jueves, 31 de octubre de 2013

Sotá 49 - Desde que murió...

Estamos a punto de finalizar el tratado de Sotá. Al final del tratado se continúa con la secuencia que comenzó unos folios atrás: ciertos sucesos que marcaron un cambio en la historia. Recordemos: los sabios enseñaron que cuando aumentaron los adulteros los rabinos anularon las aguas amargas. Cuando el Templo de Jerusalém fue destruido las frutas dejaron de tener aroma y se prohibieron las grandes fiestas con mucha música (por el duelo del Templo). Lo mismo continúan enseñando en nuestra última Mishná los sabios. 

Luego de la guerra de Vespasiano los sabios prohibieron que los hombres lleven coronas en sus casamientos. Era costumbre, al parecer, que los hombres llevaran una corona ostentosa y hermosa el día de su Jupá, sin embargo, por duelo y por las victimas de aquella guerra los rabinos prohibieron su uso. También, luego de dicha guerra, fueron prohibidos también unos tambores que solían alegrar los encuentros festivos. Luego de aquella guerra contra aquel emperador romano le sucedió la batalla contra el famoso, y malvado (según la tradición judía) Tito. Luego de está guerra los sabios aumentaron las medidas de duelo. A las novias también se les prohibía en está oportunidad llevar coronas durante sus casamientos. En la antiguedad las mujeres solían llevar una corona muy especial en el día de su Jupá. Llevavan una Ierushalaim shel Zahab (una jerusalém de oro) en sus cabezas. Las mujeres más ricas ostentaban una corona en la cual estaba tallada toda la hermosura de aquella ciudad que al atardecer reluce como el oro. Finalmente luego de la última guerra, tras la derrota de Bar Kojvá, se prohibió también que las mujeres entren a su palio nupcial trasportadas en un palanquín. 

El último fragmento de nuestro tratado es una enorme lista de sabios que murieron. Extraña forma de concluir un tratado del Talmud. La Guemará nos cuenta que cada vez que uno de estos sabios moría, algo se perdía del mundo. No sólo las grandes guerras o la destrucción del Beit Hamikdash traen desolación al mundo; sino también cuando ciertas personas mueren hay algo que se pierde. Cuando una persona encarnaba en su vida algún valor o algún ideal, y está persona fallecía; el mundo quedaba damnificado. Y aquí está la lista:

"Cuando murió Rabi Meir, cesaron los contadores de fabulas. Cuando murió Ben Azai cesaron los estudiosos asiduos de la Torá. Cuando murió Ben Zoma cesaron los predicadores. Cuando murió rabi Akivá cesó la gloria de la Torá. Cuando murió Rabi Janina ben Dosa cesaron los hombres de acciones (santos). Cuando murió Iosef Katontá cesaron los jasidim (piadosos). Cuando murió rabi Iojanan ben Zakai cesó el destello de la sabiduría... Cuando murió Rabi cesó la humildad y el temor reverencial". Cada uno de estos sabios eran conocidos por un atributo en particular, cuando ellos murieron toda la humanidad perdió el ejemplo de estos valores puestos en la practica. 

Salika La Masejet Sotá! Hemos terminado así el estudio de un nuevo tratado del Talmud. 

miércoles, 30 de octubre de 2013

Sotá 48 - "Desde que..."

Hay momentos en la historia que marcan un antes y un después para una cultura o una nación. La destrucción del Beit Hamikdash (Templo de Jerusalém) fue uno de estos acontecimientos trascendentales para el pueblo judío. El Talmud en está ocasión intentará mostrarnos como afecto en la conciencia colectiva la destrucción del lugar más sagrado del antiguo Israel. 

Los sabios nos enseñan que desde que se anuló el Sanedrín (el cual funcionaba en el Beit Hamikdash) se eliminaron las músicas de las casas festivas. Nunca más se bebió vino al son de una hermosa melodía. La música es símbolo de alegría y regocijo, cuando un hombre está de luto no debe escuchar música durante el primer año de duelo. La destrucción del Beit Hamikdash significó un duelo colectivo de todo el pueblo judío. Por dicha razón los maestros dicen que nunca más se escuchó una canción ya que el duelo perduraba hasta sus días. La prohibición de tocar instrumentos o incluso del canto es un tema sumamente complejo y discutido en la halajá, porque si bien el duelo por el Templo de Jerusalém continúa, la realidad es que un pueblo no puede vivir en un duelo eterno. Por está razón los sabios establecieron que la música y las canciones están permitidas siempre en ocasiones de mitzvot como un casamiento o un bar mitzvá. Sin embargo este es un claro ejemplo de como la costumbre hizo caer en desuso una halajá. El duelo no puede ser eterno.

Todos habremos escuchado la frase "todo pasado fue mejor". Está no tan sana costumbre de creer que en el pasado todo era mejor que en el presente que nos toca vivir también se encuentra en la filosofía de los rabinos. Ellos enseñaban, por ejemplo, que cuando murieron los primeros profetas (identificados luego como David, Shmuel y Shlomó) los Urim veTumim ya no sirvieron más. Los Urim veTumim eran unas piedras preciosas que colgaban del pectoral del Sumo Sacerdote que funcionaban como una suerte de oráculo. Se dice que los primeros profetas le consultaban a estás piedras y ellas le daban una respuesta. Cuando toda está primera generación de profetas murió ya nunca más los Urim veTumim volvieron a funcionar. La degradación en cada generación era gradual. Si haya por el siglo X a.e.c estos oráculos dejaron de funcionar, la inspiración divina (Ruaj Hakodesh) continuó presente en el pueblo judío hasta los tiempos de los últimos profetas (Jagai, Zejaria y Mealji en el siglo III a.e.c). Desde que estos últimos profetas murieron ya no hay profecía dentro del pueblo de Israel. Lo único que resta es el Bat Kol, aquella voz de Dios que de tanto en tanto ciertos seres humanos creen escuchar. 

Fue tan duro para la conciencia nacional judía la destrucción del Templo de Jerusalém que los sabios llegaron a decir que desde su destrucción cesaron de haber hombre de fe. La gente perdió su fe luego de tanta destrucción y dolor. Su fe y confianza en Dios no resistió a tanta desolación. Para finalizar ¿Quién es una persona con poca fe (Miktanei Amana)? "Rabi Eliezer Hagadol nos dice: Toda persona que tenga pan en su saco y diga "¿qué comeré mañana? es una persona con poca fe". Es decir, todas aquellas personas que tienen sus necesidades cubiertas hoy pero que constantemente están preocupadas por lo que les sucederá en el futuro carecen de fe y de confianza en Dios. Debemos, nos sugieren los sabios, saber apreciar la dicha del presente y confiar que Dios nos ayudará a que en un futuro nada nos falte. 

lunes, 28 de octubre de 2013

Sotá 47 - "Desde que se multiplicaron..."

