viernes, 27 de diciembre de 2013

Baba Batra 29 - ¿Quién presenta las pruebas?

Comencemos con una historia que nos presenta el Talmud:

"Cierta vez un hombre le dijo a otro: ¿Qué estás haciendo en mí casa?. El hombre le contestó: por cierto tu me la haz vendido y la tuve en mi posesión (jazaká) durante tres años. A lo cual el hombre le contesta: yo estuve muy lejos de aquí [y por está razón no reclame por estos años que está casa es mía frente a la justicia]"

Así concluye este pequeño relato del Talmud. ¿Cómo se define este conflicto? ¿Quién debe demostrar que la casa realmente le pertenece? Por un lado tenemos a un hombre que dice ser el dueño de la casa que no reclamo su propiedad por largo tiempo porque estuvo en el exterior y no supo de esa situación. Por otro lado tenemos a un hombre que dice haber habitado aquella casa y haberla adquirido del otro hombre hacía ya tres años (y según el Talmud después de tres años no exigimos el titulo de propiedad porque es muy factible que se haya perdido). ¿De quién es entonces la casa? ¿Cómo se define está situación compleja? 

El Talmud por un lado busca resolver este conflicto con una regla general de la tradición rabínica: "Hamotzi mijabero alav hareaia". Es decir: "Quien reclama debe presentar las pruebas". Según la tradición rabínica es obligación de quien reclama presentar las pruebas y no de quien se defiende. Es decir: si yo digo que Shimon se robó algo de mi propiedad, Shimon no debe demostrar su inocencia sino que soy yo quien debe demostrar su culpabilidad. En este caso es lo mismo. El supuesto dueño legitimo del hogar que llega luego de un tiempo en el exterior y dice que esa casa es suya, debe él presentar las pruebas de que aquel hombre que ocupa la casa realmente no se la compró sino que la adquirió a través de una posesión forzosa y no acordada. El Majzik (quien estaba habitando la casa y sostiene que la habitó durante tres años consecutivos) no debe presentar las pruebas según este principio; sin embargo en la halajá medieval será este quien deba demostrar que a lo largo de esos tres años el otro hombre si pasó al menos un día en la ciudad (pudiendo ahí haber reclamado su casa). 

De aquí lo más importante que aprendemos es que es obligación de quien acusa presentar las pruebas. El que se defiende no debe probar su inocencia, es quien acusa quien debe demostrar la culpabilidad del acusado. 

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Baba Batra 28 - Usucapión

La usucapión se define por la posibilidad de hacerse dueño de una cosa sin otro título más que el uso continuado de la misma durante cierto tiempo. En el derecho talmúdico usucapión se dice Jasaká (que proviene del término "fuerza"). Según el Talmud la Jasaká se adquiere luego de un periodo de tres años (para que se den una idea en la argentina la usucapión se da luego de un periodo de entre 10 o 20 años dependiendo de ciertas condiciones particulares). Según la tradición judía si una persona sin tener un titulo de propiedad vive o trabaja en cierto lugar durante un periodo de tres años se asume (es decir tenemos la jazaka, certeza) que esa propiedad le pertenece. Esto sucede con las casas, los esclavos o los pozos de agua, entre otras cosas.


¿Por qué 3 años? El motivo por el cual una persona adquiere la propiedad de un bien luego de tres años es deducida por los rabinos a partir del caso del Shor Muad (del toro dañador). Según la halajá un toro que golpeó en tres oportunidades se lo deja de considerar un Shor Tam (toro inocente) y el mismo pasa a estar bajo la categoría de Shor Muad; es decir luego de 3 golpes cambia su categoría. Según los sabios el equivalente en la propiedad se da que luego de tres años la misma puede ser adquirida sin ningún titulo de compra.

