lunes, 18 de febrero de 2013

Kidushin 21 - Ifat Toar

Cuando salieres a la guerra contra tus enemigos, y Adonai tu Dios los entregare en tu mano, y tomares de ellos cautivos, y vieres entre los cautivos a alguna mujer hermosa, y la codiciares, y la tomares para ti por mujer, la meterás en tu casa; y ella rapará su cabeza, y cortará sus uñas, y se quitará el vestido de su cautiverio, y se quedará en tu casa; y llorará a su padre y a su madre un mes entero; y después podrás llegarte a ella, y tú serás su marido, y ella será tu mujer. Y si no te agradare, la dejarás en libertad; no la venderás por dinero, ni la tratarás como esclava, por cuanto la humillaste. (Devarim 21:10-14)

La Torá, en su inmensa sabiduría, muchas veces no viene a contrariar la naturaleza humana sino que propone canalizarla. Si alguien fuma tres atados de cigarrillos todos los días, no se le puede exigir que de un día para el otro deje de fumar. Se lo acompaña para que paulatinamente vaya dejando aquel vicio que lo lastima y debilita. Lo mismo nos sucede como humanidad, hay veces que las revoluciones son más efectivas que las pequeñas reformas paulatinas a lo largo del tiempo, sin embargo en otras ocasiones son las pequeñas reformas paulatinas y constantes las que ayudan más que una pomposa revolución. Este es el caso de una pequeña -o gran- reforma.

Las guerras siempre trajeron aparejadas muertes de personas que nada tenían que ver con aquel conflicto que se estaba desarrollando. La sangre inocente reverbera luego de cada enfrentamiento y de cada batalla. Desde la antigüedad  sin embargo, también se presentan una infinidad de casos de abuso y agresión sexual durante las batallas. Soldados que no mantuvieron relaciones sexuales durante semanas o meses al entrar en una ciudad o una aldea, con la adrenalina que la guerra genera, violan o mancillan a las mujeres de aquel lugar. Una escena repetida en la historia y en el cine. La Torá advierte sobre esta realidad, no la niega ni la oculta, la pone en evidencia. Y advierte que cuando esto sucede, cuando en una batalla, un grupo de soldados tome cautivo a un grupo de mujeres y por su impulso quieran acostarse con ellas, los mismos, deben cumplir varios requisitos. La Torá, en esta pequeña -o gran- reforma "moralizadora" no permite que uno tome a cualquier mujer y haga lo que quiera con ella pero tampoco niega cualquier tipo de contacto con estas mujeres gentiles cautivas (algo que quizás para la época, hace unos 2500 años, hubiera sido impracticable).

El Talmud aclara que la razón que llevó a la Torá a permitir que soldados judíos puedan tener sexo  con mujeres gentiles es para que puedan canalizar el Yetzer HaRá (el "instinto del mal"). Aquel instinto y aquella pasión que llevan a los hombres y también a las mujeres a cometer locuras, transgresiones y crímenes  está muchas veces conectado con la sexualidad. Para que estos soldados no violen a las mujeres gentiles, cometiendo una gran transgresión, la Torá dictamina que si quieren acostarse con estas mujeres deben saber que habrán de tomarlas como esposas, lo que significa que se tienen que comportar con ellas como se comportarían con cualquier otra de sus esposas. No pueden abandonarla luego de haber tenido relaciones con ellas, si lo van a hacer deben ser conscientes de las consecuencias. Y es más, el Talmud, en la exégesis de este pasaje también nos dice que un soldado sólo puede tomar a una mujer y no a varias; sólo puede desposar a una de aquellas gentiles -que luego deben convertirse según la tradición rabínica- para que sea su esposa. 

El Talmud hace una alegoría entre estos hechos posibles y la kashrut. Afirma que es mejor que los judíos coman carne de un animal moribundo que es matado por shejitá (el acto ritual que hace que el animal esté permitido) y que no coman carne de un animal moribundo que muere naturalmente (en hebreo: nevelot. Los animales que mueren naturalmente están prohibidos según las normas de Kashrut). En este sentido se les permite a estos soldados hacer una excepción en la ley y avalar estas relaciones para que no cometan una gran transgresión. 