Nos estamos acercando al fin del tratado de Sotá y aquí comienza una serie de enseñanzas que todas comienzan con "Mi SheRabu", es decir, desde que se multiplicaron. En otras palabras, desde que algo que en la antigüedad era ocasional se volvió una costumbre ciertas practicas, por un motivo u otro cayeron en desuso. A continuación expongo algunas de los casos más emblemáticos: 

"Desde que se multiplicaron los asesinatos se eliminó la practica de la Eglá Arufá". La ceremonia de la Eglá Arufá (la rotura de la cerviz de una becerra) se realizaba cuando un muero era hallado en un campo y se desconocía quien era el asesino. Para expiar aquella muerte se realizaba esta ceremonia. Sin embargo cuando los asesinatos en el antiguo Israel se volvieron frecuentes los sabios eliminaron está ley de la Torá (sí, los sabios se abrogaban la capacidad de eliminar o modificar ciertos preceptos bíblicos). ¿Por qué? Porque la Eglá Arufá se realizaba por "la duda" de no saber quien era el asesino pero cuando los asesinos se volvieron "conocidos" e identificables para la gran mayoría de las personas no había necesidad de ofrecer aquel becerra porque ya no había dudas sobre quienes eran aquellos que solían matar a las personas en las afueras de la ciudad. 

"Desde que se multiplicaron los adúlteros se eliminó la practica de las Maim Hamarim". Lo mismo ocurre con las aguas amargas. Cuando los adúlteros se multiplicaron y el adulterio se volvió una cuestión "rutinaria" en la antigua comunidad judía los sabios decidieron que la tradición de las aguas amargas, aquel brebaje que tomaban las mujeres para observar si realmente habían cometido adulterio o no, sea discontinuada. ¿Por qué? La Guemará nos enseña que esto se debe a que cuando los hombres estén limpios de transgresiones las aguas amargas cumplirán su función y evaluarán si una mujer cometió adulterio o no. Sin embargo como en aquella generación de hombres adúlteros estos no estaban libres de pecados, las aguas no cumplían su función. Es decir: las aguas perdieron su efecto. 

Luego de que el Talmud exponga los motivos por los cuales estás dos antiguas instituciones bíblicas cayeron en desuso, los sabios traerán varios aforismos y diversas breves enseñanzas en torno a que cuando cierta cosa aumento, otras cosas disminuyeron o se deterioraron. Les comparto algunas de las más interesantes: 

"Desde que se multiplicaron los hedonistas, se pervirtió la justicia, la conducta de los seres humanos se deterioró y no hay santificación del nombre de Dios en el mundo" ¿Por qué? Porqué por amor a los placeres los jueces comenzaron a aceptar sobornos y la gente abandonó una vida espiritual en pos de los placeres mundanos que deterioraban sus conductas. 

"Desde que se multiplicaron los jueces parciales en los juicios (los que toman posición por una de las dos partes) los preceptos de "no temerás a ningún hombre" y "no favorecerás a ningún hombre" dejaron de ser practicados, y la gente abandonó el yugo divino para someterse al yugo de los seres humanos". Cuando los jueces se corrompieron y comenzaron a prejuzgar a los litigantes, para bien o para mal, todo el sistema de justicia bíblico se pervirtió. 

"Desde que se multiplicaron los que llaman al mal bien y al bien mal, se multiplicaron las calamidades en el mundo". Desde que los seres humanos perdieron la conciencia y comenzaron a tergiversar el bien con el mal y el mal con el bien, grandes tragedias le sobrevinieron por causa de una falta absoluta de claridad en el juicio moral. 

"Desde que se multiplicaron los arrogantes, las mujeres de Israel comenzaron a casarse con hombres arrogantes por cuanto nuestra generación sólo mira las apariencias". Hay también una degradación de los valores. En un pasado, el Talmud idealiza, la gente miraba el interior de las personas antes de casarse, hoy día la gente mira sólo las apariencias externas.

"Desde que se multiplicó la soberbia en los corazones, las disidencias en el pueblo de Israel aumentaron" Aquí el Talmud da cuenta de que la gran mayoría de las discusiones dentro del pueblo de Israel no se deben a fundamentaciones teológicas sino más bien a conflictos políticos y de ego. Cuando el ego y la soberbia aumentó así también aumentaron las discusiones y las peleas; y lo que ocurrió fue, que en los tiempos de Hillel y Shamai, se hizo de la Torá como si fueran dos Torot. 

viernes, 25 de octubre de 2013

Sotá 46 - Egla Arufa II

21:6 Y todos los ancianos de la ciudad más cercana al lugar donde fuere hallado el muerto lavarán sus manos sobre la becerra cuya cerviz fue quebrada en el valle; 21:7 y protestarán y dirán: Nuestras manos no han derramado esta sangre, ni nuestros ojos lo han visto. 21:8 Perdona a tu pueblo Israel, al cual redimiste, oh Adonai; y no culpes de sangre inocente a tu pueblo Israel. Y la sangre les será perdonada. (Debarim)

El Talmud continúa detallando el proceso de la Egla Argufá (la becerra de cerviz quebrada) que se debe realizar cuando se encuentra a un muerto fuera de una ciudad sin saber porque motivo murió. Dijimos anteriormente que se debe medir desde el cuerpo del difunto hasta las ciudades más próximas, la más cercana es la que debe traer la becerra para quebrar su cerviz. Sin embargo, la Mishná nos cuenta, que si dos ciudades están equidistantes del cadáver ambas, en conjunto, deben traer una Egla para sacrificarla. 

¿Desde donde se mide al muerto? Los sabios son tan cuidadosos y detallistas que se preguntan: si la cabeza está en un lado y el cuerpo del otro ¿desde dónde se mide? Hay quienes dicen que se cuenta desde el cuerpo y otros que dicen que se cuenta de la cabeza. La opinión ganadora es la de Rabi Akivá que afirma que se debe llevar el cuerpo hacia donde está la cabeza, y desde allí contar, ya que la cabeza, cuando a uno se la cortan cae exactamente en ese lugar. Sin embargo los sabios no se sacian con facilidad. ¿Desde qué parte del cuerpo se mide? Hay tres opiniones: desde la nariz (que permite respirar, es decir, la vida), desde el ombligo (que es lo que nos permite desarrollarnos en el útero materno) o desde el cuello (que es el lugar que nos provocó la muerte)? Nuevamente los sabios le dan la opinión a Rabi Akiva y se debe medir desde la nariz ya que el hálito de vida reside allí (Bereshit 7:23).

Ok, ya hemos determinado cual es la ciudad más cercana al difunto. Ahora los ancianos de aquella ciudad deben traer una becerra sobre la cual no le hayan puesto un yugo y deben bajarla a un Najal Eitan (un arroyo perenne, es decir un arroyo eterno, continuo del cual se puede extraer agua todo el año). Allí, al lado de aquella fuente de agua se debe hacer la ceremonia de la Eglá Arufá, se debe cortar la cerviz de la becerra. En ese lugar, sobre el cual se realizó la ceremonia, los sabios prohíben volver a trabajar la tierra. Luego de realizar este antiguo ritual los sabios deben lavarse las manos y deben decir: "Nuestras manos no han derramado esta sangre, ni nuestros ojos lo han visto". Metafóricamente "se están lavando las manos", están diciendo que nadie en aquella ciudad es responsable por la muerte de aquel hombre que yacía en el medio del campo. 

