstenernos de hacer. 

Un punto de discusión. En mi comunidad en particular los rabinos consideran que en el Beit Hakneset y en el Beit Midrash (casa de estudio) no se puede comer por todo lo dicho anteriormente. Sin embargo yo sostengo que uno mientras estudia puede comer. El espacio de la comida es tan sagrado como el momento del estudio; y la combinación de ambos genera un clima ameno de estudio y de confort. En el Shuljan Aruj se establece que los estudiantes de Torá pueden comer y tomar durante su estudio ya que el Beit Hamidrash se convierte para ellos en su hogar. 

Los rabinos de la Mishná nos enseñan que incluso si una sinagoga fue destruida sobre sus ruinas no se deben realizar tareas desagradables ni para ninguna otra razón. Se debe dejar que el césped crezca entre las ruinas para provocar dolor en el alma de los transeúntes que pasan cerca de la sinagoga destruida ¿Para que generar este dolor? Para que estos hombres y mujeres se esfuercen y vuelvan a levantar y a construir la sinagoga. Para que el pasto dentro de las ruinas les recuerde que allí había una casa de Dios y que es su deber volver a erigirla. 

Extra: Aplaudir en la sinagoga. Muchas veces he escuchado que no se puede aplaudir en la sinagoga. Lo que no se puede hacer en una sinagoga es comportarnos con Kalut Rosh, sin embargo aplaudir para acompañar nuestras voces y las melodías de las plegarias está totalmente permitido. Y hasta se los recomiendo. 

martes, 13 de agosto de 2013

Meguilá 27 - ¿Podemos vender una Torá?

Seguimos con las ventas ¿Podemos vender un Sefer Torá? ¿Si el Sefer Torá que tiene nuestra comunidad es viejo se lo puede vender para comprar uno nuevo? La respuesta de los sabios es unánime: no. Como ya vimos en el último post no hay objeto más sagrado que una Torá para el pueblo judío. Incluso Rabi Shimon ben Gamliel, para desalentar la venta de los rollos de Torá dice: "quien vende un rollo de Torá o a su hija como esclava nunca verá una señal de bendición en su vida". Vender un Sefer Torá es tan terrible, según este sabio por lo menos, como vender a una hija.

Siempre hay excepciones. Si bien la regla general es que no se debe vender nunca un Sefer Torá, ni siquiera para escribir uno nuevo ya que en el transcurso algo puede ocurrir y una comunidad se queda sin un Sefer Torá para leer; hay algunas excepciones. Rabi Meir nos enseña que para estudiar Torá o para casar a una novia se puede vender un Sefer Torá. Es decir que si se necesitan becas para que niños, jóvenes o adultos estudien Torá se puede venderlo. ¿Por qué? Porque hay mayor santidad en el estudio de la Torá que en su pergamino. Si una mujer no tiene suficiente dinero para realizar un casamiento también se debe vender un Sefer Torá para conseguir dinero para tal fin. Lo mismo ocurre, nos dice el Ramah, para realizar el mandamiento de Pidion Shvuim, redimir a los cautivos. 

¿Se puede vender un Beit Hakneset? Este tema ya lo estudiamos en nuestro post anterior, en lineas generales no se puede vender un Beit Hakneset pero si hay alguna necesidad imperante se puede hacerlo. Ahora bien ¿puedo vender una sinagoga si sé que construirán un prostíbulo en su lugar? La preocupación de los sabios radica en que no se pierda o se altere la santidad (Kedushá) de aquel sitio. Varias opciones presentan los sabios de la Mishná. Hay algunos que dicen que sólo se puede vender una sinagoga con la clausula que de quererlo de vuelta los compradores deban devolverlo. Los rabinos, en su gran mayoría, sostienen que se puede vender para siempre (sin la clausula anterior) mas uno debe asegurarse que allí no vayan a poner un baño turco o un baño público, por el poco recato que hay en aquellos lugares. Rabi Iehuda, a mi parecer el más sensato y practico, estableció que se puede vender para siempre con la idea de que sea un patio, lo que los compradores vayan a hacer con aquel terreno ya "no es nuestro problema". ¿Bien practico no?

lunes, 12 de agosto de 2013

Meguilá 26 - La Kedushá

La tradición judía santifica el tiempo y no el espacio ni los objetos; cuando levantamos nuestra copa de vino cada Shabbat no estamos santificando al vino sino que es a través del vino -señal de alegría y de vida- que santificamos al Shabbat. Si bien esté es el principio general los objetos y lugares "rituales" tienen un dejo de santidad (Kedushá) y debemos tratarlos con el debido respeto. 