Una pequeña reforma sólo tiene sentido si a la misma, con el paso del tiempo, se le adiciona otra pequeña y así sucesivamente. Si esta fue la reforma en relación a los soldados y a las mujeres cautivas de hace 2500 años ¿Cuál debe ser la reforma de nuestra generación?

viernes, 15 de febrero de 2013

Kidushin 20 - Los esclavos como los amos

Si él te dijere: No te dejaré; porque te ama a ti y a tu casa, y porque le va bien contigo (Devarim 15:16)

Desde nuestra libertad ignoramos como alguien puede ser "feliz" siendo esclavos. Desde nuestra perspectiva posmoderna insistimos en que la libertad es uno de los valores centrales por los cuales un ser humano, y toda sociedad, deben bregar. Sin embargo la Torá establece una figura legal sobre aquel esclavo, que fue adquirido por un amo, y que no desea salir en libertad. Como dice la Torá, "porque te ama a ti y a tu casa, y porque le va bien contigo", este esclavo no desea recuperar su libertad, incierta, insegura y arriesgada y prefiere quedarse allí donde, aunque no es dueño de su tiempo (el gran elemento propio de la esclavitud), sabe que vive "seguro". Hay quienes prefieren la seguridad de la esclavitud a los desafíos de la libertad. 

El Talmud, con mucho ingenio, interpreta más agudamente las palabras "porque le va bien contigo" y los sabios dicen: contigo en la comida y contigo en la bebida. Y explican luego que al amo le está prohibido comer una comida mejor o diferente que la de su esclavo, todo lo que él coma le debe dar también a su esclavo para comer. Lo mismo sucede con la bebida. Un amo no puede tomar un vino añejo (de mayor calidad) y servirle a su esclavo un vino nuevo (de peor calidad por su poca maduración). Lo mismo ocurre con el lugar donde cada uno duerme y con las demás necesidades básicas de los hombres y las mujeres. Es por esto, y el Talmud cita un adagio popular de la época, que los hombres dicen: quien adquiere un esclavo en realidad esta adquiriendo un amo. Si uno tiene la obligación religiosa de tratar al esclavo como uno se trata a si mismo y al no hacer diferencias entre unos y otros entonces uno más que un esclavo, decía la gente por aquel entonces, uno esta adquiriendo un amo. 

El Meirí, comentarista de Porvenza del siglo XIII, dice que aunque en nuestra época (su época y mucho más la nuestra) no rige más la ley del "esclavo hebreo", o sea que la esclavitud ya para aquel entonces estaba prohibida, este fragmento del Talmud nos enseña de qué manera debemos tratar a nuestros empleados y a la gente que trabaja para nosotros diariamente. Aunque no sea un precepto es una cualidad de piedad (Midat Jasidut) cuidar y tratar de una forma digna a quienes trabajan para nosotros, ya sea en nuestras empresas o en nuestros hogares. La Torá nos comanda a no hacer diferencias entre los unos y los otros; uno no puede comer un manjar y servir migajas a sus empleados. E incluso más, enseña el Meiri, no se debe hacer distinción entre judíos y no judíos ya que según el Talmud Ierushalmi Rabi Iojnan se comportaba de igual manera y con el mismo respeto y cuidado a sus esclavos hebreos como a sus esclavos cananeos. 

No hacer diferencias, ese es el desafío. 

Shabbat Shalom!

jueves, 14 de febrero de 2013

Kidushin 19 - Mitzvat Iehud

¿Cómo se pasa de ser amo a ser esposo? ¿O de ser esclava a ser esposa? El Talmud nos describe lo que se conoce como Mitzvat Iehud (o el precepto de la designación). Al parecer en la antigüedad existía una figura legal donde el amo, antes de que se terminen los seis años de trabajo de su esclava la podía tomar como esposa. El ritual era el siguiente: un tiempo antes que se terminen sus años de trabajo, por lo cual el amo le pagó a ella o a su padre, él puede desposarla de la manera tradicional, frente a dos o más testigos debe decirle: tu estás consagrada para mí. Sin embargo, a diferencia de los matrimonios tradicionales, él no debe darle nada a la mujer en aquel momento ya que la prutá (aquel valor mínimo que se requería para contraer matrimonio) se considera como pagada al comienzo de sus años de trabajo. Es decir, el mismo dinero que él utilizó para comprarla como esclava, es ahora el dinero utilizado simbólicamente, para adquirir a su ex esclava como esposa. Desde ese momento, de ahora en más, dice el Talmud el hombre debe comportarse con ella como un hombre se comporta con su mujer y no como un amo se comporta con su esclava. De esta manera una esclava pasa a ser esposa. 