¿Por qué no se le pide un documento de compra? Seguramente los académicos puedan afirmar que las leyes en torno a la usucapión en el derecho judío son producto del derecho romano y una adaptación particular del mismo. Sin embargo los sabios judíos tratan de justificar de por qué no se le exige a una persona que demuestre el titulo de propiedad y simplemente "se le cree" que es suya luego de los tres años. La Guemará nos responde que se le cree y no se le exige el titulo de propiedad luego de tres años ya que la gente no suele ser cuidadosa con aquellos documentos por más de tres años. Es decir, seguramente muchos lo debían perder o tirar luego de un tiempo; y por eso no se les exige.

viernes, 13 de diciembre de 2013

Baba Batra 25 - Los cuatro vientos

Nuestra Guemará continúa detallando aquellas cosas que debemos alejar de las ciudades. Ya sabemos que debemos alejar las palomeras, las eras y los árboles. En está oportunidad nos enseñan que debemos alejar los nebelot (animales muertos) y las Kvarot (sepulturas) 25 metros de los límites de la ciudad. Tanto los animales muertos como los seres humanos que mueren emiten un olor muy desagradable y por está razón sus "cuerpos" deben estar lo suficientemente alejados de la ciudad para no afectar con su intenso olor a los habitantes. 

Los sabios de la Mishná nos enseñan también que debemos alejar de la ciudad a los Bursekim, lugares donde se trabajan los cueros. Estás fabricas de la antigüedad emitían olores nauseabundos (hasta el día de hoy lo siguen haciendo igual) por tal motivo estás fabricas debían estar alejadas de la ciudad. Sin embargo los sabios van un paso más y nos dicen que deben estar alejadas y aparte sólo pueden ser instaladas al este (mizraj) de la ciudad. Ya que por lo general el viento sopla del oeste (maarav) y se lleva consigo aquellos olores nauseabundos.  

Los sabios tenían diversas supersticiones con respecto a los vientos. Según dijeron en nombre de Rab los cuatro rujot (vientos) soplan todos los días y es siempre el viento del norte el que los acompaña a todos. Si no fuera por el viento del norte, decían los sabios, el mundo no se sostendría ni siquiera un instante. Por el contrario el viento más fuerte y peligroso es el que proviene del sur, sostenían los sabios, y afirman que hay un ángel en el cielo que cada día le detiene su furor, si no fuera por aquel ángel el mundo se destruiría con la potencia de los vientos del sur. 

Algunos sabios intuyen que no se evita que se ponga el Burseki en el oeste porque los vientos soplan de aquel lado lo que traería todos los olores a la ciudad sino más bien porque allí reside, en el maarav, la presencia divina. Así lo sostenía Rabi Abahu, en el oeste se encuentra la Shejina (la presencia femenina de Dios). Sin embargo una enorme cantidad de sabios dirán que la Shejina se encuentra presente en todos lados por lo cual este no puede ser un motivo valido para impedir que el Burseki se asiente en el oeste. 

Como un juego de asosiación libre los sabios continuan hablando de diversas cosas que tienen relación con los puntos cardinales. Rab Itzjak sugiere que si uno quiere volverse un sabio debe mirar a la hora de la plegaria hacia el sur, si uno quiere volverse rico debe hacerlo mirando hacia el norte. Rabi Ioshua ben Levi lo corrige y le dice que siempre se debe rezar mirando hacia el sur ya que con la sabiduría viene la riqueza (y no a la inversa). Los sabios aprenden esto del Beit Hamikdash. Allí la mesa se encontraba en el norte, y la mesa con todos sus utensilios de oro era el símbolo de la riqueza, mientras que en la parte sur se encontraba la Menorá, el candelabro que con su luz simbolizaba la sabiduría y la claridad del sabio. Ahora bien los sabios medievales encuentran un gran problema con está afirmación de los sabios. Es sabido que debemos rezar mirando hacia Ierushalaim. Si esto es así ¿cómo miramos al norte o al sur? Los rabinos, que todo lo pueden, dicen que uno debe siempre posicionar su cuerpo mirando hacia Ierushalaim pero uno puede voltear su cabeza o bien hacia el norte o bien hacia el sur. 

jueves, 12 de diciembre de 2013

Baba Batra 24 - Alejenlo de la ciudad!