Los sabios nos enseñan que no podemos vender Tashmishei Kedushá (objetos de santidad) como si fuera cualquier otro objeto. Si debemos, por algún motivo, vender un objeto de santidad sólo podemos comprar con el dinero que recibamos por la venta un objeto con una mayor santidad. Podemos aumentar en santidad y no disminuir. Por ese motivo los sabios de la Mishná nos enseñan que si vendemos una "calle de la ciudad", donde el pueblo ocasionalmente se juntaba para orar en los ayunos públicos, con ese dinero se puede comprar un Beit Hakneset (por ser esté un lugar fijo de plegarias ergo más sagrado). Con la venta de un Beit Hakneset se puede comprar un Aharón Hakodesh, con la venta de las telas que recubren a la Torá se pueden comprar libros de profetas o de otras escrituras, y con la venta de estos se puede comprar un Sefer Torá. En cada situación el objeto que se vende es de menor santidad que el que se va a adquirir; y como vemos no hay nada más sagrado que un Sefer Torá dentro de la categoría de los Tashmishei Kedushá. 

Destruyendo un Beit Hakneset. ¿Se puede demoler un Beit Hakneset? ¿Una comunidad puede decidir tirar abajo un Beit Hakneset en la cual se rezó? La respuesta del Talmud y de los sabios es ambigua. Rab Jisda nos dice que no podemos destruir un Beit Hakneset hasta no construir otro nuevo; es decir: primero debemos construir uno nuevo y luego podemos destruir el anterior. Nunca una comunidad judía se debe quedar sin un lugar para reunirse y rezar. Sin embargo si el Beit Haknesset está en mal estado y con peligro de derrumbe se lo debe demoler para comenzar a reconstruirlo inmediatamente. Ahora bien ¿Se puede vender un Beit Hakneset? La respuesta, como se imaginarán, también es ambigua. Si hay otra sinagoga en la ciudad se podría llegado el caso vender una sinagoga; o por ejemplo si una sinagoga no se usa más también puede ser vendida. 

Tashmishei Mitzvá Vs. Tashmishei Kedushá. Los primeros son los objetos de Mitzvá y los otros son los objetos de santidad. Los primeros pueden ser tirados a la basura (sin embargo lo debemos hacer de una forma prolija y con el debido respeto); sin embargo los segundos deben ser enterrados (ponerlos en una Genizá). Una vez que utilizamos una Suca, un Lulav o unos Tzitzit por ejemplo estos no deben ser enterrados y puestos en una Geniza sino que pueden ser tirados a la basura; sin embargo un Sefer Torá que ya está invalido, una mezuza o unos tefilin que son objetos de santidad deben ser enterrados en la tierra. 

domingo, 11 de agosto de 2013

Meguilá 25 - Shhhhh!

Hay cosas que no se dicen en voz alta, hay cosas que nunca se dicen y hay otras que se las dice rápido para que nadie entienda. Esté puede ser el resumen de nuestra Guemará del día. La Mishná, la última del tercer capitulo del tratado de Meguilá, nos habla sobre los diversos pasajes de la Torá y de los Profetas que no deben leerse, o que si se leen el público no deben ser traducidos. 
Tanto la Torá como el Talmud, los libros más consagrados y venerados por el pueblo judío, están repletos de situaciones y de historias provocadoras. La Torá no nos muestra a los patriarcas ni al antiguo pueblo de Israel como hombres perfectos y sin errores, muy por el contrario, nos los muestra humanos; con sus aciertos y con sus transgresiones. Sin embargo los rabinos consideran que hay ciertas historias que es mejor no divulgar en voz alta frente a un público diverso y desconocido. Hay ciertos pasajes de la Torá que los rabinos deciden que no deben ni siquiera leerse en público. Otros pasajes deben ser leídos y traducidos (recuerden la figura del Meturgueman que cada vez que alguien leía la Torá traducía los pasajes al arameo) más allá de que su contenido sea provocativo; y otros pasajes deben ser leídos en hebreo (un idioma que sólo los más sabios entendían) pero que no debe ser traducido para que al gran mayoría de la congregación no lo comprenda.

