viernes, 29 de diciembre de 2017

Ketuvot 96 - Kivud HaRab

En el inicio de un nuevo capitulo del tratado de Ketuvot la Mishna nos habla de ciertas obligaciones que tiene la viuda para con los herederos del padre y viceversa. El Talmud luego nos comenta que las mismas obligaciones que tenía la viuda para con su padre la sigue teniendo para con sus herederos hasta que fallezca o se vuelva a casar. Los editores del Talmud en el medio de esta discusión traen otro ejemplo de obligaciones de una persona para con otra y nos dicen que las mismas obligaciones que tiene un esclavo para con su amo tiene un estudiante para con su maestro. Kivud HaRab (honrar al maestro) es un importante principio moral y religioso del judaísmo rabínico. Tal como se debe honrar a Dios, a los ancianos y a los padres según la literatura bíblica el Talmud nos enseña que también debemos honrar a nuestros maestros ya que ellos encarnan la sabiduría de la Torá. En este caso Rabi Ioshua ben Levi nos dice que las mismas acciones que un esclavo realiza para su amo un estudiante debe hacer para con su maestro excepto sacarle las sandalias. De la misma forma que si un amo le pedía a su siervo que le trajese agua o le abriese la puerte un estudiante tiene que hacer lo mismo para su rabino/maestro. 

Algunos maestros podrán y pensaban que no era necesario hacer de su alumno un asistente (o en aquellos tiempos un "siervo") y que no tenían porque pedirle que le traiga una cosa u la otra o que lo asista en alguna tarea o en la otra, sin embargo Rabi Iojanan nos dice que "Todo aquel que le niega a su alumno la posibilidad de ayudarlo le esta negando jesed (bondad)". ¿Qué quiere decir? Por un lado que quizás el alumno quiera de corazón ayudar a su maestro y demostrarle en acciones concretas su cariño y por el otro es una forma de cumplir una Mitzvá (Kivud HaRab) y si uno no se deja ayudar uno le está quitando al otro la posibilidad de cumplir aquel mandamiento. 

En el pensamiento rabínico cuando un hijo le trae un vaso de agua a sus padres o un alumno le abre la puerta a su maestro estas acciones no son consideradas como abuso de la autoridad ni inapropiadas, por el contrario son excelentes formas para establecer una relación de amor, compromiso y respeto e inculcar en el otro el valor del honor, del respeto ayudandolo también a cumplir una mitzvá y hacer un acto de jesed. Dejarse ayudar es también ayudar al otro.

martes, 19 de diciembre de 2017

Ketuvot 90 a 95 - Dividiendo herencia entre varias Ketuvot

En ocasiones hay mucho jugo en un solo folio talmúdico, en otras partes pasan varias páginas sin poder extraer mucho jugo. En mi humilde opinión el capítulo 10 de Ketuvot pertenece a esta segunda categoría. Por eso decidí unirlos y contar brevemente de que se trata y que es lo que discute el Talmud al respecto. Todo la Mishná de este capítulo trata acerca de que sucede cuando un hombre estaba casado con más de una mujer y él muere. Como ya hemos establecido cuando un hombre muere o se divorcia de su mujer esta (o sus hijos) tienen derecho a cobrar la Ketuva. Ahora bien ¿Qué ocurre cuando un hombre estaba casado con dos, tres o cuatro mujeres? Antes de responder a esta pregunta es importante remarcar que si bien la poligamia es una institución legítima en la Biblia y en la Halajá (por lo menos hasta el siglo XI d.e.c) no era muy común en la epóca rabínica que un hombre estuviese casado con más de una mujer. Ahora bien, de estar casado con más de una mujer, y de morir: ¿Cómo se debe repartir la herencia de aquel hombre?

La primera Mishná habla de un caso bastante sencillo en el cual si un hombre estaba casado con dos mujeres y luego muere la primera esposa tiene prioridad para cobrar la Ketuva. Ahora bien si un hombre estaba casado y es su mujer la que muere y luego este se vuelve a casar en el caso de que el muera los herederos de la segunda mujer tienen prioridad para cobrar la Ketuvá frente a los primeros. Más complejo es el caso de un hombre casado con dos mujeres y luego de todos ellos morir él hombre no dejo más herencia que para pagar las dos Ketuvot. La Mishná legisla que sin importar el valor real de las Ketuvot, los huerfanos deben dividir la herencia equitativamente, sin embargo si hay aunque más no sea un Dinar más cada uno cobra el valor de la Ketuva de su madre. Es decir que si un hombre dejo en herencia 300 zuz y una Ketuva era de 200 zuz y otra de 100 zuz, los herederos cobran 150 zuz cada uno sin importar el valor real de la Ketuva, sin embargo si dejó 301, unos cobran 200 y otros cobran 100. 

La Mishná, y luego el Talmud, analizarán casos más complejos de como dividir la herencia en el caso de que el hombre hubiera estado casado con tres o cuatro mujeres. Un dato interesante es que según la Mishná en Jerusalén era costumbre no solo anotar la fecha en los documentos sino también la hora en la cual los mismos fueron emitidos ya que si luego cuando quieran cobrarlos será más sencillo determinar quien tiene preeminencia sobre el otro. 

Espero que el onceavo capítulo de Ketuvot tenga un poco de más jugo!

martes, 28 de noviembre de 2017

Ketuvot 89 - La Ketuva y el Guet

Dos son los documentos centrales en el matrimonio y divorcio judío. Una mujer, al divorciarse de su marido, debe tener dos documentos con ella: el guet y la Ketuva. El Guet es el documento que certifica que la pareja esta oficialmente divorciada y que ella es libre para casarse con quienquiera. La Ketuva, por otro lado, es el documento que atestigua cuanto el hombre prometió pagarle a la mujer en caso de divorcio. Ahora bien ¿Qué ocurre en el caso de que la mujer tenga uno solo de estos dos documentos y el otro lo haya perdido? Nuestra Mishná analiza cada una de las situaciones.

(1) En el caso de que la mujer tenga el Guet pero no la Ketuva, según la Mishná puede con aquel documento incluso cobrar una parte del dinero estipulado por la Ketuva. La Ketuva esta dividido en el Ikar (principal) y el Tosefet (agregado). Una mujer que se caso virgén sin tener incluso la Ketuvá solamente con el Guet podría cobrar según la Guemará el Ikar de su Ketuva (200 zuz) pero no el Tosefet ya que no se sabe cuanto es. Sin embargo la Guemará luego nos dirá que esto es válido solamente en aquellos lugares en los cuales no se acostumbraba a escribir una Ketuvá pero en nuestros días todo el pueblo de Israel acostumbra a escribir una Ketuva por lo cual ella requiere del documento para cobrar lo que le corresponde. Si la mujer no encuentra el documento y el ex-marido dice haberle ya pagado lo que le debía, este tiene que jurar que ya le pagó. 

(2) En el caso de que la mujer tenga la Ketuva pero no el Guet y que la mujer diga que perdió el Guet y el hombre que perdió el recibo el cual daba testimonio de que él ya le pagó la Ketuva, la mujer no puede cobrar la Ketuva ya que no tiene pruebas que todavía se la adeudan. Sin embargo Raban Shimon ben Gamliel dijo que desde la "Sakana (peligro)" las mujeres pueden cobrar su Ketuva incluso sin tener el Guet. Rashí explica que los tiempos de la Sakana eran los tiempos en los cuales los romanos prohibieron el cumplimiento de las Mitzvot y los judíos apenas recibían el Guet lo quemaban para que no queden pruebas. 

lunes, 20 de noviembre de 2017

Ketuvot 86 - " Una persona no reside en una canasta con una serpiente."

Una nueva Mishná nos dice que si un hombre puso a su mujer como responsable de su local o como administradora de su dinero él puede hacerle juramentar a ella, cuando él lo desee, que ella no tomó ni un centavo de lo que no le pertenecía. El Talmud se pregunta si este principio aplica en todas las situaciones, incluso cuando él no puso a su mujer como responsable de su local o administradora de sus bienes. Rabí Eliezer dice que no, que solo en estos casos el hombre puede hacerle jurar a su mujer de que no robo nada ya que "אין אדם דר עם נחש בכפיפה - Una persona no reside en una canasta con una serpiente." Este es el argumento que utiliza Rabí Eliezer y que es citado varias veces en Ketuvot para decir que una persona no puede vivir con una pareja de la cual siempre tiene que estar preocupada o estar desconfiando. En este caso la mujer no puede vivir con un marido que constantmente esta sospechando de que ella le está robando, de la misma forma que uno nunca podría vivir en una canasta junto a una serpiente ya que todo el tiempo uno debería estarse cuidandose de no ser mordido. No podemos vivir con alguien del que siempre "tenemos que estar cuidandonos" ni tampoco uno puede vivir con alguien que siempre está sospechando de uno. 

lunes, 23 de octubre de 2017

Ketuvot 85 - ¿Qué Tuvia?

Nuestra Guemará del día nos presenta la siguiente situación. Si alguien antes de morir dice "Lego mis pertenencias a Tuvia" y luego fallece ¿A qué Tuvia se le deben entregar la herencia? Es decir, alguien antes de fallecer instruyó que quien heredará sus pertenencias será un tal Tuvia sin embargo no dejo especificaciones sobre quien es este Tuvia. ¿Cómo se asegura el triunal que el Tuvia que viene a reclamar la herencia es el legítimo heredero?

Los sabios nos dan unos indicios. En primer lugar nos dicen que el primer Tuvia que se acerque a reclamar la herencia ese debe ser el verdadero Tuvia ya que demuestra que tenía conocimientos sobre que él heredaría tal o cual objeto. Si vienen dos Tuvias juntos y uno es un sabio se le da al sabio. Si uno es un sabio y el otro es un vecino se le da al vecino, si uno es vecino y el otro es un familiar se le da al vecino basandose en el siguiente versículo: "Mejor es el vecino cerca que el hermano lejos" (Prov. 27:10). Si los dos Tuvias que vienen a reclamar tienen el mismo status (sabios, vecinos o familiares) es potestad del tribunal decidir a quien le dan los bienes basandose en la información que cuentan. 

martes, 17 de octubre de 2017

Ketuvot 84 - ¿Quién tiene prioridad?

En una nueva Mishná se nos presenta la siguiente situación: si un hombre que tiene una mujer, hijos y una deuda muere dejando cierta herencia ¿Quién debe tomar el dinero si el mismo no es suficiente para todos? ¿La esposa, los hijos o el acreedor? Dos posiciones se presentan para resolver este dilema:

Rabi Tarfon nos dice que se le debe dar al Koshel de entre todos ellos. ¿Qué es Koshel? Buena pregunta! El Talmud nos da muchas posibles interpetaciones. Algunos dicen que hace referencia a la Ketuvá de la mujer, otros al documento que atestigua la deuda que el hombre tomó, otros dicen que es el documento de los dos que más tarde se firmo y otros (y esta es la opinión que más sentido tiene en el contexto de la Mishná) es que se refiere al más necesitado de todos. Es decir según Rabí Tarfon el dinero debe ir a quien se encuentre en una peor situación ecónomica.