Un último y hermoso detalle: ¿Por qué se debe realizar está ceremonia en un arroyo perenne y con una becerra? Así dijo el Eterno "Deben traer un elemento que no ha dado frutos (es decir, la becerra que todavía no ha concebido) y deben cortar su cerviz en un lugar que no de frutos (es decir, aquel arroyo) para expiar a aquel ser que no le permitieron dar frutos (el muerto)". En está hermosa enseñanza, Rabi Iojanan ben Shaul nos dice que la persona que muere deja de dar frutos. ¿Qué son estos frutos? Las mitzvot, los mandamientos. Cuando uno muere deja de cultivar el mundo con su amor y su benevolencia, representadas ambas en los mandamientos.  

miércoles, 23 de octubre de 2013

Sotá 45 - Egla Arufá

21:1 Si en la tierra que Adonai tu Dios te da para que la poseas, fuere hallado alguien muerto, tendido en el campo, y no se supiere quién lo mató, 21:2 entonces tus ancianos y tus jueces saldrán y medirán la distancia hasta las ciudades que están alrededor del muerto. 21:3 Y los ancianos de la ciudad más cercana al lugar donde fuere hallado el muerto, tomarán de las vacas una becerra que no haya trabajado, que no haya llevado yugo; 21:4 y los ancianos de aquella ciudad traerán la becerra a un valle escabroso, que nunca haya sido arado ni sembrado, y quebrarán la cerviz de la becerra allí en el valle. 21:5 Entonces vendrán los sacerdotes hijos de Leví, porque a ellos escogió Adonai tu Dios para que le sirvan, y para bendecir en el nombre de Adonai; y por la palabra de ellos se decidirá toda disputa y toda ofensa. 21:6 Y todos los ancianos de la ciudad más cercana al lugar donde fuere hallado el muerto lavarán sus manos sobre la becerra cuya cerviz fue quebrada en el valle; 21:7 y protestarán y dirán: Nuestras manos no han derramado esta sangre, ni nuestros ojos lo han visto. 21:8 Perdona a tu pueblo Israel, al cual redimiste, oh Adonai; y no culpes de sangre inocente a tu pueblo Israel. Y la sangre les será perdonada. 21:9 Y tú quitarás la culpa de la sangre inocente de en medio de ti, cuando hicieres lo que es recto ante los ojos de Adonai. (Debarim)

Está es el precepto conocido como Egla Arufa. Para la Torá toda sangre derramada, toda muerte, debe ser redimida. De alguna forma se le debe encontrar un cierre a una muerte, ya sea encontrando al culpable o expiando las culpas. Por está razón la Torá instauró está extraña ceremonia. En la antiguedad entre pueblo y pueblo había una gran cantidad de espacio "en disputa", o más bien, un espacio que no pertenecía a nadie en particular. ¿Qué pasa si se haya allí un cadaver? Alguien se debía hacer responsable y ocuparse de enterrar al muerto; pero por otro lado se debían expiar las culpas y declarar que nadie fue culpable de aquella muerte misteriosa. 

La Mishná nos enseña que todo lo que deben decir los sacerdotes (ver versículos 7 y 8) debe ser dicho en hebreo. Ahora bien. En total son cinco los enviados del Sanedrín de Ierushalaim para hacer las mediciones. Si un cadáver (jalal) se encontraba entre dos ciudades los cinco enviados del Beit Din debían medir la distancia que había entre aquellos cadáveres y el límite de las ciudades. Luego de medir la ciudad más cercana al cadáver se debía hacer responsable, trayendo una becerra y quebrando su cerviz (Egla Arufá), como signo de ofrenda expiatoria. Los sabios dicen que aunque sea obvio a quien le pertenece el muerto, es decir, si el mismo se encuentra a corta distancia del límite de una ciudad y a una larga caminata de la otra, aún así se debe medir ya que esto es una mitvzá. 

Los sabios del Talmud son muy meticulosos en está oportunidad con el lenguaje de la Torá. Allí se dice que si el muerto es encontrado "en el campo" se debe realizar todo este proceso, sin embargo, dicen los rabinos, si es encontrado en el río o colgado en un árbol no se debe traer la Eglá Arufá. Sólo si está tendido en el campo. Y es más, dice la Torá "algún muerto", más específicamente, leen los sabios "un cadáver muerto por un golpe/lastimadura"; si el muerto encontrado está degollado o todavía está brotando de el sangre caliente no se debe realizar está ceremonia.  Por alguna razón los sabios decidieron ser muy restrictivos en la aplicación de está normativa. 

lunes, 21 de octubre de 2013

Sotá 44 - Guerras optativas y obligatorias

Y volverán los oficiales a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre medroso y pusilánime (Haiaré veraj Lebab)? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo. (Debarim 20:8)

La Torá, al momento de salir a la batalla, se preocupa de los miedosos. El mayor problema de los miedosos no son ellos mismos sino de un eventual contagio. La Torá, y los rabinos en el Talmud, están preocupados que quienes tienen miedo y tienen el corazón "débil" puedan perjudicar al resto de los soldados en el campo de batalla traspasándoles sus miedos e inquietudes. Por este motivo los shotrim (oficiales) inmediatamente antes de salir a la batalla deben preguntar si alguien tiene miedo, si alguien contesta afirmativamente debe volver a la tierra de Israel y no participar en la batalla. Algo así como "miedosos go home". 

Ahora bien ¿qué significa tener miedo? ¿qué significa ser miedoso para los rabinos? La Mishná nos da dos interpretaciones posibles. En primer lugar Rabí Akiva nos dice: Kemashmaó, como suena, es decir: en su sentido literal. Los miedosos son aquellos que no pueden soportar ver una espada afilada, los que la guerra y la sangre les genera miedo. Punto, simple. Rabi Iosi Haglili, sin embargo, nos invita a evaluarlo desde otro lugar. ¿Quién es el miedoso? "Quien tiene miedo por las transgresiones que ha cometido". Rabi Iosi Gaglili entiende que en verdad a muchos nos inquieta la sangre y los dolores de la guerra, las imagenes de los campos de batalla y los ruidos, por tal razón la Torá seguramente cuando hable de miedosos no este hablando de ellos. Este sabio comprende que los miedosos a los que se refiere la Torá son los hombres que llevan sobre sus espaldas varias transgresiones por las cuales ellos supones que serán castigados por Dios durante la batalla. Quienes saben que trasgredieron y quienes confían que Dios castiga en cierto momento al hombre por sus errores puede sospechar, y entonces temer, que su castigo lo recibirá durante la batalla. Ellos también, para no atemorizar a sus compañeros deben volver. 

Guerras obligatorias Vs. Guerras optativas. Antes de concluir este octavo capitulo del tratado de Sotá debemos comprender algo que nos enseña la guemará al final de nuestro pasaje del día. Está situación de que a algunos hombres les está permitido volver al hogar y no participar en las guerras de Israel sólo aplica en las guerras optativas (Miljamot Hareshut), mientras que en una guerra obligatoria (Miljamot Mitzva o Jobá) están todos obligados (incluso los temerosos, quienes construyeron una casa, etc.) a salir a la guerra. Incluso, nos dice la Mishná, el novio y la novia deben abandonar la Jupá para salir a una guerra obligatoria. 

¿Cuáles son Miljamot Mitzvá y cuáles Miljamot Reshut? Raba nos da un ejemplo, para que entendamos, cuales son guerras obligatorias y cuales son las optativas. Una guerra obligatoria fue, por ejemplo, la de Ioshua bin Nun en su lucha por la conquista de la tierra de Israel. Una guerra de supervivencia es obligatoria también. Una guerra optativa, es por ejemplo, la que emprendió el rey David para agrandar el territorio del Reino de Israel. 