Algunos ejemplos: ¿Qué historias se leen, y a pesar de que podrían generar controversias o desprestigiar a nuestros antepasados, se traducen? 1) Maase Bereshit. La historia de la creación por cuanto si bien la gente podría llegar a preguntar cosas que según los sabios están prohibidas (¿Qué vino antes de la creación?) no sospechamos que lo hagan con una simple lectura del texto. 2) La historia de Lot y sus dos hijas: a pesar de que está es una historia de incesto y muy traúmatica los sabios igual deciden traducirla. 3) La historia de Tamar y Iehudá: está historia de prostitución y casi asesinato también se traduce.

Otros ejemplos: ¿Qué historias se leen en hebreo pero no se traducen al idioma que la gente entiende? 1) La historia de Reuben cuando se acuesta con una de las mujeres de su padre Iaacov (Bilah) 2) La segunda parte de la historia del becerro de oro; por cuanto esto denigra la imagen de nuestros antepasados. 3) La bendición de los sacerdotes (Birkat Cohanim); ya que algunos ignorantes podrían creer que Dios es corpóreo. 

En general podemos observar que la gran mayoría de las historias bíblicas conflictivas se leen y se traducen, solamente algunas cuestiones en particular dejan sin traducirse y ningún pasaje deja nunca de ser leído. Ahora bien, los sabios nos dicen que diversos pasajes que están escritos en la Torá Lignai (en perjuicio) deben ser leídos Leshebaj (en alabanza). Es decir, diversas palabras que tienen un lenguaje soez o poco "respeutoso" deben ser leídos de otra forma. La palabra escrita no puede cambiar pero la forma de pronunciarlo o de leerlo sí, esto es lo que se llama Kri (lo dicho) uJtib (lo escrito). El ejemplo más conocido que nos trae el Talmud: en Debarim 28:30 "Y otro varón Ishalgena con ella"; en hebreo Ishalgena es violar pero los sabios al leer esté versículo en vez de decir Ishalgena dicen Ishkavena "dormirá con ella". El acto es el mismo, al relación sexual, sin embargo los sabios lo leen de una manera más delicada. Cada vez que el texto está escrito sin delicadeza debemos leerlos con la delicadeza apropiada para un texto sagrado. 

Hadran Alaj!
Hemos terminado el tercer capitulo del tratado de Meguilá!

viernes, 9 de agosto de 2013

Meguilá 24 - Los ciegos y el Shemá

Los ciegos y el Shemá. ¿Pueden los ciegos de nacimiento liderar el servicio durante la lectura de la Torá y sus bendiciones? Rabi Iehudá opina que no. Un ciego que nunca vio el cielo en su vida no puede recitar la primer bendición antes del Shemá Israel, ya que en ella agradecemos por las luminarias y las constelaciones y si un ciego no tiene beneficio de aquella luz no puede hacer la bendición. Sin embargo muchos sabios le responden y le critican a Rabi Iehudá. Los mismos sostienen que muchos han hablado e interpretado acerca de la Mercava (aquella carroza de fuego que nos relata el libro de Ezequiel, base de la mística judía) sin nunca haberla visto; si esto es así un ciego que nunca vio las luminarias también puede agradecer por ello. Sin embargo Rabi Iehudá vuelve a contrarrestar y dice que en ese caso (el de la Mercava) todo depende del corazón y de la razón, sin embargo en el caso de las luminarias depende de la experiencia. Y más aún, en relación a la Mercavá los sabios no tienen hanahá (beneficio) cuando estudian sobre el tema, sin embargo con las luminarias los hombres si tienen beneficios. 

Una historia. Para refutar finalmente la tesis de Rabi Iehudá y permitir que los ciegos reciten las bendiciones previas al Shemá Israel, los sabios nos regalan una historia maravillosa. Rabi Iosi, cuenta el Talmud, estuvo durante toda su vida preocupado por el significado de un versículo, no entendía su significado: y palparás a mediodía como palpa el ciego en la oscuridad (Debarim 28:29). ¿En qué le cambia a un ciego que sea de día o de noche? Cuando el ciego palpa no sabe, y no le importa, si es de día o si es de noche. Rabi Iosi nunca entendió el significado de este versículo hasta que un día se topo con un ciego que estaba caminando por la noche con una antorcha encendida en su mano. Sorprendido y sin entender que beneficio obtenía un ciego al cargar una antorcha le preguntó: ¿Para qué te sirve está antorcha? Y el ciego respondió: "todo el tiempo que llevo está antorcha en mi mano los demás hombres me salvan de los pozos y de los animales peligrosos que hay por el camino". En ese instante Rabi Iehudá comprendió que los ciegos también tienen un beneficio de la luz: los otros, cuando están iluminados, pueden ayudarlo. Por eso, dicen los rabinos, no hay peor ciego que un ciego en la oscuridad ya que en este caso, ni el ni nadie pueden ayudarlo. 