Su alumno (o su compañero, según otros) Rabí Akiva nos da una segunda alternativa y nos dice: "Ein Merajamin baDin" (no hay misericordia en la ley) y por ende el dinero debe ir siempre a los herederos principales: los hijos. Según Rabí Akiva quien explicó cierta vez que amar al prójimo como a uno mismo es el principio más importante de la Torá nos dice que este principio no aplica en la sentencia de la ley. Si la ley determina que los hijos tienen prioridad sobre los otros (ya sea la mujer del padre o un acreedor) a ellos se les debe dar el dinero sin importar si ellos son millonarios y su madre o el acreedor se encuentran en la pobreza. 

¿Qué opinain? ¿Son más partidarios de Rabí Tarfon o Rabí Akiva? ¿Debe haber misericordia en la aplicación de la ley o la ley debe ser "ciega"?

lunes, 16 de octubre de 2017

Ketuvot 83 - Acuerdos entre el hombre y su mujer

Estamos comenzando el noveno capítulo de Ketuvot. En la primera Mishná se nos presentan ciertos arreglos por escrito entre el hombre y la mujer y su legalidad o no. Por ejemplo en un comienzo se nos dice que si el hombre le escribe a su mujer que "no tendré ningún derecho sobre tus pertenencias" (es decir que el marido por más que legalmente puede hacer usufructo y tiene poder sobre las pertenencias de su mujer elige voluntariamente ceder aquel derecho) aquel acuerdo es valido siempre y cuando se haga mientras estan comprometidos (depsués de la ceremonia de Erusin y antes del casamiento). Sin embargo el hombre puede luego tener usufructo de las ganancias de aquellas propiedades y en caso de que su mujer muera antes que él, él podrá heredarla. Es decir que si bien no tiene dominio sobre la propiedad en sí, ya que renunció a aquel derecho, puede hacer uso de las ganancias que aquella propiedad generen. La Mishná indicará luego que la gran novedad que genera esta clausula es que le permite a la mujer disponer de su propiedad para realizar compra-ventas y las mismas son válidas (y el marido no puede anular dichas transacciones, como sí podría hacerlo de no existir la presente clausula).

La Mishná analiza otra posible clausula. ¿Qué pasa si el hombre dice que no solo que no tendrá derecho sobre las pertenencias de su mujer sino que también renuncia al derecho a obtener réditos de aquella propiedad y de heredar a su mujer luego de que está fallezca? La Mishná nos da dos respuestas posibles. Una opinión nos dice que aquella cláusula, tal como la anterior, es 100 % válida y el hombre tiene la potestad de renunciar a cualquier derecho. Sin embargo Raban Shimon ben Gamliel nos dice que si la mujer fallece él igual debe heredarla porque así lo estipula la Torá y cita un conocido principio talmúdico en el cual cualquier juramento o clausula que estipule algo contrario a la Torá no tiene validez legal (Kol HaMatne Al Ma SheKatuv baTora, Tnao Batel). En otras palabras las partes pueden pactar lo que deseen entre sí siempre y cuando aquello que pactan no viole un principio de la Torá (por ejemplo la mujer no puede pactar con el hombre que ella renuncia a su derecho conyugal ya que la Torá estipula que el hombre esta obligado a concederele aquel derecho de forma periódica a su mujer, de la misma forma un hombre no puede renunciar a su derecho de heredar a su mujer ya que así lo estipula la Torá)


Rabí Jia nos indicará luego en el Talmud que todas estas clausulas son válidas tanto si se efectúan de forma escrita como de forma verbal. 


martes, 10 de octubre de 2017

Ketuvot 82 - Los origenes de la Ketuva

El Talmud, en otro folio de nuestro tratado, discutió sobre el órigen de la Ketuva (contrato matrimonial). Algunos sabios sostenían que su órigen era biblíco y otros decían que era una creación rabínica. En nuestra Guemará del día también se discute el órigen, pero en otro sentido, de la Ketuvá. Rav Iehuda nos cuenta que en un comienzo los hombres le escribían un documento a las mujeres (una suerte de Ketuvá) en donde aseveraban que al casarse ellas tendrían a dispocisión  X cantidad de dinero (200 zuz las virgenes y 100 las viudas). Los hombres para casarse debían tener todo ese dinero disponible para poder entregarselo a su mujer cuando ella lo reclamase. Por este motivo los hombres se hacían viejos y no se casaban, ya que muy pocos en la juventud contaban con aquella suma "en contado". Esta fue la situación hasta que Shimon ben Shetaj (Presidente del Sanedrín, S. II a.e.c) decretó que de ahora en más los hombres para casarse no debían tener todo ese dinero en efectivo sino que de ahora en más las propiedades del marido quedarían supeditadas a la Ketuvá y de aquellas propiedades la mujer cobraría su herencia en caso de muerte del marido o de divorcio.

Una explicación similar sobre el órigen de la Ketuvá se encuentra a continuación en nuestra Guemará del día. Una fuente anonima nos dice que el problema no era que los hombres no tenían aquel dinero, ya que no se lo debían dar a las mujeres cuando se casaban, sino que el documento que le escribían solo establecía que en caso de divorcio o de viudez ellas cobrarían aquella suma. Sin embargo las mujeres desconfiaban de aquel documento porque no podían estar seguras si realmente podrían cobrar ese dinero o no. Por eso, según cuenta esta "leyenda", en un comienzo se decidió que los hombres debían depositar todo aquel dinero en la casa del padre de su mujer para que este seguro. Sin embargo según los sabios esto no fue suficiente ya que si el hombre se enojaba con su mujer le podía decir muy fácilmente "vete con tu Ketuvá", es decir la divorciaba y ella tomaba el dinero de la Ketuvá de la casa de su padre. Luego decidieron que el dinero debía estar en la casa de su suegro pero está idea tampoco funcionó. Y fue en aquel momentó que Shimon ben Shetaj propusó su tan famosa ordenanza. Esto ayudaba a que no sería tan fácil para el hombre divorciar a su mujer ya que la Ketuvá no se traducía directamente en dinero sino que para poder divorciar a su mujer debía vender parte de su propiedad para tratar de pagar la Ketuvá.

Esta hermosa Sugya nos explica los dos sentidos de la Ketuvá: (1) Darle la posibilidad a la mujer que se sustente économicamente luego de perder a su marido o de ser divorciada y (2) Evitar que el divorcio sea un trámite que pueda ser tomado con ligereza o apresuradamente.

Hadran Halaj HaIsha SheNaflu!

viernes, 29 de septiembre de 2017

Ketuvot 79 - La herencia de la mujer

En una nueva Mishná se traen diversos casos de qué sucede cuando una mujer recibe cierto dinero luego de casarse. Si una mujer recibe una herencia o le regalan a ella cierto dinero o bien mueble, la Mishná estipula que se debe comprar con aquel dinero tierra. El rédito de aquella tierra, mientras estén casados, le pertenecerá a su marido pero la tierra en sí es de la mujer. Esto es lo que los sabios denominan Keren y Peirot. El Keren es el "capital" mientras que las peirot son (lit. frutas) los réditos/ganancias de aquel capital. Si bien la propiedad le pertenece a la mujer es el marido quien obtiene el rédito de la misma mientras estén casados. El Talmud especifica luego que si bien se debe comprar algo con aquel dinero que la mujer recibió ambos deben estar de acuerdo y si la pareja discute sobre que invertir siempre se debe optar por la inversión "más duradera". Por ejemplo, nos dice el Talmud, si la mujer quiere invertir en terreno y el hombre en una casa se debe comprar el terreno ya que este es más duradero que una casa. 

En una segunda Mishná se nos dice que si la mujer recibe en herencia esclavos de avanzada edad los mismos deben ser vendidos para comprar con aquel dinero tierras/propiedades. Sin embargo Rabí Shimon ben Gamliel dice que en algunos casos, como en estos o en los casos de que la mujer reciba viejos viñedos o olivas la mujer puede quedarselos sin necesidad de venderlos ya que ellos son "Shebaj Beit Abia", el orgullo de la casa paterna. En resumidas cuentas la mujer al recibir una herencia monetaria no puede quedarse con aquel dinero sino que el mismo debe ser invertido en otra posesión más duradera y el hombre podrá hacer usufructo de aquel rédito mientras estén casados; sin embargo ciertos "productos" importantes y valiosos para la familia de la mujer pueden ser mantenidos en su propiedad. 

martes, 26 de septiembre de 2017

Ketuvot 78 - ¿Quién dispone de la herencia?

Comenzamos un nuevo capítulo de nuestro tratado de Ketuvot.  Nuestra primera Mishná discute cual es el "estado" de los objetos que una mujer recibe en herencia. Antes de analizar los diversos casos que menciona la Mishná y las interpretaciones talmúdicas al respecto es importante remarcar que por lo general la mujer no puede hacer uso de sus propiedades o bienes muebles. Mientras esta bajo tutelaje paterno es el padre quien obtiene los beneficios del trabajo de su hija y si ella llegase a recibir algo en herencia o un regalo es el padre quien puede hacer usufructo de los mismos. Una situación muy similar se da cuando la mujer está casada, es el marido quien tiene los derechos para realizar transacciones con aquellos bienes. 

La duda surge en situaciones de "tránsito". La Mishná se pregunta que pasa si la mujer recibe cierta herencia antes de los esponsales (Erusin). En este caso la mujer es libre de hacer lo que quiera con aquellos bienes, puede decidir venderlos o regalarlos y aquellas transacciones son validas. Sin embargo si la herencia la recibe después de los esponsales en primera instancia la mujer no debería vender los productos ya que en poco tiempo será el marido quien deberá supervisar y aprobar las transacciones de su propiedad pero si llegase a vender alguno de aquellos bienes la transacción es valida. Ahora bien, si llegase a recibir la herencia después del casamiento y por algún motivo llegase a vender alguno de aquellos bienes el marido tiene la potestad de quitarle a los compradores aquellos bienes y ellos no pueden reclamar. La Mishná precisará luego que el marido solo puede sacarle los bienes que "son conocidos por él" de los compradores pero aquellos que él desconoce no puede sacárselos luego. El Talmud precisará que los bienes conocidos son los que se encuentran en el país mientras que los desconocidos son los que la mujer recibe como herencia en el exterior. 

viernes, 15 de septiembre de 2017

Ketuvot 77 - Los "defectos" del hombre

En las últimas Mishnaiot analizamos que ocurre cuando un hombre se casa con una mujer bajo la impresión de que la misma no posee ningún defecto pero luego de casarse los descubre. Ahora bien ¿Qué pasa si la mujer descubre que su marido tenía algunos defectos físicos y este se los ocultó? Nuestras dos últimas Mishnaiot del capítulo séptimo de Ketuvot trabajan este aspecto. La Mishná al comienzo nos dice que si al hombre le "nacen" ciertos defectos este no tiene la obligación de divorciar a su mujer. Hasta aquí el hombre tiene todas las de ganar y la mujer todas las de perder. Sin embargo Raban Shimon ben Gamliel, el patriarca de finales del siglo I d.e.c, dice que si los defectos son grandes la corte debe obligar al hombre a divorciar a su mujer. 