Los invito a reflexionar que enseñanzas podemos derivar de estos conceptos en relación a la situación actual, y a las guerras, que enfrenta el Estado de Israel.

sábado, 19 de octubre de 2013

Sotá 43 - Los que vuelven de la guerra


20:5 Y los oficiales hablarán al pueblo, diciendo: ¿Quién ha edificado casa nueva, y no la ha estrenado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la estrene. 20:6 ¿Y quién ha plantado viña, y no ha disfrutado de ella? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la disfrute. 20:7 ¿Y quién se ha desposado con mujer, y no la ha tomado? Vaya, y vuélvase a su casa, no sea que muera en la batalla, y algún otro la tome. 20:8 Y volverán los oficiales a hablar al pueblo, y dirán: ¿Quién es hombre miedoso y temeroso? Vaya, y vuélvase a su casa, y no apoque el corazón de sus hermanos, como el corazón suyo. (Debarim)


En el último Post hablamos de los preparativos para la guerra. Sin embargo ser soldado o soldada no es para todos. La Torá contempla, como pueden ver en los versiculos que transcribo más arriba, que hay ciertas personas que por algún motivo no pueden estar en el campo de batalla. Lo que comparten todas estás personas es miedo e incertidumbre. Cada una de ellas tiene su mente en otro lugar y no en la guerra, estás personas no deben pelear. Estás son: 1) Los que construyeron una nueva casa (o la heredaron o se la regalaron) y todavía no la estrenaron. 2) Los que plantaron una vid y todavía no la disfrutaron. 3) Los que desposaron a una mujer y todavía no se han acostado con ella. 4) Los que tienen verdadero temor y pueden asustar a los demás soldados. 

Cuando el Mashuaj Miljama habla en el campo de batalla, si algún soldado entra dentro de estás características debe abandonar la guerra. Quien construyó la casa tiene miedo que alguien se la robe, lo mismo sucede con quien plantó la vid. Quien se casó con una mujer pero todavía no se acostó con ella teme que otro lo haga en su ausencia. Por último los "temerosos", explica el Talmud, son aquellos hombres que han cometido transgresiones y tienen miedo de que Dios los castigue durante la guerra ocasionadoles la muerte. Todos ellos deben volver a la tierra de Israel. Sin embargo ellos deben asistir en otras tareas del ejercito. Miren que interesante! Aunque no puedan estar en el campo de batalla deben ayudar a preparar la comida para los soldados y también deben asfaltar los caminos.  (Que interesante es este modelo para la situación actual de Israel con tantos que por diversos motivos se rehúsan de ir a la guerra!)

Tres son las cateogrías. 1) Están los que van a la guerra y no tienen justificativo para retirarse del campo de batalla. 2) Están también los que van a la guerra pero deben volver a la tierra de Israel y ayudar con el ejercito en otras tareas 3) Están también, y está es una categoría que aparece en la Mishná, quienes ni siquiera se alistan para el ejercito y que ni siquiera deben ayudar en otras tareas. Estos son quienes contruyeron una casa y la estrenaron, quienes plantaron una vid y la disfrutaron y quienes se casaron con una mujer y se acostaron con ella. Todas estás personas desde que realizan cualquiera de estos actos hasta que se acaba el periodo de un año no deben ir a la guerra. Estás personas deben disfrutar lo que con esfuerzo consiguieron, sin temer perderlo todo en una guerra. ¿Hermoso, no?

Para finalizar, los sabios nos enseñan que el orden que se enuncia la Torá viene a enseñarnos el camino de vida (Derej Eretz) de todo hombre. Primero debemos construir una casa, luego debemos plantar una vid y por último debemos casarnos con la mujer que amamos. El Rambam sin embargo sugiere que primero debemos plantar una vid (símbolo de tener un trabajo y un sustento), luego debemos construir un hogar y recién ahí debemos casarnos, con la seguridad de un sustento y de un techo, con una mujer. La propuesta de Rambam suena más lógica ¿cómo uno va a construir un hogar si no tiene ingresos? Un  sabio medieval sin embargo consideró que en realidad lo primero que hacemos es trabajar, sembrar la vid, sin embargo los frutos de nuestro trabajo tardan muchos años en florecer, por tal motivo antes de que la viña este plena debemos tener fe y construir un hogar, y con el paso del tiempo podremos cosechar los productos de nuestro esfuerzo personal. Lo que sí, ninguno de los sabios duda, es que uno no puede casarse ni comenzar una familia sin la seguridad de un hogar y un salario. 

jueves, 17 de octubre de 2013

Sotá 42 - La Guerra

20:1 Cuando salgas a la guerra contra tus enemigos, si vieres caballos y carros, y un pueblo más grande que tú, no tengas temor de ellos, porque Adonai tu Dios está contigo, el cual te sacó de tierra de Egipto. 20:2 Y cuando os acerquéis para combatir, se pondrá en pie el sacerdote y hablará al pueblo, 20:3 y les dirá: Oye, Israel, vosotros os juntáis hoy en batalla contra vuestros enemigos; no desmaye vuestro corazón, no temáis, ni os azoréis, ni tampoco os desalentéis delante de ellos; 20:4 porque Adonai vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros enemigos, para salvaros. (Debarim)

La Torá, en el libro de Debarim, existen diversos tipos de leyes en relación a la guerra. La guerra no era un ideal pero sí una realidad. La guerra, aunque no deseada, debe ser legislada. Cuando el pueblo de Israel era conciente que debía ir a la guerra para conquistar la tierra el libro de Debarim regula ciertos comportamientos y practicas. 

Las guerras contra los enemigos, es decir contra otros pueblos y no entre las tribus de Israel como especifica la Mishná, tenían ciertas indicaciones especiales. Antes de salir a la batalla, cuando el pueblo de Israel se alistaba para la guerra un Mashuaj Miljama (un sacerdote ungido para la guerra) debía hablarle a los hijos de Israel. Y él debía hacerlo en hebreo (y este es el motivo por el cual estás leyes se encuentran en esta sección de Sotá). En hebreo debía hablarle a los soldados que se presentaban para ir a dar batalla. Debía infundirles valentía y fuerza, debía afirmarles que los demás luchaban con espadas y con carros mas el pueblo de Israel luchaba con Dios de su lado. La fuerza no reposaba en el armamento militar sino en la fe. 

Los sabios del Talmud se detienen en cada uno de los versículos y los estudian con detenimiento. En el 20:3 el Mashuaj Miljama de cuatro formas idiomaticas distintas le dice al pueblo que no debe tener miedo:
  1. "No desmaye vuestro corazón", por los relinchos de los caballos y los blandir de las espadas, explican los rabinos. 
  2. "No temáis", por el ruido de los escudos y las pisadas de los soldados
  3. "No azoréis", por el sonido de las trompetas de los enemigos
  4. "No os desalentéis", por los gritos de los enemigos en la batalla.  

¿Por qué el Mashuaj Miljama comienza hablando con las palabras "Shmá Israel"(escucha Israel)? Los rabinos sabían muy bien que popularmente estás palabras hacen referencia a la famosa declaración que cada judío hace dos veces al día. Y entonces dicen: para enseñarnos que incluso si el pueblo de Israel de todos los mandamientos sólo cumple el simple mandamiento de declarar la unicidad de Dios, aún así por este motivo Dios los va a acompañar en la batalla y los hará triunfar. 