Ya vimos en el último post como los sabios nos enseñan a que debemos alejar las palomeras a más de 25 metros de los límites de la ciudad. Así también nos enseñan los sabios en la Guemará del día de hoy. Los rabinos insisten en que se debe alejar de la ciudad cualquier cuestión que genere ruidos molestos, malos olores o que cause algún daño. En este caso los sabios nos dicen que debemos alejar los arboles de los límites de las ciudades. Estos deben ser apartados, según Ulá, porque estos perjudican la belleza de la ciudad. Los arboles frondosos pueden tapar las murallas de la ciudad y así ocasionar un daño "visual" de la ciudad. Por este motivo los mismos deben ser plantados a más de 25 metros. Ahora bien, la Mishná comprende que si los árboles estaban primeros (antes que se construya la ciudad) los mismos deben ser talados y al dueño se le debe pagar una compensación. En caso contrario, si la ciudad estaba antes y luego se plantó un árbol cerca de sus límites, los mismos deben ser talados y el dueño no debe recibir ninguna compensación. En otra Mishná también nos enseñan que una era (un espacio donde se siembra y se cosecha) debe también mantenerse alejada unos 25 metros de los límites de la ciudad. Las mismas también deben permanecer alejadas de las plantaciones y terrenos arados de los habitantes para no ocasionar daños.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Baba Batra 23 - Las palomas y las palomeras

La lógica de nuestra Guemará se sigue repitiendo en cada folio. Hemos visto ya que está prohibido que un hombre genere olores o ruidos indeseables que molesten a su vecino o le generen algún daño. Hemos establecido ya que ciertos negocios están prohibidos dentro de un vecindario porque generan ruidos en exceso y un movimiento de personas "desconocidas" al interior de una propiedad semi-privada. Ahora bien el Talmud nos enseña, por ejemplo, que debemos alejar las palomeras de la ciudad. Está prohibido que un ciudadano tenga una palomera en su hogar a menos que su propiedad sea lo suficientemente grande. Las palomeras, que generan ruidos molestos y muchas veces malos olores, deben estar lo suficientemente alejadas de las ciudades para no generar disturbios. 

Luego de establecer a que distancia deben estar las palomeras de la ciudad la Mishná discute un caso muy particular. Si fuera de los límites de la ciudad cae un palomo al suelo y está dentro de los 50 Ama (unos 25 metros) de una palomera reconocida la misma se presupone que pertenece al dueño de aquella palomera. Si una paloma es encontrada a mayor distancia que 50 Ama de una palomera la misma le pertenece a quien la encuentra. Ahora bien, y este es el caso a analizar por la Guemará luego, si una paloma se encuentra a igual distancia de dos palomeras ¿A quién pertenece? La respuesta de la Mishná es: se la divide (se la vende y se reparten las ganancias ya que no se puede dividir a una paloma y seguir teniendo usufructo de ella). 

Rabi Janina, en el Talmud, nos enseñará un Klal (un principio general) a partir de este caso particular. En términos de distancia, si hay una duda sobre a quien pertenece, se podrían seguir dos alternativas: Rob (mayoría) o Karob (cercanía). Si bien ambos principios se encuentran esbozados en la Torá cuando ambos entran en conflicto se decide guiarse por la mayoría (Leizil Batar Ruba). Es decir, si un palomo cae en el medio de dos paolmeras no se mide exactamente cual está más cerca de aquella paloma sino que se presupone que la misma pertenece a aquella palomera que tenía más cantidad de palomas. 

sábado, 7 de diciembre de 2013

Baba Batra 22 - La competencia

¿Está permitida la competencia? ¿Cuál es la perspectiva del mercado del Talmud? Hasta nuestros días se sigue escuchando el eco de aquella pregunta milenaria ¿La competencia ayuda -y alienta a la economía- o perjudica? 

Competencia geográfica. En los tiempos del Talmud la gente solía vivir en lugares que eran una suerte de vecindad. Diversas casas estaban unidas por un gran pasaje llamado Maboi. Si allí, se pregunta el Talmud, uno de los vecinos tenía un molino (que lo utilizaba para trabajar y moler el trigo) ¿puede otro vecino poner al lado otro molino? El Talmud al respecto es enfático: no! El primero puede impedir que su vecino ponga allí al lado un molino con el argumento que le está quitando la vida (así literalmente dice la Guemará); le está quitando su fuente de ingresos. Es decir, en estos casos, el Talmud se opondría a una competencia del mercado. En nuestros días, si seguimos está lógica, si alguien posee una verdulería podría impedir que un vecino ponga otra verdulería a pocos metros de aquel establecimiento.