En una segunda Mishná se describen cuales son estos "grandes defectos" (Mumim Gedolim). Entre estos se enumeran: forúnculos, pólipos (que para los sabios talmúdicos son otra cosa, malos olores de la boca o de la nariz), hombres cuya profesión es la de recolectores (de cada de perros según el Talmud), curtidores de telas o forjador de hierro (todas estas profesiones tienen en común que trabajan con olores desagradables y estos quedan impregnados). Raban Shimon ben Gamliel agrega también: si el hombre se quedó ciego, perdió una mano o se rompió una pierna. En todos estos casos, y en casos similares, la mujer puede exigir el divorcio frente al juzgado. 


jueves, 14 de septiembre de 2017

Ketuvot 75 - Los "defectos" de la mujer

La Mishná estableció que si el hombre decide casarse con una mujer teniendo en cuenta que esta no posee ningún defecto físico (Mumim) pero luego de casarse descubre que la mujer posee ciertos defectos el matrimonio es invalido y el mismo queda disuelto (como si nunca hubiese existido). Ahora bien ¿Cuáles son aquellos defectos? La Mishná nos dice que los mismos defectos que invalidan al Cohen para realizar el servicio en el Templo también invalidan a la mujer para casarse. Estos defectos físicos son descriptos en la Torá y luego pormenorizados y ampliados en el tratado de Bejorot. El Talmud en está oportunidad agrega que hay más defectos que no invalidan a los sacerdotes pero sí invalidan a la mujer. Algunos de estos son:


  • Sudor
  • Motes en cualquier parte del cuerpo.
  • Feo olor en la boca
  • Senos demasiado grandes
  • Senos demasiado separados uno del otro
  • Voz grave
Esta Sugya, aunque no nos sea fácil digerirla desde la perspectiva del siglo XXI, nos permite, entre otras cosas, evaluar la estética de la época y que era considerado feo o lindo en una mujer. Para finalizar una anecdota que es mencionada en el contexto de está Sugya: "Dijo Raba bar bar Jana: Cierta vez vi a una arabe que arrojó sus dos senos para su espalda y le dio de amamantar a su bebé"... como pueden ver en el Talmud uno puede toparse con casi cualquier cosa!

martes, 12 de septiembre de 2017

Ketuvot 74 - El sabio y el medico

¿Cuál es la diferencia entre un sabio y un médico? Parece el inicio de un chiste pero no lo es. Nuestra Guemará se hace está pregunta. Repasemos primero el contexto. En el post anterior habíamos dicho que la Mishná establece que si un hombre se casa con una mujer con la condición de que está no tenga ninguna deformidad o "enfermedad" (mumim) o bien que no haya tomado ningún voto prohibitivo, y luego encuentra que la mujer efectivamente tenía algun mum (singular de mumim) o había hecho alguna promesa el casamiento queda anulado. 

El Talmud entonces analiza si hay alguna forma de solucionar esta compleja situación y nos dice que en el caso de los votos si pero en el caso de los mumim no. ¿Por qué? Porque al parecer el medico y el sabio obran de forma diferente. Si la mujer va a lo de un sabio y este le anula su voto (Hatarat Nedarim) el mismo desaparece como si nunca hubiera existido, y de esta forma el casamiento es técnicamente valido porque el voto "nunca" existió. Sin embargo si la mujer con algún mum va al médico y este la cura, esto solo transforma la realidad presente y futura y no del pasado (del momento en el cual la mujer juró que no tenía ningún mum). Esta es, según el Talmud, la diferencia entre el sabio y el médico. 

jueves, 7 de septiembre de 2017

Ketuvot 73 - Los casamientos "condicionales"

Una nueva Mishná (al final de la página 72b) nos dice que existe la posibilidad de casarse "condicionalmente" o mejor dicho casarse unicamente con ciertas condiciones. Por ejemplo el hombre puede decir que solo se casará con una mujer si esta no hizo ciertas promesas o votos en el pasado. Si finalmente la pareja se casa pero después el hombre descubre que la mujer sí había hecho votos en el pasado el matrimonio es inválido. La Guemará explica que estos votos son los que se conocen como "Inui Nefesh" (votos de aflicción del alma-cuerpo), tales como no tomar vino, no comer carne o no usar ciertas vestimentas coloridas. El matrimonio es invalido porque la condición que había planteado el hombre para casarse finalmente no se dió y se casó engañado. El otro ejemplo que trae la Mishná es si el hombre pone como condición para casarse que la mujer no posea ningún mum (defecto físico visible). Si después del casamiento el hombre descubre que la mujer sí poseía alguno de estos defectos el casamiento queda nulo. 

jueves, 10 de agosto de 2017

Ketuvot 72 - Las divorciadas sin Ketuvá

La Ketuvá, como ya hemos mencionado, es un documento creado por las autoridades rabínicas para proteger a la mujer en caso de divorcio. El marido, si tiene que pagar una gran suma de dinero para divorciarse, lo pensará dos veces antes de hacerlo. Sin embargo en nuestra Guemará del día se nos dice que hay ciertos casos en donde el marido puede divorciar a la mujer sin pagar su Ketuvá. Si la mujer transgrede algun Dat Moshe o algun Dat Iehudit su marido puede divorciarse de ella sin tener que pagarle la Ketuvá.

Dat Moshe son las leyes bíblicas mientras que Dat Iehudit son las costumbres esbablecidas por los rabinos para las mujeres judías. La Mishná da algunos ejemplos:

Dat Moshe: 

  1. Si la mujer cocina alguna comida sin separar el diezmo
  2. Si tiene relaciones sexuales con su marido aún sabiendo ella que está en Nidá (durante su período sexual)
  3. Si no hace Hafrashat Jala (separar una porción de la masa) cuando cocina pan. 
  4. Si hace juramentos y no los cumple. 
Todas estas son leyes bíblicas y por eso se denominan Dat Moshé porque proviene de la Torá dada a Moshé. 

Dat Iehudit:
  1. Si la mujer sale a la calle con la cabeza descubierta
  2. Si cose en el mercado para mostarar sus manos o su belleza a los transeuntes
  3. Si habla con "todos los hombres". 
  4. Si levanta mucho la voz al hablar para que todos la escuchen (Kolanit).
Todas estas son violaciones al "recato" impuesto por los rabinos a las mujeres de Israel que deben actuar siempre de forma recatada y modesta. Si bien estas no son trasgresiones bíblicas los sabios consideran que si un hombre ve que su mujer hace alguna de estas cosas tiene también el derecho de divorciarla sin la Ketuvá. 


lunes, 10 de julio de 2017

Ketuvot 71 - El que da, recibe.

En una nueva Mishná, que continúa la temática de nuestro capítulo, se nos dice que quien "Jura que su mujer no irá al Beit Evel (un "velorio") o a un Beit HaMishte (un casamiento) debe indmediatamente divorciarila y pagarle su Ketuvá ya que ´le cierra una puerta frente a ella´". Nuestra Mishná sigue detallando que juramentos el hombre le puede imponer a su esposa y cuales no. En está oportunidad la Mishná nos dice que un hombre no puede prohibirle a su mujer ir a un Beit Evel, lit. la casa de los deudos, en donde es costumbre la semana posterior al entierro ir a visitar a los deudos y ofrecerles allí palabras de consuelo. Ni tampoco puede prohibirle ir a un Beit Mishté, lit. casa de banquetes, es decir a un casamiento. El argumento de la Mishná es que él tiene prohibido impedirle a su mujer ir a estos lugares ya que "Noel BeFanea", ya que cierra (una puerta) frente a ella. El Talmud se cuestiona diciendo que es obvio que "puerta le cierra" si le impide ir a una fiesta. Impide que su mujer sea feliz y se alegre en aquella celebración, sin embargo se pregunta el Talmud, ¿Qué puerta le esta cerrando uno cuando le impide a su pareja ir a la casa de los deudos? Allí se vive un ambiente de tristeza por lo cual que de seguro no es la "puerta de la felicidad" lo que le bloquea. El Talmud responde que si la mujer no acostumbra a ir a consolar a los deudos por un lado nadie la conocerá y por el otro lado los que la conocen no irán a su entierro cuando sea su turno de partir. Si ella no ofreció palabras de consuelo a los deudos durante su vida porque su marido le prohibió visitar sus hogares ¿Quién le dara palabra de consuelo a su familia cuando ella fallezca? 

De esta forma el Talmud, continuando las palabras de la Mishná, nos enseña que un marido no debe prohibirle a su mujer ir a una celebración o a un duelo. La mujer, tanto como el hombre, deben estar conectados con la comunidad y la sociedad que los rodea, acompañar a los demás en las alegrías y también en las tristezas. 

viernes, 30 de junio de 2017

Ketuvot 70 - ¿Cómo romper un juramento sin romperlo?

Estamos comenzando un nuevo capitulo del tratado de Ketuvot. El séptimo para ser más exactos. El mismo lleva por nombre "HaMadir" (el que juramenta). La primera Mishná trata sobre que se debe hacer cuando un hombre, por algún motivo no explicitado por los sabios, decide hacer un juramento y prohibirle a su mujer que tenga beneficio de lo que a él le pertenece. Imaginemos la situación: un hombre enojado con su mujer por algún motivo le dice en el momento de más enojo: "Juro que no te vas a beneficiar de nada de lo que yo poseo". Minutos después el hombre se arrepiente pero ¿Qué puede hacer? Ya hizo la promesa! Y según la tradición bíblica y rabínica las promesas y los juramentos no son tan sencillos de anular. Si él juró no darle nada no va a poder alimentar a su esposa hasta que no anule su promesa (algo que no es del todo sencillo pero esto es para otro post). Nuestra Mishná nos da dos soluciones. La primera es que él hombre puede poner un "Parnas" (encargado-supervisor) para que él alimente a su mujer todo el tiempo que el juramento sea valido. Sin embargo después de un mes si el hombre no consiguió (o no quizo) anular su promesa, él esta obligado a darle el divorcio a su mujer. 

La Guemará encuentra muy problematica está situación ya que por un lado es similar a algunas Mishnaiot que ya vimos en el capítulo anterior sobre que sucede si la mujer le dice al marido que ella no quiere realizar las tareas domesticas a las cuales está obligada por Halajá o por ejemplo si él decide no tener relaciones sexuales con su mujer por una X cantidad de tiempo (algo que él también esta obligado por la Halajá). De manera rebuscada nuestra Guemará explica que si bien hay similitudes está es una situación un tanto especial y por eso era necesaria redactarla en una Mishná diferente. El otro gran problema que encuentra la Guemará, que para quien este ya acostumbrado al estudio del Talmud debería haberse percatado ya, es ¿Cómo puede ser que el marido mismo disponga de un Parnas (encargado-supervisor) para alimentar a su mujer? ¡Es como si el mismo le estuviera pagando ya que según la tradición rabínica Shlujo KeMoto (un enviado tiene el mismo estatus que la persona que lo envió)! Nuevamente el Talmud encuentra una solución explicando que verdaderamente no se trata de un emisario dispuesto por el marido sino que el marido dijo simplemente: "Quienquiera que la alimente no perderá dinero". En otras palabras no puso un encargado para que alimente a su mujer directamente pero dijo frente a un público aquella frase para que alguien comprenda que si esa persona le da dinero a la mujer de este, este mismo luego le pagará a él (sin embargo según el Rosh el marido no está obligado a pagarle a esta terecera persona). 