Para finalizar el Talmud nos enseña que el Mashuaj Miljama le habla en dos ocasiones al pueblo de Israel. La primera vez cuando los soldados se están alistando (baSefar) y la segunda en el campo de batalla (baMiljama). En la primera ocasión el sacerdote da la lista de todos los que pueden (o deben) volver a sus hogares para no morir en la guerra (tema que abordaremos en el próximo post) mientras que en la segunda ocasión contando sólo con los soldados que verdaderamente irán a pelear, les debe infundir confianza y levantar el espíritu. 

martes, 15 de octubre de 2013

Sotá 41 - Parashat Hamelej

31:10 Y les mandó Moisés, diciendo: Al fin de cada siete años, en el año de la remisión, en la fiesta de los tabernáculos, 31:11 cuando viniere todo Israel a presentarse delante de Adonai tu Dios en el lugar que él escogiere, leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de ellos. 31:12 Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a Adonai vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley; 31:13 y los hijos de ellos que no supieron, oigan, y aprendan a temer a Adonai vuestro Dios todos los días que viviereis sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella. (Debarim-Deutronomio) 

Hace un tiempo ya que comenzamos con las diversas bendiciones o lecturas que se podían decir en cualquier lengua y las que se debían pronunciar solamente en el idioma sagrado, en hebreo. En este caso el Talmud estudia en detalle lo que la Mishná denomina Parashat Hamelej (la porción del rey). Está mitzvá es conocida como Hakel (congregar), este precepto tenía lugar cada siete años. Luego del fin del ciclo de la Shmitá, en el año octavo, al finalizar el primer día de la festividad de Sucot, aprovechando que todo el pueblo judío estaba en Ierushalaim, el rey debía leer diversos fragmentos de la Torá a todo Israel. Era una instrucción masiva. Todo el pueblo debía escuchar las palabras del rey para conocer las leyes y para generar en ellos temor reverencial ante Dios y ante Su Torá. 

El Rey no leía toda la Torá, de haberlo hecho todo el pueblo se hubiera dormido. La Mishná nos detalla que sólo leía el libro de Debarim y de aquel libro sólo algunas secciones como por ejemplo el Shemá Israel (capítulo 6), las bendiciones y maldiciones (capítulo 28), las leyes de los reyes (capítulo 17) y un par de secciones más. El rey lo leía desde el Templo de Jerusalém en la sección denominada Ezrat Nashim, el atrio de las mujeres (aunque no era exclusivamente para mujeres como su nombre sugiere). Para la lectura el Templo se convertía en un gran anfiteatro. Imaginen la escena nada más! Todo un pueblo entero amontonado en Jerusalém escuchando al rey leer de la Torá. Se construía un gran escenario de madera y el rey se sentaba en el medio. Se sacaba un rollo de la Torá y se lo iban pasando grandes figuras como el Jazan y el Cohen Hagadol hasta que se lo daban al rey. Leía de la Torá estando sentado (sí, sentado!) y luego recitaba ocho bendiciones sobre la Torá. 

Una historia para terminar. La Mishná nos cuenta que cierta vez le tocó al rey Agripas hacer está lectura pública de la Torá. Agripas fue el nieto de Herodes (un rey cuya simiente era discutida). Cuando Agripas leyó el fragmento de Debarim 17 donde se enfatiza que el pueblo de Israel no podía poner sobre sí un rey extranjero comenzó a llorar ya que él sabía que el provenía de los Idumeos un pueblo convertido a la fuerza al judaísmo y que en parte era extranjero. Los sabios en aquel entonces le dijeron "no temas Agripas, tu eres nuestro hermano". Los rabinos trataron de calmar al rey diciendo que el no era extranjero. No sabemos exactamente porque lo hicieron sin embargo los sabios del Talmud son muy duros con los aduladores. Algunos sabios dicen que quien adula a otro (en este caso los sabios a Agripas) terminarán sus días en el infierno y que desde el día que los halagos llegaron al mundo la justicia se pervirtió y la conducta de los seres humanos se deterioró. No obstante los rabinos de alguna manera justifican la conducta de los sabios de aquel entonces que adularon (y de cierta forma toda adulación tiene algo de mentira, por ende mintieron) a Agripas al decir que se puede adular a los malvados en este mundo para apaciguarlos; es decir si uno teme a alguien puede adularlo para intentar calmarlo. 

Así sella el asunto el Talmud: Cuatro clases no recibirán la presencia de la Shejiná: la clase de
burladores, la clase de aduladores, la clase de mentirosos, y la clase de los calumniadores.

De esta manera concluimos el séptimo capitulo del tratado de Sotá. Hadran Alaj Elu Neemarin!

lunes, 14 de octubre de 2013

Sotá 40 - La Humildad de Rab Abahu

Para el Post de hoy elegí una pequeña y hermosa historia. Los sabios nos cuentan varias historias sobre la humildad de Rab Abahu. La humildad para la literatura rabínica era una de las grandes cualidades que toda persona debía alcanzar. Ellos veían a Moshé como el gran ejemplo de un líder y un profeta humilde. Son muchas las historias y los sabios que son recordados por esta bella cualidad. En esta ocasión los sabios describen la elevada y profunda humildad de Rab Abahu.

Se cuenta que cierta vez Rab Abahu y Rabi Jia fueron enseñar Torá a un determinado lugar. Rab Abahu enseñaba Agadá (cuentos, interpretaciones de la Torá y leyendas) y Rabi Jia enseñaba cuestiones de halajá (ley judía). Todos los presentes abandonaron las clases de Rabi Jia y se fueron a escuchar las hermosas enseñanzas de Rab Abahu. Rabi Jia se entristeció. Al terminar la lección Rab Abahu se acercó hasta Rabi Jia y le dijo: "Te enseñaré a que se parece está situación. A dos hombres, uno vende piedras preciosas y el otro pequeñas chucherías, ¿sobre quien se abalanzará la gente?". 

Con el fin de levantarle el animo a Rabi Jia, Rab Abahu le dice que las palabras de halajá son las verdaderas piedras preciosas; el objeto de más valor. Sin embargo estás son caras y difíciles de conseguir. Sin embargo, las palabras de agadá son como chucherías, son sencillas y están al alcance de todos. En un mercado todos se abarrotarían frente a los lugares que venden productos pequeños de escaso valor ya que estos son accesibles para el público en general. Lo mismo ocurre con la agadá. La gente es atraída por historias, fabulas y leyendas. Son sencillas de aprehender y no requieren mucha dedicación ni esfuerzo, por eso la gente se abarrotaba en sus clases. Sin embargo lo que Rabi Jia ofrecía, las palabras de halajá, eran enseñanzas complejas que requerían mucho esfuerzo, algo que pocos estaban de acuerdo en asumir.