Competencia de incentivos. Rabi Iehuda discute con los sabios en relación a los incentivos. ¿Puede un vendedor dar descuentos, caramelos o cualquier incentivo para que los compradores de la zona se habitúen a ir allí? Imaginemos que hay dos almacenes a una cierta distancia el uno del otro. ¿Puede el dueño de un almacén promocionar constantemente sus productos para que todo el barrio se habitúe a ir allí? Rabi Iehuda dice que no, que no puede hacerlo en cambio los sabios dicen que sí. La competencia geográfica desleal está prohibida mas los incentivos y el ingenio de los empresario esta permitida. 

Competencias que aumentan la calidad. Si bien a grandes rasgos los sabios prohibieron que se abran dos tiendas que venden la misma mercadería una al lado de la otra en ciertas áreas se permitió la libre competencia. Una de estás áreas es la educación. Fue Ezra, según el imaginario talmúdico, quien estableció que se puede asentar un Sofer (maestro) al lado del otro. El Rambam así lo codifica en su Mishné Torá; se puede abrir una institución educativa al lado de la otra. ¿A qué se debe? A uno de los principios rectores de los rabinos: Kinat Sofrim Tarbe Jojmá (los celos de los maestros aumentan la sabiduría). Es decir, si un maestro sabe que al lado suyo están poniendo otra institución educativa, sabe que debe mejorar su nivel de enseñanza para no perder alumnos. En este caso los sabios ven que la competencia no atenta contra el trabajo de las personas sino que aumenta la calidad de los servicios. 

Otro de los casos en los cuales se permite la libre competencia es en el de las joyas. Los rabinos prohíben, por lo general, que los vendedores de otras ciudades vendan sus productos en la ciudad ya que le están quitando el trabajo a las tiendas de la propia ciudad. Hoy en día este principio podría regir para impedir que los vendedores ambulantes o callejeros que no pagan impuestos sigan atentando (con sus precios bajos) a los mercados y tiendas establecidas legalmente en la ciudad. Si bien esta es la regla general Ezrá también permitió que los vendedores de joyas puedan recorrer las ciudades sin impedimentos para que las mujeres de Israel siempre puedan encontrar estos productos. Algunos productos nunca pueden faltar!

jueves, 5 de diciembre de 2013

Baba Batra 21 - La educación judía

Este post es para Liylui Nishmat de Nelson Mandela, uno de aquellos 36 justos que sostienen al mundo. Quien dijo cierta vez: "La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo."

En el último post veíamos como los sabios prohibían ciertos trabajos que generaban ruidos molestos para los vecinos mientras que permitían otros. Uno de los oficios que permitían era el que denominaban “tinokot”, literalmente: niños. En la antigüedad no existían grandes escuelas ni institutos sino que los diversos sabios y maestros (melamdei tinokot o jazanim, en la jerga talmúdica) daban clases a un grupo de chicos en sus propias casas. Con el pasó de las generaciones a estás escuelas “particulares” y pequeñas se las denominó jeder (que literalmente significa cuarto).

El imaginario talmúdico sitúa el origen de la enseñanza regulada en Rabi Ioshua ben Gamla. Rab Iehuda alaba a este maestro diciendo que si no fuera por él la Torá hubiera sido olvidada por el pueblo judío. Rabi Ioshua ben Gamla, como Sarmiento a la argentina, es el padre del aula de la tradición rabínica. En un comienzo, nos relata midrashicamente el Talmud, quien tenía padres era educado en la Torá ya que era deber del padre enseñarle a su hijo Torá; sin embargo quien carecía de un padre no tenía donde estudiar Torá. En Debarim (11:19) se nos dicen “y le enseñaran a sus hijos”, las primeras generaciones comprendieron que era únicamente obligación del padre enseñar Torá. Sin embargo Rabi Ioshua ben Gamla interpreta que no hay que leer en aquel versículo otam (ustedes, los padres) sino atem (ustedes); queriendo decir que es menester de toda la comunidad ocuparse de la educación de los jóvenes y no sólo de los padres. 

El origen de la educación judía, según el imaginario talmúdico, se sitúa en Ierushalaim. Porque de allí el profeta Ieshaiahu (2:3) indica que saldrá la Torá. Sin embargo los sabios se dieron cuenta que si sólo mantenían una gran institución en Ierushalaim quienes no tenían padres tampoco tendrían quien los llevase allí a estudiar. Por dicha razón establecen que es necesario que en cada ciudad y que en cada pueblo haya una escuela. No puede haber asentamiento judío sin una escuela. 