Como ven los sabios (casi) siempre encontraron una forma de esquivar una promesa... sin embargo siempre es mejor prevenir que curar por lo cual tené cuidado con lo que decís y por la dudas no jures!

lunes, 12 de junio de 2017

Ketuvot 69 - La extraña historia de Ilfa.

Nuestra Guemará continúa analizando detalles muy técnicos (y secos a mi gusto) sobre como y quien puede entregar la Nedunia (la dote de la mujer para el matrimonio). En este contexto se relata una historia que vale la pena ser contada:

Cierta vez quedó vacanta el puesto de Rosh Yeshiva en Tiberias y Rabi Iojanan ben Nafjá fue elegido para ocupar aquel puesto. Su compañero de estudios en la juventud, unos años mayor que él, el sabio conocido como Ilfa, al enterarse de la noticia decidió colgarse del mastil de un barco y dijo que de no poder encontrar para cada Braita en la Toseftá su paralelo en la Mishná, él se dejará caer para ahogarse en el mar. La historia continúa con un anciano haciendole una pregunta (que esta relacionada de cierta manera con el tema de la Nedunia) y él la consigue contestar satisfactoriamente. Así concluye la historia. Al parecer Ilfa se sentía acongojado porque su compañero Rabí Iojanan fue elegido como Rosh Yeshiva y no él y creyó que esto se debía a que lo consideraban a este último como superior en conocimiento de Torá que él. Sin embargo según los comentaristas Rabí Iojanan fue simplemente elegido porque Ilfa no se encontraba presente sino que estaba trabajando en el exterior. 

¿Qué podemos aprender de esta historia? ¿Por qué Ilfa decide proponer semejante desafío? ¿Por qué el anciano le hace una pregunta? ¿Si no sabía la respuesta se iba realmente a tirar?

jueves, 8 de junio de 2017

Ketuvot 67 - "Sacarlo de la pobreza y devolverlo a su riqueza"

En una nueva Mishná se nos enseña la cantidad mínima que un padre debe dar como Nedunia (el dinero que la mujer trae al matrimonio) los sabios nos dicen que en el caso de una muchacha huerfana también se debe dar esa cantidad mínima (50 zuz) pero la misma debe ser tomada de la caja de Tzedaká. En este contexto el Talmud desarolla una larga e interesante Sugya sobre la pobreza y la responsabilidad colectiva para ayudar a los necesitados. 

Según nuestros maestros debemos ayudar a los necesitados pero más que eso, debemos reestablecerlos al estatus social y económico que tenían antes de caer en desgracia. Así interpretan el siguiente versículo: " sino abrirás a él tu mano liberalmente, y en efecto le prestarás lo que necesite." (Deut. 15:8). Dicen que "Dei Majsoro" significa que uno tiene la obligación de alimentarlo y mantenerlo en su situación de pobreza y que la segunda parte "asher ijaser lo" significa que uno tiene que darle "todo lo que le falte", incluso, dice el Talmud "un caballo y un esclavo". En definitiva los sabios nos enseñan que cuando alguien cae en la pobreza no solo hay que proveerle el alimento mínimo necesario para que subsista sino en la medida de lo posible ayudarlo a no perder su estatus social. Si solía tener un caballo y un esclavo entonces se debe intentar proveerle uno también. El Talmud, para ejemplificar aún más este principio, nos dice que cierta vez Hilel le dió a un pobre que provenía originariamente de una familia de alcurnia un caballo y un esclavo, y un día que no encontró un esclavo para que le ayude él mismo ayudó al pobre. 

El Talmud sigue proveyendo diferentes historias sobre ricos que cayeron a la pobreza. Se nos cuenta que cierta vez un pobre fue a ver a Rav Nejemia y este le preguntó que solía comer y este le contesto: "vino y carne" (comidas muy costosas!). Paso seguido Nejemia lo invita a comer simples lentejas y el pobre muere. 

En otra historia similar un pobre viene frente a Rava y este le pregunta que solía comer y también le contesta "vino y carne". Rava, enojado, le pregunta: ¿No te das cuenta que estas siendo una carga para la comunidad? (ya que serán ellos los que deberán pagar por estas comidas costosas). A lo que el pobre enigmaticamente le contesta: "¿Acaso de ellos me alimentaré? ¡Dios será quien me mantenga!"

¿Qué piensan de estás historias? ¿Están de acuerdo con el principio general de que a un rico caído en la pobreza hay que intentar ayudarlo a que no pierda su estatus y sus "comodidades"? ¿Cuál es el racional de nuestros sabios? ¿Te parece justo?

viernes, 26 de mayo de 2017

Ketuvot 65 - Las mujeres y el vino

¿Pueden las mujeres tomar vino? En el 2017 es extraño hacernos está pregunta porque es casi una obviedad que las mujeres pueden tomar vino, y otras bebidas alcohólicas, tanto como los hombres. Sin embargo hace unos 1700 años la pregunta era valida y su respuesta estaba en duda. Está es la temática central de nuestra Guemará del día. Hemos visto que el hombre debe fijar para su mujer una X cantidad de alimentos semanalmente para su manutención. Los sabios del Talmud, sin embargo, se dan cuenta que dentro de todas las comidas mencionadas en la Mishná no aparece vino, la bebida más popular de aquellos tiempos. Rabí Eleazar nos dice que esto se debe a que "no se debe fijar vino para la mujer". En otras palabras: dentro de los alimentos que semanalmente el hombre le debe dar a la mujer no puede haber vino. El Talmud luego trae una supuesta fuente de está costumbre relacionada con la historia de Janá en la Biblia reinterpretando algunos versículos diciendo que ella comía mientras que era su marido el que bebía. 

La Sugya se sigue desarrollando de forma interesante con argumentos a favor y en contra de que la mujer beba vino. Dentro de los rabinos que tratan de limitar el consumo de vino por parte de las mujeres sobrevuela el argumento que el vino y el consumo de alcohol producen que la mujer pierda el recato y que su apetito sexual aumente lo cual la puede conducir a sostener relaciones sexuales prohibidas. Por este motivo dicen los sabios que una copa de vino es buena para la mujer, ya dos copas la hacen un poco desagradable, con tres comienza a incitar sexualmente de forma verbal y ya con cuatro pierde cualquier tipo de conciencia y de recato y se acuesta con cualquiera. Un sabio sostiene que si el aumento del apetito sexual es el gran problema con el consumo de vino todo se soluciona si ella toma en presencia de su marido ya que puede canalizar su deseo sexual en la santidad del matrimonio. 

Un fenomeno muy interesante del Talmud también aparece ejemplificado en nuestra Sugya. La misma comienza diciendo que no se le debe fijar vino como parte de la manutención para la mujer, sin embargo el Talmud luego nos trae varias historias en las cuales ciertos rabinos decretan que ciertas mujeres (como la esposa de Nakdimon ben Gurion o la esposa de Rav Iosef) deben recibir vino como parte de su manutención semanal. Es decir, hay un principio general pero también hay importantes excepciones. O bien el principio general no es tan respetado como presenta el editor talmúdico. 

Para resumir: los sabios talmúdicos entienden que hay una relación directa entre el (exceso) del consumo de alcohol y la inmoralidad sexual. Miles de años después de que ellos plantearan la preocupación podemos sostener que la misma sigue siendo vigente. Sin embargo como sociedad machista establecen que debería ser la mujer la que se abstenga de tomar alcohol y no tanto el hombre. Como hemos visto, sin embargo, las mujeres igual tomaban vino y exigían que sea parte de su manutención y es por eso que según la Halajá las mujeres pueden exigir recibir vino como parte de su alimento semanal si es costumbre del lugar que las mujeres tomen vino. Creo yo que está discusión talmúdica debe aplicar tanto al hombre como a la mujer, y parafraseando a un dicho en nuestra Guemará del día: una copa de vino es buena para la mujer (y para el hombre) pero cuatro ya es demasiado y conduce a la inmoralidad...

viernes, 12 de mayo de 2017

Ketuvot 64 - La comida, el techo y la ropa!

Ya hemos dicho que según la Torá el hombre esta obligado a proveerle a la mujer de: relaciones sexuales, comida y ropa. Ya hemos visto también como el Talmud regula la cantidad de veces que el hombre tiene que tener relaciones sexuales con su mujer dependiendo del trabajo que este tenga. Es tiempo ahora, en nuestra Guemará del día, de poner “limites” y de reglamentar las otras dos obligaciones. ¿Cuánta comida debe darle el marido a su mujer? ¿Si la mujer quiere comer salmon y carne todos los días el marido esta obligado a proveerle? ¿Si la mujer quiere ropa nueva cada semana tiene su marido la obligación de comprarle?

Una nueva Mishná nos clarifica un poco el panorama. En esta Mishná se habla, entre otras cosas, de cuanta comida debe el hombre proveerle a la mujer por semana. Debe darle ciertas cantidades de trigo y cebada, frijoles, aceites, higos secos y otras frutas. Como vemos y se desprende de la Mishná el hombre debe alimentar a su mujer pero no necesariamente con las comidas más caras (presten atención que ni pescados, ni carnes ni quesos, ni vinos, que por lo general son productos caros y de consumisión poco frecuente son mencionados aquí).

En una segunda categoría el marido debe proveerle a la mujer de una cama, de un colchón y de una alfombra. Como asi también un pañuelo para cubrirse la cabeza, un cinturón, sandalias y ropas por un valor de 50 Zuz al año. Nuevamente vemos aquí que si bien el marido tiene la obligación de proveerle un techo y ropas a su mujer no se habla aquí ni de joyas ni de prendas de alta costura.


Por último la Mishná resalta que también el marido le debe dar una ma´ah (una x cantidad de dinero) por semana para que ella lo administre como ella quiera para así satisfacer todas sus otras necesidades. Vale la pena terminar con la última frase de nuestra Mishná: “¿A qué hace referencia está Mishna? A un pobre del pueblo de Israel sin embargo una persona con poder adquisitivo superior debe hacer todo correspondiente a su honor”. Es decir, la Mishná establece el piso mínimo que un marido no muy pudiente debe garantizarle a la mujer sin embargo mientras más dinero uno disponga más debe ser lo que uno le entregue a su mujer. 

jueves, 11 de mayo de 2017

Ketuvot 63 - Esposos rebeldes

¿Qué se debe hacer cuando el esposo o la esposa se rebelan? De esto trata nuestra Guemará del día. En hebreo se habla de HaMored (el hombre) y HaMoredet (la mujer). Según la Mishná si la esposa se rebela frente al marido el mismo le va reduciendo semanalmente la Ketuvá mientras que si el marido se rebela contra la mujer la Ketuvá de la mujer aumenta semanalmente. Recordemos que la Ketuva aparte del ser el "contrato matrimonial" es una suerte de pagaré que la mujer cobrará en el caso de divorcio o de muerte del marido. 