La humildad de Rab Abahu llevó a este sabio a menospreciar sus propias enseñanzas en pos de levantarle el animo a un compañero desolado. 

domingo, 13 de octubre de 2013

Sotá 39 - Birkat Cohanim II

El Talmud continúa enseñándonos algunas reglas en torno a la bendición de los sacerdotes. Recordemos una vez más que está bendición es una de las más -sino la más- antigua bendición presente en la tradición judía. Estipulada en la Torá hace por lo menos 2500 años se sigue recitando hasta el día de hoy en la gran mayoría de las sinagogas de todo el mundo. Ahora sí, las especificaciones:

  1. Netilat Iadaim: Los sacerdotes se deben lavar las manos completamente, hasta las muñecas, como se solía hacer en el Templo de Jerusalém antes de entregar un sacrificio antes de realizar la bendición. Quien no lo hace no puede recitarla. 
  2. La bendición: Antes de recitar la bendición sacerdotal propiamente dicha (aquella que empieza con "iebarejejá") los sacerdotes deben recitar una bendición agradeciendo la posibilidad de dar la bendición al pueblo de Israel. Ellos al darse vuelta y mirar a la congregación deben decir: "que nos santificaste con tus preceptos y nos ordenaste bendecir al pueblo con amor". Una bendición sin amor no es una bendición.
  3. Sim Shalom: Cuando los sacerdotes terminan de pronunciar los tres versículos que componen su bendición el Sheliaj Tzibur (oficiante de la plegaria) continúa con la última bendición de la Amida, con Sim Shalom. Mientras tanto los cohanim se dan vuelta y miran nuevamente hacia el Aharón Hakodesh y dicen: "Dios hicimos lo que nos ordenaste (bendecir al pueblo) ahora Tu haz lo que nos prometiste". 
  4. Las manos: Quien haya visto a los sacerdotes realizando la bendición sacerdotal sabrá que abren las manos de una forma particular. Las elevan, las ponen delante de sus cabezas y con las palmas abiertas y con un hueco entre los dedos bendicen a la congregación. Sólo pueden poner las manos de esa manera una vez que están mirando a la congregación, no antes. 
  5. Silencio: Mientras los cohanim dan la bendición ordenada por la Torá la congregación debe estar en silencio sin pronunciar palabra alguna. 
  6. Descalzos: Rabi Iojanan ben Zakai prohibió que los sacerdotes suban al Dujan a bendecir a la congregación con sandalias por miedo a que estás se rompan y que un sacerdote quede inhabilitado de pronunciar la bendición. Los sabios medievales por tal motivo decretaron que lo ideal es que los sacerdotes suban descalzos a pronunciar la bendición. 

miércoles, 9 de octubre de 2013

Sotá 38 - Birkat Cohanim

6:23 Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los hijos de Israel, diciéndoles: 6:24 Adonai te bendiga, y te guarde; 6:25 Adonai haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; 6:26 Adonai alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz. 6:27 Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los bendeciré. (Bemidbar)

La bendición más famosa del Tanaj. En el libro de Bemidbar aparece la bendición sacerdotal (Birkat Cohanim). Esta es una de las bendiciones más antiguas de la historia judía. Se atestigua su uso desde el primer Templo de Jerusalém hasta nuestros días. Dios le ordena a los sacerdotes a bendecir al pueblo con una determinada formula. Los sabios señalan con énfasis que no son ellos los que bendicen, los que otorgan la bendición, sino que la bendición proviene de Dios, los sacerdotes son meros mensajeros. 

La Mishná marca varias diferencias en la forma de como se solía recitar Birkat Cohanim en el Templo de Jerusalém y como se hace en nuestros días, fuera del Templo. 

  • Fuera del Templo de Jerusalém al final de cada una de las tres partes de la bendición quienes la escuchan deben contestar "amén". En el Templo no se interrumpía entre cada una de las secciones y solo al final los congregantes decían "Baruj Adonai Elohim Elohei Israel min haolam vead haolam"
  • En el Templo cada vez que aparecía el nombre de Dios en la formula de la bendición se lo pronunciaba como esta escrito, los sacerdotes pronunciaban el nombre inefable de Dios. En nuestras sinagogas utilizamos uno de sus apodos cada vez que aparece el nombre de Dios en la bendición. Lo pronunciamos como Adonai. 
Los rabinos luego en el Talmud interpretan con cuidado los versículos circundantes a la bendición para extraer de allí varias halajot sobre como se debe pronunciar la birkat hacohanim. La misma debe ser pronunciada únicamente en hebreo. Los sacerdotes deben estar de pie. Los sacerdotes deben elevar sus manos por encima de sus cabezas mirando hacia el público en el momento de la bendición. La oración debe ser pronunciada frente a frente, los sacerdotes deben mirar al público como un hombre habla con su prójimo y no le deben dar la espalda. La misma debe ser pronunciada en voz alta y debe ser audible para toda la congregación. 

¿Qué sucede con un sacerdote que elige no bendecir? Los rabinos del Talmud eran muy cuidadosos en torno a está bendición. Sostenían que un sacerdote elegía no bendecir al pueblo de Israel, este no sería bendecido por Dios. Quien no bendice no es bendecido, podríamos decir.  

martes, 8 de octubre de 2013

Sotá 37 - Iehudá

En el último post hablabamos de Iehudá. La tribu de Iehudá (יהודה), contiene en su nombre el tetragrama. El nombre propio de Dios, aquel nombre inefable que se pronunciaba en pocas ocasiones en la antiguedad. Iud, Hei, Vav, Hei. Estas cuatro letras más la Dalet forman el nombre de la tribu de Iehuda, tribu de la que el pueblo judío tomará luego del siglo V a.e.c. su nombre. El Talmud en está ocasión se pregunta cuál fue el merito de la tribu de Iehudá para obtener semejante privilegio. 

Los sabios nos cuentan que cuando el pueblo judío estaba por cruzar el mar de los juncos todas las tribus comenzaron a pelearse entre sí. Cada una deseaba ser la primera en tocar el agua. La tribu de Biniamim, mientras las demás tribus discutían, se apresuró y saltó al agua. La tribu de Iehuda reprendió y amonestó a Biniamim por no haber esperado a zanjar la discusión. Por imponerse por encima de sus hermanos y por no respetar las deliberaciones que se estaban llevando a cabo. Por este motivos, según algunos esta tribu recibió el nombre de Dios en su propio nombre. Sin embargo el sabio Rabi Iehuda, y su nombre aquí puede ser mera coincidencia, dice que aquello no fue lo que ocurrió. Antes de que las aguas se abriesen cada una de las tribus discutía con las otras ya que ninguna quería ser la primera en arrojarse al agua. Los hombres de Israel tenían miedo y no confiaban en Dios, no creían que las aguas finalmente se iban a abrir. Ninguna tribu quería ser la primera. En un momento Najshon ben Aminadab, de la tribu de Iehudá, se arrojó al mar. Y recién allí, cuando el agua llegaba a su cuello, las aguas se abrieron. Por esta razón, la tribu de Iehudá, por su fe, recibe en su interior el nombre inefable del Eterno.  

lunes, 7 de octubre de 2013

Sotá 36 - El orden de las tribus



8:9 Y tomarás dos piedras de ónice, y grabarás en ellas los nombres de los hijos de Israel;28:10 seis de sus nombres en una piedra, y los otros seis nombres en la otra piedra, conforme al orden de nacimiento de ellos. (Shemot)

Contextualicemos: la Mishná comenzó hace un tiempo a discutir que pasajes o bendiciones se podían decir en cualquier idioma y cuales únicamente en hebreo. Las bendiciones y maldiciones que se pronunciaron en los montes Eival y Gerizim sólamente pudieron ser dichas en hebreo. El Talmud luego nos relata que el pueblo judío se dividió en dos, seis tribus fueron para ascendieron para uno de los montes y seis tribus para el otro monte. Y ahora llega el debate que se presenta en nuestros folios de hoy ¿Qué tribus fueron para un lado y cuales para el otro?