¿A qué edad comenzaba la educación? La violencia de los alumnos no comenzó ayer. No todo pasado fue mejor. En un comienzo, se nos cuenta, que los estudiantes entraban al Beit Sefer (escuela) a la edad de 16 años. Sin embargo cuando los profesores se enojaban con ellos los alumnos los golpeaban y luego eran expulsados de la institución. Rabi Ioshua ben Gamla se dio cuenta que la educación no podía comenzar tan avanzado el proceso de maduración de un niño por lo cual estableció que todos los niños debían ingresar al Jeder a los 6 o 7 años. 

¿Cuántos alumnos por Jeder? Rabah nos enseña que máximo deberían haber 25 alumnos por aula, no más. Sin embargo, si llega a haber más debían poner un asistente para el moré (maestro). 

Antes de concluir quiero compartir con ustedes una muy interesante pregunta que nos introduce Rabah ¿Cuál debe ser el perfil del docente? ¿Se debe preferir al profesor que enseña mucho pero que no va a los detalles o bien quien enseña poco pero de forma muy detallada? Es decir ¿se prefiere la precisión o la extensión? La maskaná (decisión) talmúdica es que debemos optar por quien es medaiek (preciso) por sobre el que enseña de forma extensa pero sin profundizar.

martes, 3 de diciembre de 2013

Baba Batra 20 - Buenos vecinos

Los rabinos tenían un interés particular por intentar mantener en "buenos términos" a los vecinos. Cada uno se debe hacer responsable del otro. Una nueva Mishná nos enseña que un hombre no debe poner en su casa un horno si no cuenta con por lo menos dos metros de distancia hasta el techo. Los hornos pueden alcanzar altas temperaturas, emitir vapor, y así deteriorar el techo del vecino. Uno debe cuidar de no dañar la casa del vecino. En el caso que el vecino de "arriba" sea el que quiera poner un horno este debe asegurarse de que el piso sea lo suficientemente grueso para no dañar con el peso y el calor el techo del vecino.

Uno es responsable por su vecino, así nos enseña el Talmud. Sin embargo Rabi Shimon nos enseña que todas estás leyes fueron enseñadas para resguardarnos ya que si luego de un tiempo, si uno cumple estás normas, y aún así se le genera un daño a nuestro vecino uno está exento de pagar por los daños. Si uno cumple con todas las regulaciones establecidas y aún así por algún motivo le generamos un daño involuntario a nuestros vecinos estamos exceptuados de pagar porque tomamos todos los resguardos posibles.

Siguiendo la misma linea del respeto por el vecino los sabios nos enseñan que uno no debería abrir una panadería o una tintorería debajo del depósito del vecino. Estos oficios pueden provocar fuertes olores y humo lo que puede dañar las posesiones que mi vecino guarda en el depósito. Sin embargo, comenta luego la Guemará, si uno primero tenía el negocio y luego un vecino decide utilizar aquel espacio lindero para hacerse un depósito no me puede obligar a correr mi lugar de trabajo. Quien se adelantó en el tiempo tiene prioridad sobre los demás. En consonancia con está última enseñanza los sabios nos dicen que si uno vive en una vecindad y uno de los vecinos decide abrir un negocio (Janut) uno le puede decir:"yo no puedo dormir con el sonido que generan todos los que entran y los que salen de tu tienda", y de esta forma obligarlo a reubicar el negocio. Si un comercio genera ruidos/olores molestos uno de los vecinos puede obligarlo a cambiar la localización del negocio. 

Un detalle. Hasta aquí venimos sin demasiados sobresaltos sin embargo la Mishná al final termina enseñándonos algo que pone en jaque todo lo estudiado hasta aquí. Dicen que uno no puede poner un "kiosko o un mercado", es decir un negocio que no genera ningún valor agregado al producto, sin embargo si uno desarrolla o prepara diversos artículos al interior de su casa los demás vecinos no pueden intimarlo y prohibirle que siga con su trabajo bajo el pretexto de que el ruido de los martillos o de los molinos los perturban. Dentro del hogar uno puede, aunque debe evitar no generar perjuicios, realizar cualquier tarea. Siempre y cuando: genere un valor agregado. Es decir: que produzca algo nuevo.