¿Qué significa rebelarse? La Guemará hace la misma pregunta y se presentan dos posibles respuestas. Rav Huna sostiene que es rebelarse "sexualmente", es decir, cuando tanto el hombre como la mujer se niegan a tener relaciones con la pareja para hacerle enojar, para vengarse o por alguna otra razon. Rab Iosi sostiene que rebelarse es negarse a realizar las melajot (tareas) del hogar (si se trata de la mujer) o de sostener el hogar economicamente (si se trata del hombre). 

Como dijimos si tanto el hombre o la mujer se "rebelan" frente a su pareja los sabios establecieron modificar la suma de la Ketuvá afectando al "rebelde", aumentando la Ketuva si el hombre se rebela o disminuyendo la Ketuva si es la mujer que se rebela. Sin embargo el Talmud nos relata que tiempo después los sabios modificaron la costumbre y en el caso de que una mujer se rebele se debe "anunciar publicamente en las casas de estudio y en la sinagoga" durante cuatro semanas que la misma se esta rebelando para que cambie de parecer. Si no modifica su actidud la misma pierde inmediatamente toda la Ketuva. 

martes, 9 de mayo de 2017

Ketuvot 62 - Entre el estudio y el hogar

La Mishná establece que un estudiante de Torá puede ir a estudiar a una Yeshiva por un periodo de un mes sin autorización de su mujer. Si bien en términos generales un hombre no debe estar más de una semana sin tener relaciones sexuales con su mujer hay diversas excepciones a esta regla general, está es una de ellas. El Talmud nos dice que si es con la autorización de la mujer un estudiante rabínico puede irse de su hogar por todo el tiempo que lo desee. Sin embargo el propio Talmud se pregunta después cuanto es el tiempo "adecuado" o "normal" para ausentarse del hogar en pos de estudios rabínicos. Dos posiciones se presentan. Un sabio dice que se debe estar un mes en el hogar y otro mes en la Yeshiva mientras que otro sabio sostiene que se debe estar dos meses en el hogar y un mes en la Yeshiva. El Talmud, sin embargo, continua diciéndonos que otros sabios sostenían que un estudiante de Torá puede irse hasta dos o tres años a estudiar Torá sin autorización de su mujer. 

Hasta aquí la ley. De ahora en más el Talmud traerá diversas historias sobre varios sabios que deciden adoptar está última posición (la de irse muchos años a estudiar Torá con o sin autorización de su mujer). La inmensa mayoría de estas historias no tiene un final feliz. En todas estas historias se muestra la tensión entre el deseo y la pasión por el estudio de la Torá y las responsabilidades del hombre para con su hogar (su mujer y sus hijos). El Talmud trae varias historias (unas seis) en donde se critica fuertemente (de forma implícita y explicita) la costumbre de aquella época de irse del hogar por muchos años (hasta 12 en algunos casos) para estudiar Torá. Se cuenta de historias donde el hombre muere mientras estudiaba Torá ya que su mujer llora al ver que su marido se ausentó, otras historias de mujeres que mueren por un infarto al ver que su marido regresó de repente después de muchos años, historias donde los padres no reconocen a los hijos ni los hijos a los padres por haberse ausentado del hogar por mucho tiempo, etc. 

Al parecer era una costumbre extendida en los tiempos talmúdicos ausentarse del hogar por muchos años para ir a estudiar a grandes Yeshivot. Si bien el estudio de la Torá es uno de los valores fundamentales y más defendidos por el judaísmo rabínico los sabios y editores del Talmud también son conscientes del peligro del amor desmedido por el estudio que lleva a abandonar al hogar y a las responsabilidades como padre y esposo. Toda está colección de historias termina sin embargo con un final feliz, con la historia de Rabí Akiva y Rajel. Una historia en donde la mujer sacrifica 24 años de su vida para que su marido pueda convertirse de un simple pastor a uno de los sabios más importantes de la historia del pueblo judío. Para que le interese está historia se encuentra en Ketuvot 62b (últimas lineas y continúa en Ketuvot 63a).

Les comparto aquí, a modo de ejemplo, tan solo una de las tantas historias (sin final feliz) que se relatan en está Sugya:

Rab Rejumei solía frecuentar la escuela de Raba en la ciudad de Mejoza; y solía retornar a su hogar en cada víspera de Iom Kipur. En una occasion quedó absolutamente compenetrado en su estudio [olvidando así regresar a su hogar]. Su mujer lo estaba esperando y en todo momento decía “él está por venir, él está por venir”. Como él no llegó ella se sintió tan deprimida que lagrimas comenzaron a caer de sus ojos. En ese instante él estaba sentado sobre un techo. El techo se derrumbó y murió. 


viernes, 21 de abril de 2017

Ketuvot 61 - Los tiempos del sexo según la Torá

La Guemará nos presenta hoy una nueva Mishná, una de las más interesantes quizás de todo el tratado de Ketuvot. En la última Mishná hemos visto las diversas obligaciones de la mujer para con el marido y para con el hogar, ahora es tiempo de las obligaciones del marido. Como ya hemos dicho según los sabios la Torá establece que el hombre le provea a su mujer de alimento, ropas y de sexo. Ahora bien ¿Cuántas veces tiene la obligación de tener relaciones sexuales el hombre con su mujer para cumplir con la halajá? Si la mujer desea tener relaciones sexuales todos los días o incluso dos veces por día ¿el hombre esta obligado a proveerle de aquel placer? La Mishná nos dará una respuesta y luego el Talmud, en los próximos folios, complejizará aún más la cuestión. 

La Mishná comienza planteando una discusión entre la escuela de Shamai y la de Hillel. Shamai plantea que un hombre puede abstenerse hasta dos semanas de tener relaciones con su mujer, si pasa más de ese tiempo la mujer puede reclamar el divorcio. Hillel, más comprensivo con el deseo sexual de la mujer, dice que el tiempo máximo es de una semana. El Talmud nos dice que estas medidas de tiempo son extraídas por ambas escuelas del tiempo de impureza que tiene una mujer luego de parir (en el caso de una mujer son dos semanas y en el caso del varón es una semana). Esta es la ley general y así queda codificada en la Halajá, ninguna mujer debería (si así lo desea) pasar más de una semana sin tener relaciones sexuales. Su marido está obligado a proveerle este deseo.

Paso seguido la Mishná comenzará a nombrar diversas excepciones y profesiones que alteran un poco este principio general. Según los sabios la Torá (aunque en ningún lugar figura explícitamente) dictaminó que según la profesión los tiempos cambian (por esfuerzo y por distancias). Está es la lista:


  1. Taialín (quienes no trabajan): todos los días.
  2. Poalim (trabajadores locales): dos veces por semana.
  3. Conductores de burros: una vez por semana.
  4. Conductores de camello: una vez por mes.
  5. Marineros: una vez cada seis meses. 
No sé le puede exigir a un marinero que vuelva todos los días o una vez por semana o incluso una vez por mes a su hogar, de hacerlo perdería su trabajo. Por este motivo Rabí Eliezer le da una dispensa a estos trabajadores según el esfuerzo que conlleva la tarea y la distancia de donde trabajan a su hogar para que no deban cumplir con la ley de que deben tener relaciones sexuales al menos una vez a la semana con su mujer. 

jueves, 20 de abril de 2017

Ketuvot 60 - La obligación de amamantar

Hemos visto en la última Mishná que una de las obligaciones de la esposa es la de amamantar a los hijos de su marido. Esto dará pie a una larga Sugya sobre ciertas leyes, tradiciones y "saberes populares" sobre el amamantamiento en la época talmúdica. Revisemos alguna de ellas:

1) Obligación tras el divorcio: en el caso de divorcio mientras la madre está amamantando a sus hijos la misma queda obligada a seguir amamantando incluso luego de separarse del marido. Es necesario remarcar este punto ya que todas las otras obligaciones (cocinar, lavar, etc.) caducan en caso de divorcio pero por el "peligro" que corren los bebés de no querer tomar la leche sino es la de su mamá que ya reconocen es que los sabios obligan a las madres a seguir amamantando a sus hijos. Eso sí: en caso de divorcio el hombre debe pagarle a su ex-mujer un sueldo como a cualquier amamantadora que uno puede contratar. 

2) Reconocer a la madre: los sabios discuten cuanto tiempo le lleva al bebé reconocer a su propia madre. Uno dice 30 días, otro 50 y otro tres meses. Sin embargo Rabí Iojanan establece que todas estas son estimaciones sin mucho valor ya que todo depende de cada niño. Según los sabios los bebés desde temprana edad son capaces de reconocer a su madre (algo que hoy los avances tecnológicos lo ratifican). De forma interesante nos dicen que incluso un bebé no-vidente puede reconocer a su madre a través del gusto y del olfato. 

3) ¿Hasta cuando se debe amamantar? El Talmud presenta dos opiniones: hasta los 2 años o hasta entre los 4 o los 5 años. Tosafot aclara que cuatro años si el niño o la niña están sanos y 5 si se encuentran débiles. Al parecer estos eran los tiempos estándares de aquella época. Un mínimo de dos años de amamantamiento y un máximo de 5. Hoy en día en gran parte del mundo occidental, por las exigencias laborales y culturales de la mujer, estos tiempos se han reducido significativamente. Para los amantes de las curiosidades de la Halajá el Talmud aclara que siempre y cuando el bebé tome de forma constante la leche sin una interrupción mayor a la de tres días la leche es 100% kasher, sin embargo si vuelve a tomar de grande o luego de una interrupción mayor a tres días la leche materna se convierte en una inmundicia (Sheketz), por lo cual estaría prohibido tomar de ella según las reglas del Kashrut.

4) La espera para volver a casarse: una mujer que se divorcia o enviuda mientras está amamantando debe esperar al menos 24 meses (desde que su hijo o hija naciera) para volver a casarse. La lógica detrás de esta reglamentación es que si la mujer vuelve a quedar embarazada los sabios tenían el miedo de que la misma no pueda producir abundante leche para ambos bebés. Y en este mismo sentido los sabios dicen que una mujer que está amamantando a su hijo no debe amamantar también al hijo de una amiga ya que según la sabiduría popular de aquella época la mujer no tendría leche suficiente para ambos. 

5) Buenas comidas y malas comidas: Incluso en nuestros días la sabiduría popular nos dice que hay ciertas comidas que son beneficiosas para la producción y el sabor de la leche y otras que son maliciosas. Si bien no hay estudios científicos que corroboren a ciencia cierta esta idea, está es una noción muy extendida y muy presente. Los sabios hace 1700 años opinaban de la misma forma. Ciertas comidas son buenas y otras son malas. Perimatanme compartir tan solo algunos de los ejemplos estrafalarios que nos trae el Talmud: si una mujer toma vino y come carne durante el embarazo tendrá hijos saludables, si come apio tendrá hijos hermosos, si come pescado tendrá hijos agradecidos y si uno come etrogim (el cítrico de Sukot) tendrá hijos con buen aroma. 