Siempre hubieron padres protectores y el Talmud nos cuenta el caso, y qué sucedería, si un padre vende a su hija (algo que dijimos que está prohibido pero que sin embargo al parecer ocurría) pero con la condición de que el amo no cumpla con ella, si él lo llegase a desear, el precepto de la designación. Es decir, el padre le prohibía al amo poder contraer matrimonio con su hija. ¿Puede el amo romper esa promesa al cabo de unos años? Rabi Meir dice que no, que la promesa se mantiene. Si el hombre prometió que no se casaría con aquella mujer, él debe cumplir su promesa como enseña la Torá. Sin embargo los sabios dicen que si él desea tomarla a ella como esposa puede dejar nula la promesa. Porqué, y así lo explican, todo aquel que promete algo que va en contra de lo que dice la Torá o más bien, promete no hacer algo que la Torá le permite hacerlo, y viceversa  uno llegado el caso si así lo deseara podría romper aquella promesa. En este sentido, la Torá y sus palabras tienen prioridad sobre las palabras y las promesas de los hombres. De esta manera se rompen promesas en nombre de la Torá. 

lunes, 11 de febrero de 2013

Kidushin 18 - Sobre ladrones y la pobreza

El ladrón hará completa restitución; si no tuviere con qué, será vendido por su hurto (Shemot 22:2)

El código criminal bíblico es sencillo, la figura de la cárcel prácticamente no existe. Si alguien asesina o viola debe ser muerto, ya que aquella transgresión no puede ser reparada. Sin embargo si alguien roba el ladrón no es muerto ya que su transgresión si puede ser reparada. ¿De qué manera? Devolviendo lo robado, o el equivalente en dinero de lo robado, más un 20% por lo que hoy llamaríamos "perjuicios varios". Sin embargo, como nos muestra el Talmud, si una persona roba y no tiene con qué devolver aquello que fue robado debe vender lo único que él posee: su cuerpo. Un ladrón que robó y no puede devolver el equivalente de aquello que robó debe ser vendido por una X cantidad de tiempo que sea equivalente al monto que ha hurtado. Sin embargo el Talmud enfatiza que no es vendido en esclavitud doblemente o más allá del tiempo necesario para saldar su deuda. El 20% extra que está obligado a pagar no debe cumplirlo en esclavitud, si no tiene el dinero, sino que se lo debe dejar en libertad y esperar a que se enriquezca, y una vez que tenga el dinero el damnificado puede cobrar su deuda. 

La pobreza causa estragos y la tradición judía da cuenta de los límites aparentamente irracionales a los cuales concurre un ser humano cuando cae en la desgracia de la pobreza. Vimos que el ladrón, si no tiene dinero, debe vender su cuerpo como esclavo para saldar la deuda y luego el Talmud nos relata y trabaja sobre el caso de un padre que cayó en la pobreza, y si bien teóricamente uno no puede vender a su hija como esclava, este hombre por no tener dinero suficiente vende a su hija en la esclavitud. De una forma que muchos de nosotros no podemos llegar a entender, un hombre puede llegar a vender hasta su propia hija con el fin de sobrevivir, sin embargo el Talmud enfatiza que se luego de que el hombre venda a su hija como esclava se lo debe obligar a redimir a su hija y a ponerla nuevamente en libertad. Ya que es una desgracia (Pgam Mishpajá) que un familiar cercano caiga en la esclavitud, y mucho más si es un padre quien vende a su hija, los rabinos obligan al padre a redimir a su hija; y este nunca más puede venderla como esclava. 

viernes, 8 de febrero de 2013

Kidushin 17 - Repartición de ganancias

Si se vendiere a ti tu hermano hebreo o hebrea, y te hubiere servido seis años, al séptimo le despedirás libre. Y cuando lo despidieres libre, no le enviarás con las manos vacías. Le abastecerás liberalmente de tus ovejas, de tu era y de tu lagar; le darás de aquello en que Adonai te hubiere bendecido. (Devarim 15:12-14)

Ya habíamos establecido que según la Torá y el Talmud la esclavitud no puede ser eterna. El tiempo en el cual uno está sometido a los tiempos de otros nunca puede ser eterno. Poder darse a uno mismo sus propios tiempos es el comienzo de la libertad. En este sentido es que la Torá, como pueden ver, dictamina que un esclavo hebreo sólo puede serlo por el lapso de seis años, luego debe salir en búsqueda de la libertad. Sin embargo si estos hombres o mujeres cayeron en la esclavitud fue seguramente porque no contaban con medios para subsistir y si al salir en libertad no tienen medios con los cuales comenzar una nueva vida indefectiblemente deberán venderse como esclavos nuevamente. Por este motivo la Torá comanda que cuando uno libera a un esclavo no lo debe dejar salir con las manos vacías. 

