lunes, 12 de marzo de 2018

Ketuvot 104 - La muerte de Rabí II

Nuestro folio continúa con las últimas historias sobre la muerte de Rabí Yehuda HaNasi (para más historias ver el post Ketuvot 103). En está ocasión aparece una de las historias que más me conmueve del Talmud. Aquí se las comparto en su totalidad y luego la explico con algunas ideas propias:

En aquel día en que murió Rabí (Iehudá HaNasí), los Rabinos decretaron ayuno y pidieron piedad por él (para que se prolongue su vida). Dijeron: ‘Todo aquel que diga ‘Rabí ha muerto’ será herido a puñaladas’. La sierva de Rabí subió al techo y dijo: ‘Los de arriba reclaman a Rabí, y los de abajo reclaman a Rabí. Sea Tu voluntad que prevalezcan los de abajo sobre los de arriba’. Al ver que tantas veces ingresó al baño y se sacaba los tefilín y se los volvía a colocar y que le dolía tanto, dijo: ‘Sea Tu voluntad que prevalezcan los de arriba por sobre los de abajo’. Y no se detuvieron los Rabinos de pedir por él. Tomó un cántaro y lo arrojó desde el techo a tierra, los Rabinos se callaron y salió el alma de Rabí. (Traducción por el Rabino Gustavo Suraszki)

Rabí, según nos cuenta otra historia talmúdica fue castigado en cierta ocasión por fuertes dolores intestinales, y estos finalmente le provocaron su muerte. Su criada, quizás la persona que más lo conocía, incluso más que sus estudiantes e incluso más que su familia, en un momento cuando su amo se debatía entre la vida y la muerte rezó para que los de abajo (los justos que pedían por la recuperación de Rabí) les ganaran a los de arriba (los angeles que pedían que Rabí muera para que aquel justo los acompañe en el cielo). Su primer instinto era intentar, a toda costa, mantener con vida a su amo. Sin embargo, cuando reconoció sus intensos dolores y su prolongado sufrimiento cambió su rezo y pidió que sean los angeles los que ganen esta batalla "de plegarias". Es decir, pidió porque Rabí muera para así liberar a su cuerpo de tanto sufrimiento. Como los justos seguían rezando Rabí no moría por lo cual ella agarró una jarra y la arrojó al suelo. Los justos se sorprendieron un instante, dejaron de rezar y es así como Rabí pudo finalmente morir. 

Está historia es utilizada muchas veces para pensar sobre la Eutanasia y la perspectiva judía sobre este tema tan complejo. Esta historia, como les dije me conmueve, nos habla de una sirvienta que conoce más que nadie (como suele pasar en los tiempos de prolongadas enfermedades) a su amo enfermo y se da cuenta que ya su sufrimiento era intolerable y por eso decide rezar, y actuar, activamente para ayudar a Rabí Iehuda HaNasi a morir. El texto talmúdico ni los comentaristas clásicos condenan a esta criada. El texto talmúdico inmediatamente luego de esta historia continúa narrando como fue que el resto de los sabios se enteraron de que su maestro y guía, Rabí Iehuda HaNasi, murió sin embargo no hay mención a una crítica a las acciones de esta criada fiel. La eutanasia es un tema que sensibiliza y que trae grandes discusiones, creo yo que esta historia es un muy buen lugar para comenzar el debate. 


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