Unas cuestiones de halajá: quien lee de la Torá no debe leer nunca menos de tres versículos. Cada Aliá no puede tener menos de tres versículos. Por este motivo, sugiere la Guemará, la extensión mínima de versículos de la Haftará (lectura de los profetas) en Shabbat es de 21 versículos y en las festividades de 15 ¿Por qué? Porqué en Shabbat se leen 7 Aliot, de mínimo 3 versículos, 7x3=21, y en Iom Tov se leen 5 Aliot y si hacen la cuenta les dará... 15! Sin embargo los sabios nos dicen que si el tema (Yinian) tiene una extensión menor que 21 versículos también se puede acortar la Haftará. 

El Meturgueman. En la antigüedad, y hasta el día de hoy en las comunidades yemenitas, existía lo que se conoce como el "Meturgueman", el traductor. Su función era traducir la Torá al idioma vernaculo, al idioma que la gente pueda entender ya que la mayoría de los judíos no habló por muchos años el hebreo. En el caso de que haya un meturgueman el baal koré (quien lee la Torá) debe leer un versículo, parar, y dejar que se haga la traducción, así durante toda la lectura. Si la lectura de la Torá suele ser larga... imaginense con un meturgueman! 

miércoles, 7 de agosto de 2013

Meguilá 23 - Las mujeres a la Torá!

Las mujeres y la Torá. Uno de los grandes debates que entabló la modernidad fue el rol de la mujer en nuestras sociedades machistas. En el trabajo, en el hogar, en la política y también, como no podía ser de otra manera, en la religión. Hoy día hay quienes creen que la mujer debiera tener el mismo estatus que los hombres en cualquier esfera de la vida... excepto: en la religión. Por ese motivo la iglesia católica a la fecha no ordena mujeres como clérigos y por está misma razón muchas comunidades judías al día de hoy todavía no cuentan a las mujeres para el Minian o no les permiten leer Torá en público. Este es uno de los mayores atentados a nuestra honestidad espiritual. 

En el pasaje de Talmud que hoy nos toca estudiar se nos enfatiza que todos pueden ser llamados a la Torá, para leer de ella en público, incluso (y el Talmud hace el énfasis y explicita) las mujeres y los niños. Según la ley original de la Torá, dicen los sabios, una mujer o un menor de edad pueden leer de la Torá igual que un hombre. Sin embargo ¿Por qué esto estuvo prohibido durante mucho tiempo? Porqué los sabios le adosan un pasaje en el cual establecen que las mujeres no deben leer de la Torá por Kvod HaTzibur (por el honor del público). Es decir: una mujer no puede leer la Torá frente a los hombres porque estos, si no saben leer se pueden sentir ofendidos en que una mujer (que en aquel entonces tenía una posición social muy por debajo de la que hoy gozan en la mayoría de nuestras sociedades) pueda leer mejor que ellos. Por la vergüenza de hombres analfabetos e ignorantes es que se prohibió por cientos de años que las mujeres lean Torá. Sin embargo en nuestros días donde las mujeres son presidentas, directoras de empresas, grandes profesoras en la universidad y ocupan al igual que los hombres casi cualquier puesto de trabajo ¿alguien se sentiría ofendido si una mujer lee Torá? ¿Se dañaría el honor de la congregación si una mujer lee Torá frente a ellos? La respuesta debe ser inequívoca: no! Si alguien se siente ofendido porque una mujer lea Torá no es más que un machista y un misogino. Si aceptamos gustosamente que la mujer cada día ocupe mayores lugares en las diversas esferas de nuestra vida también debemos hacerlo, permitirlo e impulsarlo en las esferas espirituales y religiosas. 