Varias son las opciones que atinan a ofrecernos los sabios. Como referencia, la gran mayoría de los sabios, toma al Efod. A aquel pectoral que debía llevar todo el tiempo el Sumo Sacerdote (Cohen Gadol). La imagen que aquí ofrecemos es sólo de referencia. El Cohen Gadol representaba a todo el pueblo de Israel, por tal motivo debía portar simbólicamente en dos piedras preciosas el nombre de las doce tribus de Israel. Los sabios sugieren que en cada monte subieron las seis tribus mencionadas en cada una de las piedras. Hay varias discusiones en torno a que tirbus iban de un lado del Efod y cuales en el otro. Si estaban ordenadas por nacimiento, por madre o por méritos. Sin embargo, el principio general, era que debían haber 50 letras en total en el Efod y para mantener el equilibrio debían haber 25 letras en cada lado. Esto se logra si en una de las piedras están los siguientes nombres: Reuben, Levi, Isajar, Naftali, Gad y Iosef. Y en la otra: Shimon, Iehudá, Zebulun, Dan, Asher y Biniamim (con su escritura en hebreo, por supuesto). 

Algunos nombres. Luego de hablar del orden de las tribus en el Efod los sabios nos regalan algunos midrashim y comentarios sobre algunos de los nombres de las tribus. 

Iehuda (יהודה): los rabinos del Talmud consideran que porque Ieudá santificó el nombre de Dios en público él debía llevar en su nombre la totalidad del nombre inefable de Dios. Por tal motivo dentro del nombre de Iehudá, como pueden notar, se encuentra el tetragrama (iud, hei, vav, hei).

Iosef: Cuando Iaakov bendijo a sus hijos a Iosef le dijo lo siguiente: "Rama fructífera es Iosef, 
Rama fructífera junto a una fuente" (Bereshit 49:22). Ben porat Iosef, comienza diciendo el pasuk, y al final dice Alei Ayn, los sabios sugieren que está ultima expresión debe leerse como Olei Ayn (yugo de los ojos). Por está razón nos enseñan que la simiente de Iosef no es suceptible de recibir Ayn Hará (el mal de ojo). Dentro de las comunidades sefaradies o místicas es común escuchar cuando alguien está hablando mal de otro o envidiando algo de otro la expresión "Ben porat Iosef", es una forma de espantar al mal de ojo. 

domingo, 6 de octubre de 2013

Sotá 35 - Meraglim

Una de las grandes tragedias de la Torá es la historia de los Meraglim (espías). El Talmud en está oportunidad nos comenta y nos da la visión de los rabinos de la antigüedad con respecto a esta historia. Al cabo de dos años de la salida de Egipto cuando el pueblo judío está por llegar finalmente a la tierra de Israel y conquistarla Dios le dice a Moshé "Envía para tí" unos hombres para reconocer la tierra. Dios le sugiere a Moshé que mande espías para que evalúe las mejores estrategias para conquistar la tierra. Sin embargo, el Talmud hace hincapié que esto Moshé lo debía hacer por su propia voluntad, si el lo deseaba (ya que el texto dice literalmente "envía para TI"). Dios iba a garantizar el triunfo del pueblo judío en la conquista pero si Moshé dudaba entonces él para quedarse más tranquilo podía enviar espías. Y así lo hizo. Mala elección. 

Moshé envía entonces 12 hombres para reconocer (Lajpor) la tierra de Israel. Rabi Jia sugiere que desde un comienzo los espías tenían la intención de desacreditar y de difamar la tierra de Israel. Aún antes de conocerla ya habían pensado hablar mal de ella. Los sabios lo aprenden de otro versículo (Isaías 24:23) allí se habla de la vergüenza que en hebreo se dice Jafrá, y está palabra tiene la misma raíz que Lajpor (reconocer). Los espías, en otras palabras, iban malintencionados desde un comienzo. 

Luego de 40 días de explorar la tierra vuelven los espías. Lo primero que dicen es que ciertamente la tierra es como Moshé les había prometido, de la tierra manaba leche y miel. Sin embargo, inmediatamente, dicen que será imposible conquistarla porque allí hay gigantes con grandes carruajes y fortificaciones. Al narrar lo que vieron de está manera, Rabi Meir aprende lo siguiente: "Toda difamación (Lashon Hará) que en su comienzo no tenga algo de verdad, no se sostendrá finalmente". Este es un gran aprendizaje de oratoria. Nadie puede mentir tan descaradamente y esperar que los demás le crean. Si uno quiere engañar a una audiencia o a cualquier publico siempre debe comenzar su mentira con alguna pequeña verdad, con algún dato que el otro encuentre como cierto. Así, hicieron los habilidosos espías. 

Para finalizar el Talmud nos cuenta que ese día, el día que regresaron los espías para difamar la tierra, era la víspera de Tisha veAb. Todo el pueblo judío al escuchar las cosas que los espías contaban sobre la tierra de Israel comenzó a llorar. En ese instante Dios con furia por la falta de fe del pueblo judío y de confianza en su líder Moshe y en Dios dice: "Ahora ustedes lloraron sin razón alguna, yo les daré en este día por el resto de las generaciones razones sinceras para llorar". Años después, enseña el Talmud, en un 9 de Av del año 586 a.e.c se destruyó el primer Templo de Jerusalém y el segundo fue destruído también un 9 de Av del año 70 d.e.c. Esas eran razones validas para llorar. 

sábado, 5 de octubre de 2013

Sotá 34 - Las bendiciones y las maldiciones

Las bendiciones y las maldiciones. Moshé antes de morir comanda a que apenas el pueblo judío cruce el Jordán sean anunciadas las bendiciones, que se lograrán si se siguen las enseñanzas de la Torá, y las maldiciones que llegarán si el pueblo se desvía de la palabra de Dios. El Talmud primero nos relata cómo fue el que el pueblo judío cruzó el Jordán. Al igual que el mar muerto las aguas se abren de par en par dejando pasar al pueblo judío por el medio. Cuando los sacerdotes entran al agua acompañados del Aharón, de las tablas de la Ley, las aguas vuelven para atrás y se forman dos grandes paredes. Cuando el pueblo judío termina de pasar se acercan a la ciudad de Samaria (Shomron). Allí van hacia el monte Gerizim y el monte Eival.

Seis tribus ascienden al monte de las bendiciones y otras seis al monte de las maldiciones. Los sacerdotes y el arca se encuentran en el medio del valle, entre ambas montañas. Al comenzar todos giraban la cabeza para el monte Gerizim y se anunciaba la primera bendición "Baruj Haish... (bendito aquel...)", luego giraban sus caras hacia el monte Eival y comenzaban con las maldiciones "Arur Haish... (maldito aquel...)". A cada bendición o maldición pronunciada todo el pueblo debía contestar "Amen", es decir: que así sea. Al concluir todas las bendiciones y maldiciones tomaron las piedras como lo ordenaba la Torá y escribieron en ellas la Torá, en setenta lenguas. Ya que la Torá ordena que se deben hacerlo de forma "clara y comprensible (Beer Heiteb)". La Torá debía estar escrita en setenta lenguas, las conocidas por aquel entonces como las lenguas principales del mundo, para que todo aquel pueda comprender la palabra del Eterno. Sin embargo, los sabios en el Talmud, nos enseñan que las bendiciones y maldiciones pronunciadas en aquellos montes sólo se podían pronunciar en hebreo, y no en ningún otro idioma.

jueves, 3 de octubre de 2013

Sotá 33 - En cualquier lengua

La Guemará ya estableció que ciertas plegarias pueden ser dichas en cualquier idioma. En está ocasión el Talmud se va a preguntar en torno a qué se debe de que ciertas cosas puedan ser dichas en hebreo u otras en cualquier idioma. Para cada caso encontraron otra respuesta. 

