lunes, 16 de enero de 2017

Ketuvot 23 - "No ví nada"

Nuestra Guemará sigue trayéndonos diversas Sugyot sobre testimonios válidos y no válidos. En este contexto se presenta el siguiente caso. Dos personas dicen sobre una mujer "la hemos visto casarse" mientras que otras dos personas dicen "No hemos visto que se haya casado". ¿Qué testimonio se toma como el válido? Si se toma el primer testimonio la mujer está "casada" y por tal motivo no puede volver a casarse con otro hombre sin antes divorciarse. Si se toma el segundo testimonio la mujer no estaría casada y de ser así podría casarse con quien quisiera. Son dos contra dos ¿A quién le creemos? 

En este caso el Talmud lo resuelve de forma muy sencilla enunciando un importante principio legal: "No ver algo no es una prueba" (en este caso particular el hebreo es "Lo Rainuha Eina Rehaia"). Por consiguiente se toma como válido el primer testimonio. Si dos personas afirman ver algo y otras dos personas dicen que no vieron nada se toma como valido el primero de los testimonios ya que "no ver algo" no significa que aquel hecho no haya existido. Es muy posible que haya existido pero nosotros no lo presenciamos. En la edad media los sabios (ver el Meiri ad. loc.) discuten este principio y consideran que "no vi" es invalido solamente en el caso de que se diga de forma general sin embargo si se presenta de forma particular se lo puede tomar como un testimonio valido (por ejemplo, tal día, a tal hora estábamos en cierto lugar y no vimos cierta cosa que uno de los litigantes dice que ocurrió, un testimonio así de "no ver" sería válido). 

La Guemará, muy perspicaz como suele ser, desprende de este principio una enseñanza más que interesante: "De aquí aprendemos que la gente solía realizar casamientos y divorcios de forma oculta". Si alguien puede afirmar que "no vio nada" pero realmente luego hay pruebas de que ciertas parejas se unieron en matrimonio o se divorciaron esto quiere decir que en un momento de la historia ciertas parejas elegían casarse o divorciarse a escondidas. Es esta lógica y sagacidad de la Guemará que debemos recuperar para nuestras vidas. 

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