El origen del Minian. La Mishná nos da una lista de cosas que no deben hacerse sin la presencia de un Minian. Por ejemplo: no se puede recitar la repetición de la Amida, no se puede leer Torá ni leer Haftará, etc. Ahora bien ¿de dónde se origina que se necesitan 10 judíos para realizar ciertos actos de culto? La respuesta talmúdica a continuación:

El Talmud para deducir ciertas cuestiones hace una conexión semántica entre versículos. Para saber que un Minián lo constituyen 10 personas utilizaremos 3 versículos. El primero lo encontramos en Vaikrá 22:22 que dice וְנִקְדַּשְׁתִּי בְּתוֹךְ בְּנֵי יִשְׂרָאֵל, y me santificarán de entre medio de los hijos de Israel. D´s le dice a Moshe que Él será santificado "Betoj", entre medio, de los hijos de Israel. Ahora acompáñenme....saltamos a la Bemidvar 16:21 donde dice הִבָּדְלוּ מִתּוֹךְ הָעֵדָההַזֹּאת, sepárense de entre medio de esta congregación. En este versículo D´s se refiere con Haeda (congregación) a los 10 espías que fueron a investigar la tierra de Israel y trajeron calumnias sobre la misma. Fijense que antes de la palabra Haeda (congregación) dice Betoj (de entre medio). Y ahora el último versículo (Bemidvar 14:27): עַד מָתַי לָעֵדָה הָרָעָה הַזֹּאת ¿Cuánto tiempo habré de soportar a esta congregación malvada? Fijense que aquí la Tora utiliza nuevamente la expresión Haeda para referise a los 10 espías que dijeron que sería imposible conquistar la tierra de Israel. Como allí se habla de 10 personas, aquí para santificar a D-s también se deben necesitar 10 personas, por eso es que para las cuestiones de santidad se necesitan 10 judíos para poder santificar el nombre de D-s. 

martes, 6 de agosto de 2013

Meguilá 22 - ¿Cuántas Aliot?

¿Cuántas Aliot leemos en cada ocasión? La Mishná nos enseña cuantas Aliot (partes) deben leerse cada vez que se lee la Torá en público. En diferentes momentos del año judío se debe congregar la comunidad para leer la Torá en público. En cada ocasión se lee un fragmento o una parte, ahora bien ¿En cuantas partes se debe dividir aquel fragmento? Los sabios nos dan la respuesta:

  1. Lunes, jueves, en los días de ayuno y Minja de Shabbat: 3 Aliot (No se pueden agregar ni disminuir las cantidades)
  2. Rosh Jodesh y Jol Hamoed: 4 Aliot (tampóco se pueden leer más o menos)
  3. Iom Tov: 5 Aliot (no se pueden disminuir pero se pueden leer más aliot que se denominan osafot-agregados)
  4. Iom Kippur: 6 Aliot (Igual que Iom Tov)
  5. Shabbat: 7 Aliot (Igual que Iom Tov y Iom Kippur)

Y ahora viene la pregunta de siempre ¿Por qué 3 Aliot los lunes, jueves y en Minja de Shabbat? Los sabios aventuran diversas respuestas. Algunos dicen que es por los tres componentes del TaNaJ (Torá, Nebiim, Ktuvim) y otros nos dicen que es por los Cohanim, los Leviim e Israel. Otros sin embargo sostienen que el número de las Aliot no es tan importante sino saber que nunca, no importa la ocasión, se puede leer en público menos de 10 versículos de la Torá. Y por supuesto también aventuran ciertas respuestas en relación a esté número: por los 10 Batlanim, por los 10 mandamientos, por las diez veces que aparece el término "Halel" en el salmo 150, o por las 10 palabras (maamarot) por las cuales el mundo fue creado. 

¿Por qué en los días de ayuno se leen 3 Aliot y en Rosh Jodesh 4 Aliot? Los sabios se preocupaban por los miembros de sus comunidades y sus trabajos. Como en los días de ayuno se acostumbraba a trabajar decidieron acortar lo mínimo posible la lectura de la Torá para que la gente pueda terminar antes la Tefilá e ir a trabajar, sin embargo en Rosh Jodesh la gente no acostumbraba a trabajar por lo cual podían alargar el tiempo de la lectura sumando una Aliá más. 

¿Por qué los lunes y jueves se leen 3, en Iom Tov 5 y en Shabbat 7? Según los sabios porque aquella es la estructura de la bendición de los sacerdotes. La misma está compuesta por 3 versículos, uno de 3 palabras, otro de 5 y otro de 7. En otras palabras, cada vez que leemos la Torá estamos recibiendo una parte de la bendición sacerdotal. 