Mitos, realidades, opiniones, sabiduría popular, ciencia... todo en un solo lugar. 

miércoles, 19 de abril de 2017

Ketuvot 59 - Las tareas de la mujer

Como ya hemos dicho los sabios dictaminan que el hombre está obligado a proveerle alimento, vestimenta y relaciones sexuales de forma regular a su mujer. En una nueva Mishná se nos dice cuales son las obligaciones de la mujer para con su esposo. Entre algunas de las tareas domesticas se encuentran: moler, hornear, cocinar, lavar la ropa, amamantar al bebé, hacer la cama y trabajar con la lana. En el matrimonio, según la ley judía, tanto el hombre como la mujer tienen ciertas obligaciones y ciertos derechos. Estas son las obligaciones de la mujer en la matrimonio según la Mishná. De forma interesante la Mishná nos dice que si el marido tiene los recursos económicos cada vez que contrata a una nueva esclava (empleada en nuestros días) su esposa tiene menos obligaciones. Según una opinion si la mujer tiene 4 esclavas la misma puede sentarse sin hacer nada en la "cátedra" (trono real). Sin embargo según Rabi Eliezer incluso aunque una tenga cien empleadas aún así debe realizar alguna tarea hogareña ya que la holgazanería, según él, lleva al libertinaje. Rabí Shimon ben Gamaliel redobla la apuesta y dice que un hombre que le hace jurar a su mujer que no trabajará una vez que estén casados debe divorciarla ya que la holgazanería lleva a la estupidez. ¡Cuanta verdad! La holgazanería, entre tantas cosas, lleva al libertinaje y a la estupidez. 

Está Mishná dará mucho que hablar en el Talmud. Hoy quisiera sin embargo detenerme en la primera reflexión talmúdica a esta muy interesante Mishná. La voz anónima de la Guemará cuestiona a la Mishná preguntándose como "moler" puede ser una de las actividades las cuales las mujeres casadas están obligadas a hacer. Esta, según explican los exegetas, es una tarea desgastante y muy pesada para una mujer. ¿Y cuál sería el problema? Que según Rabí Jía la mujer es solo para la belleza y para criar niños. Muchos de los lectores encontrarán este comentario un tono machista y de seguro que hay algo de machismo en las palabras de Rabí Jía. Tenemos que comprender, sin embargo, que estamos hablando de un sabio que vivió hace unos 1800 años. Según los parámetros de la época la mujer estaba destinada únicamente a la belleza y a la crianza de los niños, pero nuestra Mishná nos enseña que también la mujer puede (y debe) trabajar.  

viernes, 14 de abril de 2017

Ketuvot 57 - Un año para los preparativos

Quienes nos casamos sabemos que se necesita mucho tiempo para preparar una boda. Generalmente muchas parejas suelen anunciar que se casan, y empiezan con los preparativos, un año antes de la boda. De casualidad o no una nueva Mishná nos dice que si un hombre decide casarse con una jovén le debe dar un año para que ella se prepare antes de llevar a la Jupá. Una muchacha debe prepararse y según la Mishná se necesita un año para estos preparativos. Para una viuda, en cambio, nos dice la Mishná, los preparativos son menores (quizás porque ya se había casado y ya tenía todo lo necesario) por lo cual con treinta días es suficiente. El Talmud deduce que está noción de que el hombre debe esperar a la mujer, o debe darle este tiempo de un año, se desprende de la historia de Rivká y el ayudante de Abraham. En Génesis 24 el sirviente de Abraham le dice a la familia de Rivká que no lo hagan demorar más y que le permitan volver a su tierra para darle a Rivká como esposa para Itzjak. Sin embargo la familia de Rivká sugiere que la muchacha se quede unos días "10 por lo menos" (Gen. 24:55). Utilizando otros versículos y con mucha creatividad los sabios concluyen que en realidad le pidieron al siervo de Abraham un año entero antes de darle a Rivká. 

¿Por qué tanta espera? ¿Sólo por los preparativos? Una lectura un poco más profunda de esta Sugya talmúdica nos indica que hay otros motivos. En la antiguedad era una practica muy común comprometer a las niñas, a temprana edad, con algún candidato promisorio. Los sabios no se oponen a esta practica, la pareja podía estar comprometida desde temprana edad sin embargo los sabios sí so oponen al casamiento de una chica menor de edad. Y por eso dicen que tanto la niña como el padre, si el hombre desea apurarse para casarse, pueden frenar la boda y exigir que se espere hasta que la niña sea mayor de edad para, como dice el Talmud, que pueda ella misma decidir por sí sola si quiere casarse o no (como también se desprende de la historia de Rivká donde le consultan si está dispuesta a ir para casarse con aquel hombre que nunca conoció). 

jueves, 13 de abril de 2017

Ketuvot 56 - Sexo en la oscuridad

En medio de una discusión en torno a si es la Jupá o el primer acto sexual lo que consuma el matrimonio el Talmud nos enseña un dato interesante en torno a las relaciones sexuales. Los sabios no se ponen de acuerdo si con la Jupá es suficiente para que la pareja este oficialmente y 100% casada o bien si es la primera relación sexual luego de la Jupá lo que oficializa el matrimonio y así las responsabilidades de ambos. La Halajá será establecida como que con la Jupá es suficiente si es que la pareja se encuentra habilitada a tener una relación sexual inmediatamente después. Sin embargo el punto que quisiera compartir con ustedes hoy es un derivado de está discusión.

¿Cuándo está permitido mantener una relación sexual? El Talmud nos dice que el sexo solo se puede tener durante la noche (y por ese motivo es costumbre, y así lo dice el Talmud, realizar también las jupot durante la noche). Los sabios no nos dicen en este folio talmúdico el porqué de este principio. Sin embargo en Nida (17a) se nos dice que esto se debe a que durante la noche el hombre no puede ver completamente y nitidamente a su mujer lo que evita que, Dios no lo permita, encuentre algo negativo en su figura y que esto le desagrade a sus ojos. Los exegetas medievales comprenden entonces que la prohibición no es tener relaciones sexuales durante el día diurno y que solamente se pueden mantener durante la noche sino que las mismas se pueden mantener durante las 24 horas del día siempre y cuando sea en la oscuridad. El motivo que da el Talmud no es muy "simpatico" que digamos por lo cual muchos comentaristas nos dicen  también que uno debe tener relaciones sexuales en la oscuridad por Tzniut, es decir por una cuestión de recato y decoro. Sea como fuese así queda codificado en la Halajá: si uno quiere tener relaciones sexuales uno debe apagar la luz o mantener las persianas cerradas! (SA, Oraj Jaim 240:11)

jueves, 30 de marzo de 2017

Ketuvot 55 - Ikar Ketuva y Tosefet Ketuva

En la mitad de la página 54b comenzamos el quinto capitulo de nuestro tratado. Este capitulo llamado "Af Al Pi" (A pesar de que...) es de alguna forma una continuación del capítulo anterior en donde se detallan una gran cantidad de normas en relación a la Ketuvá. La primera Mishná nos enseña dos ideas centrales que nos ayudarán a entender más la esencia de la Ketuvá hasta nuestros días. 

La Ketuvá tiene dos valores centrales en las cuales en caso de divorcio o de muerte del marido la mujer debe cobrar para poder sustentarse. 

Ikar Ketuvá: Este es un valor fijo estipulado por nuestros sabios. 200 Zuz para una mujer virgen y 100 para una mujer divorciada o viuda. Y como dice nuestra Mishná "Quien estipule un valor menor... se considera a su relación sexual como una relación sexual promiscua (Beilat Znut)". Lo que los sabios nos quieren decir es que una Ketuvá en la cual no haya como mínimo una base de 200 o 100 Zuz respectivamente no es considerada una Ketuvá y la pareja estaría entonces teniendo una relación sexual por fuera de la santidad del matrimonio. 

Tosefet Ketuvá: Nuestra Mishná nos agrega que cada quien es libre de estipular un Tosefet (un agregado) a la Ketuvá. Este valor no es fijo y cada quien decide cuanto quiere que su mujer en caso de divorcio o de fallecimiento reciba como parte de su Ketuvá. 

La Guemará nos enseña también que en todos los casos el Ikar Ketuvá y el Tosefet Ketuvá (o Tnaei Ketuvá como es llamado en el Talmud) tienen el mismo estatus legal. Si una mujer, por ejemplo, pierde la Ketuvá por "rebelarse" o por "apostasía" pierde tanto el Ikar como el Tosefet. 

miércoles, 29 de marzo de 2017

Ketuvot 54 - La dote para mi hija

La Guemará nos trae un caso muy interesante que nos permite sumergirnos aunque sea brevemente en el pensamiento y en la lógica talmúdica. La situación es la siguiente: Si un padre, antes de morir, le ordena a sus hijos hombres que cuando alguna de sus hermanas se casen ellos le deben dar de la herencia paterna una cierta dote (Nedunia) la cual consiste en ciertas ropas y algunas joyas. Y en aquel momento cuando el padre en el lecho de muerte dio está orden aquellos productos tenían un valor, supongamos, de 1000 dólares sin embargo en el momento que la hija se casa, unos años después, el valor de esos productos cayó y los mismos se pueden adquirir por 700 dólares. ¿Qué se debe hace con la Nedunia? ¿Qué deben hacer los herederos? ¿Le deben dar los productos y quedarse ellos con los 300 dólares de diferencia o le deben dar los productos y los 300 dólares a su hermana? La cuestión radica en la sutileza del lenguaje y en tratar de comprender el deseo del padre. (1) Si el deseo del padre era dotarla a su hija de joyas y de buenas prendas de ropa no importa si el costo subió o bajo lo importante es que su hija llegué al casamiento con aquellos productos. (2) Sin embargo si la intención del padre era darle una dota de X cantidad de dólares representado en tales productos, la mujer debería recibir aquellos productos más la diferencia de dinero. 

La Halajá es que los herederos se quedan con la diferencia. Para bien o para mal los herederos lo único que deben hacer es seguir al pie de la letra la voluntad del padre y dotar a la hija de joyas y buenas prendas de ropa; si los valores del mercado cayeron ellos se pueden quedar con la diferencia como parte de la herencia del padre pero si los precios de mercado subieron su herencia disminuye. 

martes, 28 de marzo de 2017

Ketuvot 53 - B´nin Dijrin y Bnan Nukban

La Mishná, y posteriormente la Guemará, siguen analizando algunos Tnai Beit Din (condiciones del tribunal rabínico) que más allá de que no hayan sido puestos por escrito en la Ketuvá los mismos son vinculantes. En este caso tienen que ver con los hijos hombres y mujeres que el hombre tendrá con su mujer. 

B´nin Dijrin (hijos varones): Está condición estipula que los hijos hombres que la pareja tengan habrán de cobrar más de la Ketuvá que el resto de sus hermanastros (hijos de otras mujeres del marido). 