El Talmud, como buen libro sobre el derecho, intenta delimitar cuánto exactamente y qué en particular debe proveerle el amo a su esclavo cuando sale en libertad. Primero hay una gran discusión sobre cuánto se le debe dar en concepto de dinero: algunos dicen 30 Selaim, otros 50 y  otros 25, etc; sin embargo finalmente el Talmud dictaminará que al dejar a un esclavo en libertad no se le debe dar dinero ni prendas sino que se le deben entregar ganados, granos y vides. Todas cosas que crezcan por si mismas. El dinero y las ropas, objetos valiosos sin duda, no proporcionan nada por si mismos, no se reproducen ni crecen, sin embargo el ganado crece, los granos cosechan y las vides dan sus frutos. Al dejar a los esclavos en libertad el amo debía asegurarse que ellos tengan los elementos necesarios para seguir creciendo y para que nunca más tengan que volver a la esclavitud.

Ahora bien ¿Cuánto exactamente de granos, ganado y vides le debía entregar? En el último versículo que citamos al comienzo está la respuesta. Uno debe darle al esclavo un porcentaje de todo aquello con lo cual el dueño fue bendecido durante los seis años que el esclavo le sirvió. Si en esos años el amo ganó millones le debe dar un gran porcentaje a su esclavo cuando adquiera la libertad, sin embargo, si sus ganancias fueron escasas lo que tendrá que darle también será más moderado. Todo de acuerdo a como Dios lo hubiera bendecido. 

miércoles, 6 de febrero de 2013

Kidushin 16 - Potpurrí de esclavos

Sthar. Una esclava hebrea también se puede adquirir a través de un documento. No solo a través del dinero se puede adquirir a una esclava. Llegado el caso, un padre antes de que su hija llegue a la adultez, puede "vender" a su hija como esclava. Lo que debe hacer es escribir en un papel: "mi hija es vendida a ti". Dijimos "antes de que llegue a la adultez" ya que aclaramos en un post anterior que una de las formas en las cuales las esclavas salen en libertad es cuando empiezan a aparecer en su cuerpo los símbolos de la maduración (en particular: pelos en la zona púbica). Como siempre: no hagan esto en sus casas ni con sus hijas: la esclavitud existió en la tradición de Israel pero prácticamente en la legislación y en la práctica fue abolida hace siglos.

Jazaká. Viendo diversas formas de adquirir "mujeres o esclavos" el Talmud trae a colación otra forma común en su época de adquirir ciertas cosas. Esta forma es la "jazaká". El ejemplo que traen para elaborar este concepto es el de los bienes que dejó un converso. Según la tradición talmúdica los hijos heredan de los padres (los hijos y no las hijas, lean atentamente); sin embargo cuando un gentil se convierte al judaísmo sus hijos (que siguen siendo gentiles) no heredan sus bienes. Entonces ¿Qué pasa con todas sus pertenencias? En un Estado moderno y depredador como existen hoy seguro que el Estado haría usufructo inmediato de los bienes del fallecido, sin embargo para la tradición judía esos bienes tienen el estatus de Hefker (no son de nadie) por lo cual a través de la jazaká (la "fuerza") es que uno se hace dueño de dichos objetos. Esto no significa que a través de una pelea se resuelve la propiedad de dichos bienes sino muy por el contrario que cuando uno va y toma aquel objeto y lo lleva a su propiedad este objeto, por la jazaká (la "suposición") pasa a ser de uno. Sin embargo, muy bien aclara el Talmud, no existe algo así como la jazaká en relación al matrimonio o la adquisición de esclavos ya que de existir esto conllevaría a que uno estando en la vía publica pudiera eventualmente agarrar a una mujer o a un hombre y hacerlos esclavos (sin pagar lo que deben pagar). 