Bendiciones anteriores y posteriores. En la antiguedad, en los tiempos de la Mishná, el primero que subía a leer la Torá (en la primera Aliá) recitaba la bendición de la lectura de la Torá y recién el último que pasaba a recibir una Aliá (el séptimo en Shabbat por ejemplo) recitaba la bendición que se dice luego de la lectura de la Torá. Sin embargo, en nuestros días, y ya en los tiempos del Talmud la costumbre había cambiado. Cada persona que recibía una Aliá recitaba ambas bendiciones, una antes y una después de la lectura. El Taam (razón) que arguyen los sabios del Talmud para tal cambio se debe a "los que entran y los que salen", para que aquellas personas que llegan al templo luego del comienzo de la lectura de la Torá o se van antes del final puedan escuchar las bendiciones.

lunes, 5 de agosto de 2013

Meguilá 21 - ¿Parados o sentados?

Comenzamos a estudiar el tercer capítulo del tratado de Meguilá. La primera Mishná con la cual abre esté tratado versa en torno a diversas normativas sobre la lectura de la Meguilá y de la Torá, de sus similitudes y sus diferencias. Comencemos entonces.

¿Leemos parados o sentados? La Torá debe ser leída estando de pie, el público (Tzibur) puede estar sentado mas quien la lee debe estar de pie. Esto los sabios lo aprenden de un versículo de la Torá (Debarim 5:28): “Y ahora tu párate junto a mí para que te diga todos los mandamientos y las leyes”; Dios le dice a Moshé que debe permanecer de pie y por está razón los sabios comprenden que quien lee la Torá debe hacerlo estando de pie y no sentados. Sin embargo el público puede estar sentado durante el tiempo de la lectura de la Torá. Sin embargo la Meguilá puede ser leída tanto de pie como estando sentados (las bendiciones únicamente deben pronunciarse estando de pie).

¿Estudiamos sentados o parados? El Talmud nos enseña que desde los tiempos de Moshé hasta la época de Raban Gamliel sólo se estudiaba Torá estando de pie. Los estudiantes y los maestros no estaban sentados cuando estudiaban Torá sino que lo hacían estando parados; en una forma de honrar la Torá. Al estar parado se le daba un honor mayor a las palabras de Torá y aparte imitaban el versículo previamente citado y recibían la Torá estando de pie tal como lo hizo Moshé al pie del monte Sinaí. Sin embargo desde que falleció Raban Gamliel se perdió el “honor a la Torá” y desde ese momento se puede estudiar tanto parados como sentados. Raba, para finalizar, nos enseña que las cuestiones sencillas pueden ser estudiadas estando de pie mas las cuestiones complejas que necesitan una mayor concentración deben estudiarse estando sentados.

En pie de igualdad. Rabi Abahu nos enseña una gran lección por parte de los maestros talmúdicos: está prohibido que un maestro se siente en una silla y sus alumnos en la tierra. O todos se sientan en una silla o todos lo hacen en el suelo. No debe haber diferencias entre maestros y estudiantes; todos deben estar en pie de igualdad.

Principio general: Antes de leer la Torá o de leer la Meguilá se debe hacer una bendición. Este principio lo enuncia Rabi Iehuda en nombre de Shmuel bajo el concepto de que las bendiciones son “Over Laasiatan”; se debe bendecir siempre antes de realizar un mandamiento. Excepto en algunos casos excepcionales las bendiciones deben realizarse antes de realizar la mitzvá (antes de comer, antes de leer la Torá, antes de recitar Halel, etc.) 

sábado, 3 de agosto de 2013

Meguilá 20 - Las Mitzvot en sus tiempos

Nuestra Guemará nos presenta, luego de habernos enseñado la forma correcta en la cual debíamos leer la Meguilá en Purim, una lista de diversas mitzvot [mandamientos] y sus tiempos predeterminados para realizarlas. Hay mandamientos que están sujetos a un tiempo determinado y otros que se realizan en cualquier tiempo y lugar; el ejemplo del primero es la Tefilá, las plegarias deben hacerse en tiempos determinados mientras que un ejemplo del segundo es el Kashrut, las reglas dieteticas no están sujetas a un tiempo determinado. 