Bnan Nukban (hijas mujeres): Está condición estipula que las hijas mujeres, que no heredan según la legislación bíblica y talmúdica, podrán quedarse en la casa de su padre y deberán ser alimentadas con los recursos que deje su padre en herencia a sus hijos hombres hasta que la misma se case.  

lunes, 27 de marzo de 2017

Ketuvot 52 - Redimiendo a las cautivas

Nuestra Guemará sigue analizando en detalle la cláusula (implícita o explicita) de la Ketuvá en la cual el marido está obligado a redimir a su mujer en el caso de que sea capturada. En la tradición rabínica existe un mandamiento general de redimir a los cautivos (Pidion Shvuim) en el cual la comunidad judía está obligada a redimir a aquellos judíos que fueron capturados por un grupo de delincuentes o por algún reino o poder vecino o local. Sin embargo en el caso de una mujer casada es el marido quien tiene la obligación de pagar para redimir a su mujer. El Talmud analiza en detalle algunas de las particularidades de esta ley:

- Prohibición por causa del cautiverio: ya hemos dicho que por ejemplo un Cohen no puede tomar nuevamente como esposa a su mujer que fue capturada porque se sospecha que la misma fue violada por sus captores, sin embargo en este caso el marido está obligado a redimir a su mujer y luego debe divorciarla. Sin embargo si la pareja no debió haberse casado en un principio ya que existía una prohibición previa al cautiverio (como casarse con algún pariente cercano o con una mamzeret-bastarda) el hombre no está obligado a redimirla, sino que debe darle la Ketuva y ella misma debe intentar liberarse. 

- Redimir a una viuda: los huérfanos no están obligados a redimir a la viuda de su padre. 

- Pagar más de lo que vale: el marido está obligado a pagar hasta 10 veces (o más) del valor de la Ketuvá para redimir a su mujer del cautiverio. 

- Redimir la primera vez unicamente: Según la Halajá el marido está obligado a redimir a su mujer la primera vez que cae en cautiverio, la segunda vez ya no está obligado. 


viernes, 10 de marzo de 2017

Ketuvot 51 - Tnai Beit Din

En la Ketuvá se detallan todas las obligacoines, principalmente económicas, del marido para con su mujer durante el matrimonio y en caso de divorcio. Ahora bien ¿Qué sucede si por el motivo que fuese alguno de estos términos no se encuentran en la Ketuva? Una nueva Mishná nos enseña que los mismos siguen siendo vinculantes y obligatorios aunque no se encuentren escritos. ¿Por qué? Por ser estos: Tnai Beit Din (condiciones del tribunal rabínico). Cierta parte de la Ketuva conocida como Tosefet son agregados personales y a discreción del marido sin embargo la Ketuva contiene un Ikar que no es a libre elección de cada marido sino que está estipulado por el tribunal rabínico. Uno de estos principios es el valor de la Ketuva en caso de divorcio. Si por algún motivo en la Ketuva no figura que en el caso de ser una virgen debe recibir 200 zuz y en el caso de ser una divorciada debe recibir 100 aún así en caso de divorcio la mujer debe recibir esa cantidad de dinero por ser está una estipulación y una condición del tribunal rabínico. 

En la misma linea de pensamiento ciertas obligaciones matrimoniales también son vinculantes aunque no estén escritas en el "contrato matrimonial". Una de ellas, la cual es muy analizada por la Guemará, es el hecho de que en caso de que la mujer sea capturada o tomada como prisionera el marido tiene la obligación de pagar el rescate aunque está clausula este ausente en la Ketuvá. En el caso de una Israel debe pagar el rescate y tomarla nuevamente como esposa pero en el caso de un Cohen debe redimirla del cautiverio y devolverla a la casa del padre. La Guemará explica está diferencia. Los sabios nos dicen que una mujer que fue violada puede volver a su marido si él es Israel pero en el caso de un Cohen, él no puede volver a tomar como esposa a una mujer violada pero sí tiene la obligación de redimirla. 

Otro caso similar es el de una mujer que se enferma. El marido tiene la obligación de ocuparse y pagar los tratamientos médicos de una mujer enferma y no puede desentenderse ni incluso decirle que le da un Guet y el dinero de la Ketuvá para que ella misma se haga cargo de sus gastos médicos. El marido tiene la obligación de continuar pagando el tratamiento médico hasta que la misma se recupere y solo en ese momento, si lo desea, puede divorciarse. 

miércoles, 8 de marzo de 2017

Ketuvot 50 - Un límite a la Tzedaká

En está Sugya se nos presentan muchas de las famosas Takanot de Usha, muchos de los decretos rabínicos establecidos por los sabios en la ciudad de Usha, Babilonia. Uno de esos decretos es el que establecía que un padre está obligado a alimentar a sus hijos (el cual analizamos en el último post). Hoy quisiera concentrarme en otro de los decretos más interesantes. Rabí Eilá nos dice que en Usha los sabios establecieron que "Quien quiera repartir su dinero no debe repartir más que un quinto". Es decir que la Tzedaká debe tener un límite. Uno puede donar 4/5 de toda su riqueza pero el 80% le pertenece a uno y siguiendo este decreto uno no debería donarlo. Ahora bien ¿Por qué los sabios le ponen un tope a la Tzedaká? La misma Guemará lo explica: "Para que uno no termine pobre necesitando de la ayuda de otros hombres". Para los sabios la donación en exceso puede dejarnos en la pobreza y finalmente otros se deberán ocupar de nosotros. Por más absurda que suene este idea no son pocos (incluyendo a Herzl por ejemplo) los que en pos de un ideal donaron todo su dinero a diversas causas y terminaron su vida en la pobreza. Para evitar estas situaciones en Usha decretaron que uno debe donar solamente hasta 1/5 de sus bienes. Los sabios pos-talmúdicos aclaran que este decreto solo es válido "en vida" ya que después de la muerte uno puede decidir donar el 100% de lo que uno tenía. Las razones son obvias. 

martes, 7 de marzo de 2017

Ketuvot 49 - La alimentación de los hijos

¿Es obligatorio que el padre alimente a sus hijos pequeños? Entiendo, quiero creer, que ninguno de nosotros contestaría negativamente a está pregunta. Está instalado en nuestro inconsciente que un padre debe proveer alimento a sus hijos hasta que ellos puedan comenzar a mantenerse por sí solos (quizás a los 18 años en nuestros días... o incluso después). Para sorpresa de muchos la Mishná no piensa lo mismo. La Mishná dictamina: "El padre no está obligado a alimentar a su hija". Según los sabios está ley tiene sus orígenes en una Drashá, interpretación, de Rabí Eleazar ben Azaria que dijo en Yavné "Tal como los hijos heredan después de la muerte del padre, las hijas son alimentadas luego de la muerte del padre". Es decir que de la herencia paterna se puede tomar dinero para alimentar a las hijas pero durante la vida del padre este no tiene la obligación de alimentarlas. La Guemará complica incluso más la cuestión insinuando que un padre está obligado a alimentar a sus hijos varones y no a sus hijas mujeres. ¡Que noción tan extraña! Pero para nuestra tranquilidad otros sabios de la misma generación no opinaban lo mismo. Rabí Meir por ejemplo enseña que el padre está obligado a alimentar tanto a sus hijos como a sus hijas.

La posición de la Mishná, sin embargo, es la que queda establecida como la Halajá y es por eso que son los sabios de Usha (una ciudad de Babilonia) que siglos después decretan que un padre debe alimentar a sus hijos y a sus hijas cuando son pequeños. Es decir: según la ley bíblica (en la mentalidad rabínica) el padre no está obligado a alimentar a sus hijos pero los sabios de Babilonia decretan que sí debe hacerlo. Los Tosafot tratan de "salvar" un poco está idea tan absurda para nuestros días (y al parecer para los de ellos también) y dicen que la Torá sí dispone que un padre debe alimentar a sus hijos hasta los seis años, que lo que hacen los sabios en Usha es extender el tiempo hasta los 12/13 años cuando los niños dejaban de ser niños para ser adultos.

¿Cómo queda la Halajá? Hasta los seis años un padre está obligado a alimentar a sus hijos e hijas, de ahí en adelanta debería hacerlo pero un tribunal rabínico no tiene fuerza legal para obligarlo a hacerlo por lo cual lo único que pueden hacer es humillar al hombre públicamente hasta que alimente a sus hijos diciendo (y estás son las palabras como aparecen en los códigos legales): "Fulano el malvado no quiere alimentar a sus hijos, y es peor que un ave impura que alimenta a sus críos". Más allá de la Halajá y de la obligatoriedad o no de alimentar a los hijos solo un padre desalmado podría decidir no alimentar a sus hijos. Y este es un claro ejemplo de lo que el Ramban escríbia al comienzo de Parashat Kedoshim cuando decía que uno puede ser un sinvergüenza aún cumpliendo la Halajá.

lunes, 6 de marzo de 2017

Ketuvot 48 - Disminuyendo las arcas del marido loco o "extraviado".

La Mishná establecía que el marido tenía ciertas obligaciones "económicas" para con su mujer. Entre ellas se encuentran alimentarla, los costos del entierro, redimirla del cautiverio, etc. Ahora bien, se pregunta la Guemará, ¿qué ocurre si el marido enloquece o abandona a su familia por más de tres meses? La pregunta es válida y muy actual. No son pocos los casos que conocemos o que salen en las noticias de maridos que desaparecen o que enloquecen. ¿Cómo hace su esposa y su familia para sustentarse? La Guemará enseña  que un Beit Din, tribunal rabínico, en estos casos puede extraer las riquezas de aquel hombre hasta que el mismo "vuelva en sí" o que aparezca nuevamente. Los jueces están autorizados, diríamos en nuestros días, a extraer dinero del banco de aquel hombre para poder alimentar a su mujer y a sus hijos (hasta la edad de seis años. Sí como leyeron, según la legislación rabínica el padre esta obligado a alimentar a sus hijos hasta los seis años. Esto nos muestra cuan diferente era el mundo hace unos dos mil años ya que se presupone que después de esta edad los niños podrían tener algún sustento propio que les permita mantenerse a sí mismos), costear un entierro de fallecer su mujer e incluso comprarse joyas o dar Tzedaká. 

Estos dos últimos puntos son muy interesantes para comprender la lógica talmúdica. Por un lado los sabios dicen que los jueces pueden reducir las arcas del hombre para comprarle joyas a la mujer ya que "ningún hombre querría ver a su mujer fea" por lo cual presuponen que le están haciendo un bien al marido al permitir que su mujer siga siendo tan bella como siempre. El caso de la Tzedaká, aunque no sea explicito es similar. Según la Halajá si el hombre solía donar mensaulmente X cantidad de dinero los jueces pueden instruir que se saquen de sus reservas esa X cantidad ya que dar Tzedaká es un gran merito y le están haciendo bien. 

viernes, 3 de marzo de 2017

Ketuvot 47 - Sheerá, Kesutá veOnatá

La Torá (Éxodo 21:10) nos dice: "Si tomare para él otra mujer, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal". Si un hombre toma para sí otra mujer, algo que la Torá permite, el hombre debe asegurarse de poder proveerle a cada una de sus mujeres estás tres cosas: alimento, vestido y las relaciones sexuales. Está es la Halajá y así figura en la Ketuvá. Sin embargo está traducción basada en la Halajá no es necesariamente la única traducción posible de este versículo bíblico. En hebreo las tres palabras claves son Sheerá, Kesutá y Onatá. En nuestra Guemará del día los sabios nos proponen diversas formas de entender estos tres términos claves. 