Comprarse a sí mismo. Un esclavo que se vendió a si mismo o que un Beit Din lo vendió puede recuperar su libertad pagándole a su amo lo que le "debe" por no trabajar los seis años completos por los cuales había sido adquirido. Dijimos en un Post anterior que los esclavos salían en libertad al final del sexto año, cuando llega el jubileo o con la muerte de sus amos. Por este motivo, indefectiblemente uno compraba a un esclavo por el plazo máximo de seis años. Si el esclavo quiere salir en libertad antes de término, digamos a los 4 años, debe pagarle a su amo por los 2 años que le restarían trabajar para él. Con dinero, entonces, la libertad es posible. 

Maanikim Lahem. La Torá sostiene que un esclavo no puede salir con las manos vacías después de años de trabajo. Si uno cayó en la esclavitud por falta de sustento si luego de seis años uno sale sin un centavo claramente indefectiblemente caerá nuevamente en la esclavitud. Por este motivo los sabios determinan, de acuerdo a la legislación bíblica, que todos los esclavos que cumplen con sus años de trabajo deben recibir, por parte de sus amos, una compensación económica al adquirir la libertad. Quien sale luego de seis años de trabajo, o en el jubileo  o tras la muerte de sus amos o las muchachas esclavas luego de mostrar signos de pubertad deben recibir obsequios y ayuda económica departe de sus antiguos amos. Esta ley sin embargo no aplica para los esclavos o esclavas que deciden escaparse (obviamente!) pero tampoco para los que recuperan su libertad pagando por los años que le restaban trabajar. 

lunes, 4 de febrero de 2013

Kidushin 15 - Hakol Lishijrur

Y si no se rescatare en esos años, en el año del jubileo saldrá, él y sus hijos con él. (Vaikrá 25:54)

En el último post comenzamos a hablar sobre cómo se adquieren los esclavos y cómo ellos mismos adquieren su propia libertad. Ahora bien, debemos enfatizar diversas relaciones de esclavitud. Cuando un judío se vende o es vendido a otro judío (Eved Israel), a los seis años sale en libertad (a menos que no lo desee). Si se trata de un no judío que es vendido a un judío (Eved Knaani) sale en libertad en el año del jubileo (en el año 50, Shnat Haiovel). Sin embargo llegado el caso que un judío se venda a si mismo o sea vendido a un no judío (Eved Ivrí Hanimjar laNojri) las regulaciones se modifican. 

Tanto para la mentalidad bíblica como para la talmúdica una cosa era ser esclavo de un hermano, que era una forma más de sobrevivir cuando uno no tenía medios para los cuales mantenerse, y otra cosa era venderse o ser vendido como esclavo a un no judío. Las diversas generaciones de sabios se enfrentaban fervientemente contra esta situación ya que bajo amos no judíos un judío podía estar sometido a torturas (que eran prohibidas por la legislación de la esclavitud bíblica) y por otro lado podía aprender de las "aberraciones" de los pueblos politeistas. Y por este motivo era un deber de sus hermanos -el pueblo de Israel- el de redimirlo. 

Pidion haHavadim, la redención de los esclavos, era un precepto de gran importancia en el mundo antiguo. La tradición bíblica decreta allí en Vaikrá que primero son los Krobim (los familiares cercanos) los que deben cumplir la Mitzvá de redimir a aquel familiar que cayó en la desgracia de la esclavitud a manos de no judíos. Si su familia no tuviera los medios para redimirlo es el pueblo judío, en su conjunto, quien está obligado a redimir a aquel esclavo. Sin embargo sobre este punto hay una gran disputa en la Guemará.

Rabi Iosi sostiene que si son los familiares los que lo liberan este esclavo sale a la libertad (no pasa a ser esclavo de su familia), sin embargo si es el resto de la comunidad de Israel quien lo libera este hombre pasa a ser esclavo de aquella persona que lo ha liberado. El razonamiento de Rabi Iosi es el siguiente: si esto no sucediera así, si aquella persona que no es su familiar no lo obtendría como esclavo, nadie en la comunidad de Israel "perdería" dinero en vano pagándole al amo anterior para liberar al esclavo. Solamente, piensa él, si quien lo libera tiene un rédito entronces muchos estarían dispuestos a liberar a los esclavos judíos que se encuentran en manos de no judíos. 