Los rabinos dividen al día de forma simple y esquemática: día (Iom) y noche (Laila). Algunas mitzvot sólo pueden realizarse durante el día y otras sólo pueden realizarse durante la noche. El principio que rige si una mitzva se realiza durante el día o durante la noche depende simplemente de la interpretación de los sabios de los versículos que dieron orígenes a los mandamientos determinados. Un ejemplo: La Torá nos dice que en el día octavo todos los niños se deberán hacer la circuncisión; los rabinos comprenden que día en este caso no se refiere solamente al día de 24 horas sino al momento de luz que también llamamos día. 

 Antes de enumerar cuales son las que se deben enumerar en un momento o en otro una pequeña aclaración. ¿Cuando comienza la noche? Cuando salen las primeras tres estrellas, está es la opinión más generalizada y aceptada por los sabios judíos. Sin embargo existen dos comienzos técnicos del día diurno: Amud Hashajar (el amanecer) y Netz Hajamá (el despunte del sol). El primero ocurre unos cuantos minutos antes que el segundo. Rashí nos comenta que si bien técnicamente el día comienza con el amanecer, con aquel momento que ya la oscuridad se disipó mas todavía no vemos el sol, los sabios decidieron que el día por lo general comience desde el despunte del sol ya que es una señal uniforme y que no genera controversias. Todas las mitzvot que se deben hacer durante el día se tienen que realizar una vez que el sol ya salió, no antes, sin embargo si por alguna razón se deben realizar antes las mismas son validas. 

Un Klal. En la Mishná los sabios nos dan una enseñanza general: todas las mitzvot diurnas se pueden realizar durante todo el día y no están fijas a un momento del día predeterminado; mientras que todas las mitzvot nocturas se pueden realizar durante toda la noche. 

Mitzvot diurnas: Lectura de la Meguilá, Brit Milá, Tebila (sumersión en un baño ritual, sin embargo las mujeres que están en Nida pueden sumergirse también de noche), Halel, Shofar, Netilat Lulav, Musaf, etc.

Mitzvot nocturnas: La cuenta del Omer. 

La gran mayoría de las mitzvot deben realizarse específicamente durante el día y no durante la noche. Muchas veces la tradición judía ha fijado en un tiempo particular la realización de cierto mandamiento, como por ejemplo el Lulav durante Sucot durante Shajarit, sin embargo todo el día tenemos la posibilidad de cumplir esa mitzvá. A aprovechar el día!

jueves, 1 de agosto de 2013

Meguilá 19 - Leyes sobre la lectura de la Meguilá II

¿Cuánto se debe leer de la Meguilá? Está es la pregunta que se hacen los sabios de la Mishná. Una respuesta intuitiva moderna nos diría: toda! ¿Cómo no vamos a leer una parte de la historia de Ester? Sin embargo los sabios tienen diversas opiniones al respecto. Hay quienes dicen que se debe leer toda la Meguilá, hay otros sabios que dicen que se deben leer desde diversos versículos en adelante y no todo el libro. Sin embargo la Halajá queda como Rabi Meir que nos enseña que la Meguilá completa debe ser leída durante Purim. 

¿Quienes pueden leer la Meguilá? Todos excepto los sordos, los tontos y los pequeños. Todo judío o judía mayor de la edad de Bar/Bat Mitzvá pueden leer la Meguilá y sacar a los demás de su obligación de leerla. Por lo general las mujeres están dentro de la categoría de quienes al no estar obligadas a cumplir un precepto no pueden sacar a los demás de su obligación excepto en el caso de la Meguilá, por haber sido ellas también redimidas en el milagro de Purim, tienen tanto la obligación de escuchar la Meguilá como de leerla. 

El sordo no puede sacar a los demás de la obligación de leer la Meguilá por cuanto él, por ser sordo, no puede escuchar la Meguilá. Los sabios enseñaron basándose en el Shemá Israel (Escucha oh Israel), que uno debe cumplir el mandamiento escuchando lo que uno dice con su boca. Es decir, al pronunciar una bendición debemos poder escuchar nosotros mismos aquella bendición. No hace falta que gritemos pero sí que podamos escuchar lo que decimos. La halajá fija que Lejatjila (en primera instancia) uno debe poder escuchar las bendiciones que pronuncia mas si las hacemos en nuestro corazón, es decir, en silencio Bediabad (en última instancia) también se considera valida la bendición.