Opción 1, Ravá:

Sheerá: Comida (lit. el termino Sheer significa carne y en este caso es entendido como alimento básico)
Kesutá: Ropa
Onatá: Relaciones sexuales (lit. el término Oná significa "tiempo" y en este caso es entendido como el tiempo determinado para las relaciones sexuales)

Opción 2, Rabi Eleazar:

Sheerá: Relaciones sexuales (se entiende Sheer como carne en su sentido sexual de lo que podemos llamar "encuentros carnales")
Kesutá: Ropa
Onatá: Comida (ver Deuteronomio 8:3 para comprender la asociación)

Opción 3, Rabi Eliezer ben Iaakov:

Sheerá Kesutá - "De acuerdo a su cuerpo (carne) se le debe proveer su ropa". Es decir a una niña se le debe dar ropa de niña y a una adulta ropa de adulta. No son dos términos diferentes sino que uno explica al otro.
Kesutá veOnatá: "De acuerdo a la temporada se le debe proveer su ropa". También según está explicación la Torá lo único que obliga es a proveerle la ropa y la misma debe ser de acuerdo a la temporada del año, no es lo mismo la ropa para el invierno que la ropa para el verano.

Opción 4, Rav Iosef:

Sheerá: "Cercanía de carne". Este sabio entiende que la palabra Sheerá tiene que ver con el deber conyugal pero con una particularidad, el sexo debe darse totalmente desnudos. La pareja debe estar totalmente desnuda, tocando sus carnes, para el acto sexual para no imitar la costumbre de los persas que aparentemente tenían relaciones sexuales vestidos. 

Como ven un simple versículo da lugar a muchas interpretaciones posibles. Y esto es solo en el Talmud ya que los lingüistas de la edad media (como el Rashbam) nos dirán que Onatá no significa ni comida ni relaciones sexuales sino vivienda (de la palabra Maon). Si bien existen muchas interpretaciones posibles de cada una de ellas la Halajá aprende algo. El marido debe de proveerle a la mujer tanto comida, ropa y relaciones sexuales pero la ropa debe ajustarse a las estaciones del año y las relaciones sexuales deben hacerse "cuerpo a cuerpo". 

viernes, 24 de febrero de 2017

Ketuvot 46 - Los beneficios del padre y del marido

Comenzamos en nuestra Guemará del día una nueva Mishná del tratado de Ketuvot. En este caso la temática continúa la linea de las anteriores y tiene que ver con la relación económica entre el padre y su hija. Nuestra Mishná nos dice que un padre recibe la ganancia económica de su hija en casi todos los aspectos. Por ejemplo, y así lo nombra la Guemará, si su hija menor (hasta 12 años y medio) se casa es el padre quien recibe la plata que el marido entrega para contraer matrimonio. En el mismo sentido el padre hace usufructo y goza de lo que su hija pueda encontrar en la calle o bien su trabajo. Es decir, para poner un ejemplo moderno, si su hija de nueve años es actriz la plata que ella gana no es de ella sino que le pertenece al padre. El padre también recibe el dinero en un eventual divorcio y puede también anular los votos/promesas de su hija. Como ya afirmarmos previamente en la mentalidad bíblica/talmudica la hija es "propiedad" del padre hasta que se case o bien llegué a la "adultez". 

Todos estos temas están alejados un poco de la tematica de Ketuvot, de las obligaciones y responsabilidades de la pareja durante el matrimonio, sin embargo este tema comenzará a aflorar de ahora en más en la Guemará por la segunda parte de nuestra Mishná. En esta se nos dice que el marido tiene los mismos beneficios que el padre pero también puede "comer de los frutos" de la herencia de la mujer (algo que el padre no puede hacer). Sin embargo este beneficio extra conlleva tres responsabilidades importantes que (como veremos a continuación, el padre no necesariamente tiene aunque esto nos sorprenda): debe alimentarla, redimirla en caso de que sea apresada/secuestrada, y debe garantizarle un entierro digno. 

La lógica que se encuentra detrás de está Mishná es que la mujer en su niñez está bajo la protección de su padre y cuando se casa bajo la protección de su marido. En la mentalidad bíblica y talmúdica ellos son los "jefes de familia", los que deben preocuparse y ocuparse de mantener a las mujeres, sea su hija o su mujer. Ellos deben garantizarles ciertas cuestiones como ser el alimento diario. Por este motivo como ellos están obligados a "mantenerlas" si la mujer en algún momento recibe alguna compensación económica o algún dinero el mismo puede ser usado por el padre/marido ya que ellos son quienes las "mantienen". A los ojos del lector moderno esto puede sonar un poco machista, y personlamente creo que lo es, pero no nos olvidemos que hasta menos de un siglo atrás esta era casi una regla general en la inmensa mayoría de las sociedades y de los países. 

jueves, 23 de febrero de 2017

Ketuvot 45 - Hotzaat Shem Ra

Nuestra Guemará del día analiza con detalle varios aspectos y leyes de la transgresión rabínica denominada "Hotzaat Shem Ra-Sacarle un mal nombre a una persona". La fuente bíblica, en sentido estricto, de está transgresión se encuentra en Deuteronomio 22:13-21. Allí se habla del caso de un hombre que luego de desposar a una mujer supuestamente virgén se presenta frente a un tribunal para declarar que aquella joven no era virgen. El padre de la jovén puede buscar testimonios y pruebas que su hija realmente era virgen y de ser así el hombre debe pagarle al padre una indemnización por haberle "sacado un mal nombre a su hija" (es decir, por acusarla de no-virgen) y por este motivo no puede divorciarla jamas.

Este es el sentido estricto de la transgresión bíblica de Lehotzí Shem Ra. Sin embargo el Talmud (Arajin 15b) extiende este concepto a cualquier situación en la cual alguien acusa a una persona de cierta cuestión que finalmente se descubre que no es cierta pero ya la reputación de aquella persona quedo "manchada" y ya su nombre nunca volverá a ser el mismo. 

lunes, 20 de febrero de 2017

Ketuvot 44 - ¿Judía 100%?

Normalmente decidimos, ciertamente con fundamentos, que un converso es un "judío al 100%". Usualmente utilizamos la expresión talmúdica de "Iehudí LeJol Davar" (un judío en todo sentido). Si bien este principio es cierto tiene también como toda regla sus excepciones. En términos generales un no-judío que se convierte es un judío "pleno" en cuanto a obligaciones y derechos y no hay diferencias "sustanciales" entre un judío por nacimiento y un judío por elección. Sin embargo dispersos en el Talmud encontramos algunos casos donde sí hay alguna diferencia entre un judío por nacimiento y un judío por elección. 

En Deuteronomio 22 (13-21) se describen unas leyes en relación a la joven que luego de casarse el marido declarará que la encontró no-virgén. Es decir, sobre jóvenes que tuvieron relaciones sexuales antes del matrimonio (denominadas Znut-Promiscuas por los rabinos). Allí (versículo 19) se habla de "sobre una virgen de Israel". La Mishná y posteriormente el Talmud notan que específicamente el versículo hace hincapié en una joven de Israel, es decir que todas las leyes detalladas en esta sección solo aplican para una joven (Naará) judía. Por este motivo el Talmud divide las diferentes leyes de está sección en tres categorías dependiendo del "estatus" de la joven:

1) Si la joven se convirtió con su madre ninguna de las leyes mencionadas en está sección aplican a esta niña convertida al judaísmo.
2) Si la concepción se realizó antes que la mujer se convierta pero el parto sucedió una vez que la madre ya era judía algunas leyes aplican y otras no. Es un estatus intermedio. 
3) Si la concepción y el nacimiento se dieron una vez que la madre ya se convirtió al judaísmo la joven es considerada judía "en todos los sentidos". 

Desde mi humilde conocimiento si bien comprendo que hay ciertos pasajes bíblicos como el de "sobre una virgen de Israel" que llevaron a nuestros maestros a realizar este tipo de exegesis en relación a algunas leyes creo que también existe algún tipo de estratificación social y mental de nuestros sabios (y también ciertos prejuicios) en relación a un judío por nacimiento y un judío por elección. Lo vemos en los términos que utilizan "concebida en santidad vs. no concebida en santidad". Creo que estos casos puntuales deben ser estudiados en profundidad, contextualizados y en cierto sentido también criticados para evitar que en nuestros días hablemos de dos categorías de judíos; aquellos que nacieron judíos y aquellos que decidieron hacerse judíos. Todos somos igualmente judíos.   

viernes, 17 de febrero de 2017

Ketuvot 43 - "La Viuda negra"

En el contexto de una nueva Mishná que nos enseña que si una niña es casada por su padre y luego es divorciada, si la misma se vuelve a casar la Ketuva le pertenece a ella y no al padre. Según la cosmovisión rabínica y bíblica, como ya hemos establecido, la mujer pasa de "propiedad" en "propiedad". Primero es del padre hasta que se casa, una vez que se casa es del marido. En el caso de divorcio o viudez la mujer gana "autonomía". Ahora bien lo interesante es que la Guemará se pregunta por qué la Mishná trabaja sobre el caso de una mujer que se divorcio y luego enviudo y no el caso de que una mujer haya enviuadado dos veces. El motivo: ya que una mujer que enviudó en dos oportunidades no debe volver a casarse. 

La tradición pos-talmúdica denomina a este tipo de mujeres "Isha Katlanit" (lit. Mujer Letal). Toda mujer que haya enviudado en dos oportunidades recibe este adjetivo legal y la misma no debe volver a casarse. ¿Por Qué? Porque los sabios en la época talmúdica entienden que la muerte de sus respectivos maridos es de alguna forma provocada por está mujer. En otra Sugya relacionada hay una discusión si para adquirir está categoría dos o tres maridos deben morir ya que habitualmente la presunción (jazaká) en la tradición judía se adquiere cuando algo suscede tres veces. En este caso, sin embargo, con la muerte de dos maridos es suficiente para que la mujer se transforme en una Katlanit. 

Los sabios explican que la muerte de sus maridos puede deberse a dos motivos: (1)  Mazal Gorem, la mujer tiene mala suerte o poca fortuna y por dicho motivo sus maridos mueren (2) Maayan Gorem, su manantial (eufemismo para su vagina) es el motivo de la muerte de sus maridos. Los sabios sospechaban que la mujer contagiaba alguna enfermedad letal a través del acto sexual. 

Si siguiésemos estrictamente el texto talmúdico una mujer que enviudo en dos oportunidades no debiera nunca volver a casarse. Sin embargo en la época postalmudica algunos sabios fueron más laxos al aplicar está ley. Por ejemplo Maimonides dice que si está mujer se casó por tercera vez el hombre no esta obligado a divorciarla y el matrimonio puede continuar; sin embargo el Rosh argumenta que el hombre está obligado ya que según la ley judía uno tiene prohíbido poner en peligro su propia vida. 

En está misma senda otros sabios medievales y modernos argumentan que la ley de la Katlanit solo es válida cuando se trata de la muerte de hombres jóvenes, sanos y en situaciones "anormales"; sin embargo si los muertos eran ancianos, enfermos o mueren en una guerra no se considera a la mujer Katlanit y la misma puede volver a casarse. De esta forma los sabios limitan casi al máximo la ley sobre la mujer Katlanit permitiendo en el 99% de los casos que la "viuda negra" puede casarse por tercera vez.