Kriat Shemá: ¿Por qué podemos leer el Shemá Israel en español o en cualquier idioma vernáculo? Porqué la Torá dice Shemá (escucha) y los sabios dicen "debemos escuchar en cualquier idioma que sepamos escuchar". Si comprendemos hebreo lo correcto es que lo digamos en aquel idioma sagrado mas si no lo comprendemos está declaración de fe debe ser traducida de manera precisa y dicha en cualquier idioma para poder comprender su significado. Por otro lado los sabios ponen énfasis en el Shemá, en la orden de escuchar. Y por está razón nos dicen: nuestros oídos deben escuchar lo que sale de nuestras bocas. De aquí aprendemos dos cosas: la primera es que al pronunicar el Shemá Israel lo debemos hacer a un determinado volumen mínimo para que nosotros mismos podamos oírlo. En segundo lugar debemos ser conscientes y debemos escuchar y prestar atención a aquellas cosas que salen de nuestras bocas. Las palabras no se las lleva el viento. 

Tefilá: Los sabios no encuentran una apoyo en el texto bíblico para justificar que las plegarias pueden ser dichas en cualquier idioma (porqué en la Torá nunca se menciona que uno debe rezar) sin embargo los rabinos utilizan la lógica para deducirlo. Dicen que la Tefilá, el elevar los pedidos a Dios, es algo tan personal que uno lo debe hacer de "cualquier forma que pueda". Lo mejor, nuevamente, y más cuando la plegaria es colectiva, es mantener el idioma hebreo como eje de la plegaria, sin embargo si uno no comprende el idioma sagrado y su corazón desea pedirle algo a Dios este lo puede hacer en cualquier idioma. Ya que si Dios es Dios, no sólo comprende en hebreo sino que comprende cada lengua. Por eso, quizás, nos enseñan que la Torá fue escrita en los 70 idiomas primordiales; para enseñarnos que Dios comprende cada oración que salga del corazón del ser humano, sin importar en que forma ni de que manera la haga. Los sabios, de paso, nos enseñan porqué motivo se debe hacer la Tefilpa belajash (en voz baja): "para no avergonzar a los transgresores". Si alguien durante la Tefilá quiere reconocer un error, si esto lo tuviera que hacer en voz alta, quizás le daría pudor y no lo haría pero como lo hacemos en voz baja tenemos la libertad de presentarnos de forma sincera ante nuestro Creador. Un detalle: por algún motivo los sabios dijeron que se puede rezar en cualquier idioma excepto en arameo (como casi ninguno de nosotros habla arameo creo que esto no será un problema).

Birkat Hamazon: la bendición de las comidas se puede hacer en cualquier idioma ya que los sabios dicen que debemos bendecir "en cualquier lengua" que estemos acostumbrados a bendecir. 

miércoles, 2 de octubre de 2013

Sotá 32 - Hebreo o cualquier lengua

La literatura rabínica denomina al hebreo "Lashon Hakodesh" (lengua sagrada). El Tanaj, excepto algunos pocos pasajes está escrito en su totalidad en Hebreo. El Talmud está escrito en arameo con constantes citas al hebreo de la Mishná. En este séptimo capitulo del tratado de Sotá los sabios estudiarán que pasajes o que bendiciones se deben decir únicamente en hebreo, en la lengua sagrada, y cuales pueden ser pronunciados en cualquier idioma. Hay una constante tensión entre mantener las formas y la lengua sagrada de la Torá en la vida diaria del pueblo judío y la necesidad, por otro lado, de que la gente comprenda aquello que esta diciendo o aquello que le dicen. Es importante comprender entonces que hace ya más de dos mil años muchos judíos no comprendían el hebreo, no es está la primer generación donde esto sucede. La gran mayoría de los judíos en los tiempos de la Mishná hablaban griego, en los tiempos del Talmud hablaban arameo. Sólo los sabios comprendían el Lashon Hakodesh. 

La Mishná nos da dos listas; por un lado los textos que podemos decir en cualquier lengua y por el otro los que sólo podemos pronunciar en hebreo.
  • En cualquier lengua (algunos ejemplos): 
    • El fragmento de la Sotá (las indicaciones y los juramentos del Sumo Sacerdote)
    • Kriat Shemá: la lectura del Shemá Israel.
    • Tefilá: las plegarias diarias.
    • El Birkat Hamazon.
  • Sólo en hebreo:
    • La presentación de los Bikurim (primicias)
    • La ceremonia de la Jalitza
    • Las bendiciones y las maldiciones (que fueron enunciadas antes de entrar a Israel)
    • Birkat Cohanim (la bendición de los sacerdotes)
Si observamos la lista, la gran mayoría de las plegarias y bendiciones diarias podemos hacerlas en español. Los sabios establecieron que si bien la bendición para después de las comidas, la Tefilá y el Shema Israel pueden hacerse en español, lo mejor es conservarlas en su idioma original, en hebreo. Sin embargo si una persona no comprende la lengua sagrada es importante que pueda él mismo comprender lo que está diciendo, para que no repita mecánicamente una formula que ni el mismo comprende. 

martes, 1 de octubre de 2013

Sotá 31 - Sobre el testimonio.

Por lo general la Torá y la tradición rabínica son muy estrictos en cuanto a los testigos concierne. Siempre, o casi siempre, para atestiguar en cualquier caso se debe recibir el testimonio de dos testigos creíbles. Su testimonio debe ser verificado por un tribunal y luego de intensos cuestionamientos el mismo es aceptado o rechazado por los sabios. Sin embargo en el caso de una mujer adultera, tratándose de un tipo de prostitución, los sabios son mucho menos "estrictos". Me da la sensación, y sólo es una sensación que me produce la lectura de este tratado, que los sabios querían complicar en gran medida la posibilidad de que una mujer tomara de las aguas amargas. Por este motivo posibilitan ciertos testimonios dudosos. 

La Mishná, al comienzo de este sexto y corto capitulo, nos advierte que si el marido escucha, tan sólo el sonido de un pájaro que vuela (es decir, un simple rumor) sobre que su mujer se encerró con aquel hombre que él la había celado, el marido tiene la obligación de divorciarla pero le debe pagar al Ketuba (dote). La lógica es la siguiente: la mujer no puede perder su ketuba porque todavía sus hechos no fueron verificados, y es sólo una duda, pero por otro lado el hombre no puede volver a estar con su mujer porque quizás ella efectivamente se acostó con otro hombre. Algunos sabios sostienen que por un simple rumor no puede hacer semejante acción sino que debe esperar a que la noticia sea más verificada. 

Evitando que la mujer beba del agua se enseña que si un testigo (y no dos) afirma que vio a la mujer encerrandose con otro hombre, el marido debe divorciarla para evitar que la mujer tome de las aguas amargas. Incluso un esclavo, esclava y diversos familiares cercanos, que por lo general estarían imposibilitados de dar testimonio, en el caso de una mujer adultera se permite que den testimonio pero no para que la mujer beba sino para que sea divorciada por su marido. 

Y así comienza y así concluye este pequeño capitulo.