Por el contrario Rabi Akiva sostiene que si un extraño lo libera, el esclavo obtiene directamente su libertad mientras que si es un familiar quien lo libera pasa a ser esclavo de su familia, ya que sino uno razonaría de la siguiente manera, dice rabi Akiva: "todos los días iré y me venderé como esclavo porque se que luego mi familia vendrá y me redimirá". Uno se apoyaría tanto en la obligación legal y moral que tiene la familia de poner en libertad a un familiar suyo que cayó en la esclavitud que quizás uno pueda llegar a abusarse de aquella situación. 

Estas eran las opiniones de Rabi Akiva y Rabi Iosi mas las sugyia del Talmud cierra con una declaración de los sabios que dice: Hakol Lishijrur - todos en libertad. No importa si son los familiares u otros judíos quienes liberen a aquel esclavo, el mismo es inmediatamente puesto en libertad. Si bien podemos ver y reconocer modelos existentes de esclavitud tanto en tiempos bíblicos como rabínicos podemos, al estudiar en profundidad los textos, ver que la balanza siempre se inclina a favor de la libertad. 

viernes, 1 de febrero de 2013

Kidushin 14 - El esclavo y su libertad

Si bien el tratado de Kidushin versa mayoremente sobre temas relacionados con el matrimonio ustedes ya conocen esa manía del Talmud de asociar libremente ideas y de paso cañazo (Derej Agav) enseñar algo que está relacionado de alguna manera con el tema en cuestión. En este caso, la segunda Mishná de Kidushin trata sobre cómo se "adquiere" a un esclavo y cómo ese esclavo puede adquirir la libertad. El punto de conexión es evidente. La primer Mishná hacía referencia a como se "adquiere" una mujer para el matrimonio y esa Mishná habla de como se adquiere a un esclavo. 

Un esclavo judío (Eved Ivrí), que podía llegar a ser esclavo o bien porque se quedó sin tierras y sin medios para mantener a su familia por lo cual debía vender su fuerza de trabajo para poder sobrevivir, o bien podía llegar a ser vendido por un tribunal rabínico, puede ser adquirido a través de dos formas: por dinero o por un documento. Excepto, claro está, la relación sexual, estos son los mismos mecanismos que el Talmud establece para desposar a una mujer. 

La esclavitud de hebreos, a diferencia del Eved Knaani (el esclavo no judío) jamás podía ser eterna, de alguna forma u otra el esclavo debía poder adquirir nuevamente su libertad. El Talmud nos enseña que el Eved Ivrí podía adquirir su libertad, ser dueño nuevamente de sus tiempos y de sus pertenencias - otra similitud con la mujer para la cosmovisión de aquellos tiempos - mediante tres mecanismos. Al cabo de seis años de trabajo debía salir en libertad, o bien si no terminó de cumplir esos seis años de trabajo podía "abonarle" a su amo un porcentaje por el tiempo que no trabajará para él y por último aunque el esclavo haya sido adquirido 2 días antes del año del jubileo (shnat Haiovel) éste debía salir indefectiblemente en libertad. Las esclavas mujeres tenían una cuarta forma de salir en libertad. Si eran adquiridas antes de la pubertad apenas le salieran los signos (simanim) de la pubertad sus amos estaban obligados a dejarla en libertad. 

Un último dato. Existía también en el antiguo Israel el esclavo de la oreja agujereada  (Eved Hanirtzá). Este tipo de esclavitud ocurría cuando un hombre, y solamente un hombre ya que no podía haber una esclava de oreja agujereada, que es esclavo decide de forma voluntaria al cabo de seis años de trabajo continuar bajo el dominio de sus amos. Elige seguir siendo esclavo. Y como forma de mostrar esta situación el amo debía augerearle el lobulo derecho. Este tipo de esclavos sólo adquieren su libertad con la muerte del amo y con el año del jubileo. El año 50 es un año de libertad absoluta sobre la tierra; incluso aunque uno quisiera continuar como esclavo la Torá lo comanda a salir en libertad. 

P.D: el rechazo de muchas autoridades rabínicas a que los hombres se perforen las orejas (más allá del daño que le puede producir al cuerpo y de que usualmente los aros eran una "vestimenta femenina") reposa en la imagen del esclavo hebreo que elegía continuar siendo esclavo aunque podía ser libre; y como castigo le agujereaban la oreja.